La pausa de Vinicius
Con la ayuda de Zidane, los consejos de Benzema y la baja por lesión de Hazard, que le da minutos de juego, el joven brasileño comienza a sacar provecho de su trabajo extra.
Cuando el joven talento brasileño aterrizó en el Madrid, Julen Lopetegui le mandó al Castilla para que se fogueara. Vinicius, que al principio no acababa de entender la decisión, la aceptó y se puso a trabajar bajo las órdenes de Solari: marcó cuatro tantos en cinco partidos e incluso fue expulsado ante el Celta B. Tras el cambio de entrenador del primer equipo, Solari decidió apostar por él, pero las cosas no marchaban. Sus ansias por agradar le llevaban a cometer errores cara a la meta rival, lo que provocaba cierta hilaridad en las aficiones rivales, mientras al jugador le iba socavando por dentro aunque nunca perdió un ápice de su personalidad en el terreno de juego.
El entrenador francés volvió al banquillo del Madrid en marzo de 2019. Tras un penoso final de temporada, en donde él tuvo que verlo desde fuera al lesionarse en un encuentro de Champions ante el Ajax. Pero la campaña 2019-20 fue su salto. El técnico francés empezó a trabajar con el brasileño después de los entrenamientos, con vistas a mejorar su definición en los metros finales, pero sobre todo, a tener la paciencia y tranquilidad necesaria para saber elegir cuál era la mejor opción cara a la meta rival según fuesen las circunstancias. Otro de sus mentores ha sido Karim Benzema. Desde el primer día de su llegada, el francés ha ejercido de 'padre futbolístico' del joven brasileño. Y muchos, buenos y provechosos son los consejos que le ha venido dando en los últimos tiempos. Uno de sus primeros detalles lo dejó al marcar en Brujas en el último partido de la fase de grupos: tras un barullo en el área, el brasileño metió el exterior de su pie derecho para mandar el balón justo al otro lado de donde se encontraban tanto su compañero como rivales.
Su gran salto llegó, y de qué manera: en el Clásico jugado días antes del parón en marzo de 2020. Kroos le indicó el camino y el brasileño entró por la banda izquierda, encaró a Piqué y su centro-chut acabó dentro de las redes de Ter Stegen. Era el primer tanto del encuentro, lo que allanaba el triunfo blanco. En el parón por la pandemia del Coronavirus, se preparó con un preparador físico. Modificó sus hábitos alimenticios, se entrenó en casa, y aprendió a visualizar la portería rival. Al regreso, su cambio se notaba en exceso. Y a lo grande: ante el Mallorca definió con maestría: Modric le filtró el balón y Vinicius lo elevó por encima de Reina. Era su tercer gol en sus últimas siete titularidades (además, había dado dos asistencias más). E incluso estuvo a punto de marcar de nuevo con el mismo recurso, pero el balón se estrelló en el palo. Ese gol ante el Mallorca era la respuesta a su trabajo, talento y ambición.
Con la baja por lesión de Hazard, Vinicius está aprovechando el tiempo que le está dando Zidane: más sereno, más centrado y más confiado cara a la meta rival. Vinicius ha encontrado la pausa que necesitaba su juego y su definición.