La liga de fútbol belga agoniza
Bélgica es el segundo país de Europa con peores datos del virus y clubes de la Pro League acumulan pérdidas históricas que complican su viabilidad.
"Vamos a hacer todo lo posible por continuar", declaró este fin de semana a la radiotelevisión pública el presidente de la Pro League que organiza las competiciones profesionales de fútbol en Bélgica, Peter Croonen.
Bélgica es el segundo país de Europa con peores datos de la pandemia, con una incidencia acumulada a 14 días sobre 100.000 habitantes de 1.289 casos y un avance semanal del 44 % en los contagios.
Se ha impuesto un toque de queda, se ha cerrado la restauración en todo el país y, entre otras medidas, se ha prohibido la asistencia de público al fútbol, mientras que hasta ahora se permitía un aforo de unos pocos miles de aficionados por encuentro, con protocolos específicos para cada club y estadio.
La liga, que el año pasado dio por finalizado el torneo cuando se detuvo la competición al inicio de la pandemia en Europa en marzo, en las últimas fechas se ha visto obligada a aplazar cuatro partidos (Waasland-Beveren/Ostende, Cercle/Mouscron, Eupen/Malines y Charleroi/Waasland-Beveren), con clubes que superaban los 7 positivos por plantilla. Y se espera que la racha continúe.
Pese a las condiciones adversas, la Pro League no arroja la toalla. Pero tampoco pone la mano en el fuego por la continuidad del campeonato, en unos días en los que en Bélgica soplan vientos que huelen a confinamiento. "Intentaremos evitarlo, pero imagino que la realidad del virus nos perseguirá. Veremos hasta dónde llegamos, pero el objetivo es realmente poder seguir jugando", resumió Croonen.
Más allá del rompecabezas que supone tener que reprogramar partidos cada jornada, la liga sabe que los clubes están en una situación financiera en la que se pueden privar de muy pocos ingresos, especialmente después de que se haya decretado que los partidos se disputen a puerta cerrada.
El diario Tijd informa de que el Anderlecht, uno de los clubes con más solera de Bélgica y al que entrena Vincent Kompany, registró pérdidas récord de 36 millones de euros la pasada temporada y una deuda de 100 millones.
El presidente asegura que no quebrará, pero los inversores que apoyan al club tienen su propios problemas financieros lejos del balompié. El principal accionista, Marc Coucke, inicia ahora un delicado arbitraje con el gigante farmacéutico estadounidense Perrigo por la venta de una empresa Omega Pharma por 3.800 millones de euros.
Más allá del Anderlecht, que ya en el año anterior había registrado pérdidas de 25 millones, otros clubes también estaban tocados financieramente antes de la pandemia. Como el Standard de Lieja, que en 2018 perdió 8,5 millones de euros, o el Amberes, con más de 13 millones en rojo en ese mismo ejercicio.
Según la radiotelevisión pública francófona, cada partido a puerta cerrada le supone dejar de ingresar en torno a un millón de euros al Brujas en Liga de Campeones. La única fuente de ingresos seguros de los clubes belgas actualmente son los derechos de transmisión que paga Eleven Sport, que tiene un contrato con la Pro League para explotar el fútbol profesional belga por unos 500 millones de euros durante cinco años.
Pero el propio contacto de los jugadores en el campo empieza a abrirse paso en el debate público sobre el coronavirus y Marc Van Rast, uno de los virólogos de referencia en Bélgica, ha criticado las celebraciones de los futbolistas y ha pedido que se ventilen duchas y vestuarios. "Los contactos cercanos extradeportivos (incluidas las exuberantes sesiones de abrazos cuando se marca un gol) podrían reducirse al mínimo", decía en Twitter el experto en enfermedades víricas.
El fútbol profesional sufre en Bélgica, pero también el resto de disciplinas y el deporte de aficionados. Bruselas (centro) y Valonia, las regiones epidemiológicamente más afectadas, han prohibido las competiciones y han cerrado todas las infraestructuras. Sólo los menores de 12 años pueden seguir entrenándose.
En Flandes (norte) se sigue aplicando la norma que se decidió para todo el país antes de que Valonia y Bruselas reforzaran las restricciones a nivel regional, es decir, se puede seguir con los entrenamientos pero sólo se permitirán competiciones para menores de 18 años y acompañados por un solo adulto.
Este martes se esperan nuevas medidas y el deporte amateur podría ser una de las actividades sacrificadas para contener al virus, también en Flandes.