La juventud inglesa: ¿ventaja o inconveniente?

Inglaterra tiene una de las mejores generaciones de futbolistas desde hace años y su juventud puede provocar una contradicción: calidad, pero problemática.

Esteban Gómez
As
La selección inglesa cuenta con una de las mejores generaciones de futbolistas desde hace muchos años. El seleccionador inglés, Gareth Southgate, tiene a sus órdenes un combinado de futbolistas de enorme calidad, de una determinación muy particular y, sobre todo, con una media de edad muy baja.

Una selección plagada de futbolistas jóvenes que han explotado deportiva y mediáticamente, y que han caído de pie en un proyecto dirigido por un seleccionador que llegó al banquillo de los Three Lions procedente de las categorías inferiores de Inglaterra. Es decir, un entrenador capacitado y acostumbrado a trabajar con jóvenes valores dirigiendo a una joven generación muy fructífera.

La última convocatoria de Inglaterra es un ejemplo perfecto de ello. En ella se localizan jugadores como Tammy Abraham (23 años), Alexander-Arnold (21 años), Harvey Barnes (22 años), Calvert-Lewin (23 años), Ben Chilwell (23 años), Joe Gómez (23 años), Dean Henderson (23 años), Reece James (20 años), Maitland-Nailes (23 años), Mason Mount (21 años), Marcus Rashford (22 años), Declan Rice (21 años), Jadon Sancho (20 años) y Bukayo Saka (19 años). Jóvenes valores que ya viven en primera persona el ritmo competitivo de una liga tan poderosa como la Premier League y que, evidentemente, han acabado seduciendo al seleccionador inglés para entrar en las listas de convocados.

Sin embargo, una edad tan temprana es un arma de doble filo que ya se ha convertido en una preocupante dinámica y rutina en los últimos meses. Futbolistas capaces de competir en el primer nivel deportivo, de soportar grandes dosis de presión mediática, pero que a su vez no dejan de ser chicos jóvenes que acaban comportándose como tal.

Las dos últimas convocatorias de Inglaterra han estado impregnadas de polémica y los titulares extra-deportivos acabaron opacando cualquier enfoque deportivo sobre el equipo. En la anterior jornada de selecciones saltaba la polémica, ya que Phil Foden y Greenwood se saltaron las medidas de seguridad e higiene impuestas por la situación sanitaria del coronavirus para invitar a varias jóvenes a su habitación de hotel. Un acto que la FA señaló como un error, y el propio seleccionador confesó recientemente que son jugadores jóvenes y que aprenderán de ello. Ambos quedaron fuera de la última convocatoria.

Pero ahora ha vuelto a ocurrir algo similar. Similar por el contexto, ya que de nuevo se ha producido un salto de las medidas impuestas por el coronavirus. El pasado 2 de octubre Tammy Abraham, delantero inglés del Chelsea, cumplía 23 años y le prepararon una fiesta sorpresa por su cumpleaños. Una fiesta a la que, evidentemente, acudió, y en la que hubo algunos futbolistas como Ben Chilwell o Jadon Sancho, compañeros de selección. Los jugadores fueron advertidos por la FA e incluso Tammy Abraham se ha visto obligado a pedir disculpas públicas por ello.

Más lejos en el tiempo, durante el confinamiento, fueron varios los jugadores ingleses que se saltaron las restricciones impuestas por el Gobierno británico. Futbolistas como Mason Mount, Jack Grealish, Hudson-Odoi o Kyle-Walker (este ya con 30 años) fueron noticia por salir a la calle cuando no estaba permitido.

Demasiados casos polémicos relacionados con la indisciplina impuesta por el contexto sanitario del coronavirus que ha tenido ahora, en las dos últimas convocatorias, protagonistas directos y que han desatado las críticas de la prensa sensacionalista en las islas británicas.

Jóvenes jugadores que son capaces de rendir en la élite, bajo los grandes focos del mundo, en una de las ligas más mediáticas y seguidas del planeta, pero que fuera de los terrenos de juego no dejan de ser veinteañeros que se comportan como tales.


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