El SARS-CoV-2 y otros virus que desaparecieron sin dejar rastro
El SARS, la viruela, la peste bovina o la gripe de 1918 fueron grandes enfermedades de la historia que desaparecieron sin dejar huella.
El objetivo está en conocer qué es lo que lleva a estos virus a desaparecer y poner fin a su existencia. También saber si algún día pasará con la pandemia a la que nos enfrentamos, la COVID-19 que ya se encuentra en su segunda oleada tras el verano.
El SARS, detectado en 2003 y sin asintomáticos.
El SARS -síndrome respiratorio agudo grave- que fue detectado por primera vez en el año 2003, en China, cuando en una semana habían muerto 100 personas por la misma causa. Tal y como recuerda un artículo de la BBC, se había notificado a la oficina de la OMS en Pekín de “una extraña enfermedad contagiosa”. Con el paso de los años se conoció que su origen se había dando en Guangdong, entre sus mercados y restaurantes locales, que resultaron ser el primer gran foco de contagio de este virus.
A pesar de la preocupación por las grandes autoridades de que se convirtiera en una pandemia como la de 1918, el SARS desapareció a los dos años, sin dejar rastro. Dejó más de 8.000 infectados en todo el mundo, pero resultó un virus más fácil de erradicar porque, tal y como aseguró la epidemióloga Sarah Cobey, de la Universidad de Chicago, contaban con un rastreo de contactos sofisticado y era más sencillo detectar a los contagios, ya que no había asintomáticos.
La viruela, peste bovina y la gripe de 1918, también erradicadas
Entre otros virus que han podido ser extinguidos a lo largo de la historia, destacan la viruela y la peste bovina, algunas de las más mortales que se han conocido. Entonces, las vacunas para ambas enfermedades fueron claves para erradicar la propagación de los virus. En el caso de la gripe, existen dos tipos principales conocidos por todo el mundo: la Gripe A, que afecta a animales además de humanos; y la B, que solo puede infectar a humanos. Sin embargo, de la cepa que causó la pandemia de gripe de 1918 no queda ni rastro. Tampoco de la que provocó el brote de gripe aviar de 1957, con 116.000 en EE. UU., recuerda la BBC.
Sobre la extinción de estos virus, la epidemióloga Sarah Cobey explica: "Si te enfocas en una cepa en particular, o más bien, en cualquier secuencia genética particular que se está replicando a sí misma, hay una tasa de extinción muy, muy alta. Las cepas están desapareciendo cada dos años. Es complicado, pero estamos viendo una rotación muy alta”.
Sin embargo, otros expertos, como Ian Lipkin, epidemiólogo de la Universidad de Columbia, apuntan que “el término extinto es engañoso”. "Los virus pueden estar presentes en muchos lugares; pueden acechar en las personas, pueden acechar en los materiales que se almacenan en congeladores, pueden acechar en la vida silvestre y los animales domésticos; es realmente imposible decir si un virus se ha extinguido”, añade.