La redención de Dembélé llega tarde

El entorno del jugador le ha obligado a dar un paso adelante tras conocer, por el propio club, el descontento de Koeman. El problema es que el francés ha empezado otro curso con mal pie.

Javier Miguel
As
Cuando no son las lesiones, son la falta de intensidad en los entrenamientos o sus despistes con los horarios, pero lo cierto es que Ousmane Dembélé está teniendo muchos problemas de adaptación al FC Barcelona. Una aventura que empezó en verano del 2017 con muchísima ilusión, se ha ido desdibujando hasta convertirse en una pesadilla. El último capítulo del delantero francés fue su negativa a marcharse cedido al United, que impidió directamente la llegada de Memphis Depay, al no poder el club desprenderse de la masa salarial suficiente para entrar dentro de los márgenes del 'fair play' financiero. Esta negativa sentó muy mal en el seno del club: frustró una petición expresa de Ronald Koeman. Cuentan que cuando el holandés se enteró de la obstinación del francés, cogió un enfado morrocotudo, ya que le había dado su palabra a Depay que vendría al club.

La decisión de Koeman de abrirle las puertas a Dembélé venía ya de lejos. El holandés aterrizó en Barcelona con varias carpetas abiertas: una era el delantero francés. Quería comprobar si eran ciertos los 'inputs' negativos que había recibido sobre Dembélé. El jugador llevaba más de nueve meses sin jugar por culpa de una lesión y una tediosa recuperación, con viajes a Doha incluidos para seguir su tratamiento. Las primeras sensaciones fueron positivas -tanto es así que hasta el presidente Bartomeu llegó a etiquetarle públicamente como "intransferible"- , pero poco a poco Dembélé fue deteriorando su imagen: retrasos en los entrenamientos -que se sepa como mínimo dos-, falta de intensidad en las sesiones y poco compromiso en el trabajo táctico.

La situación fue empeorando de tal forma que el propio Koeman, tras una conversación con el secretario técnico Ramon Planes, decidió que la mejor solución para Dembélé era buscarle una salida, ya fuera como traspaso -en el club se pensaba que podría sacar entre 60 a 70 millones de euros- o cedido -se ahorraban 12 millones de ficha-. Cualquiera de esas fórmulas abría de par en par las puertas a Memphis Depay, con el que se había llegado a un acuerdo.

Sin embargo, Dembélé se cerró en banda a una posible salida. Ni las palabras de Koeman en una rueda de prensa recalcando su falta de actitud en los entrenamientos y sus pocas opciones de jugar al estar por detrás incluso de un chaval de 17 años fueron suficientes para que el francés decidiera irse.

Su entorno, consciente que la situación se presenta muy complicada, ha decidido dar un paso enfrente e intentar reconducir el problema latente. El primero, con un cambio evidente de actitud y una mayor predisposición: el lunes se saltó el entrenamiento por indisposición y el jueves decidió recuperarlo con el equipo en día de fiesta. El viernes volvió otra vez a entrenarse, con Griezmann y Umtiti, como testigos.

Veremos si este cambio le da para ganar enteros a los ojos de Koeman, aunque los que conocen al holandés aseguran que no es una persona fácil de convencer y que a Dembélé le queda un camino muy largo y tortuoso si quiere recuperar la confianza del técnico.

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