El campeón nunca perdona
El Bayern de Múnich se impuso en Moscú gracias a los goles de Goretzka y Kimmich, que desequilibró la balanza después de que Miranchuk empatara el partido.
Eso
sí, el más reciente ante el Lokomotiv no quedará para el recuerdo.
Gnabry, que viajó a Moscú tras resultar haber dado falso positivo en
coronavirus, se quedó en el banquillo. Müller volvió a suplirle en el costado derecho y Tolisso se situó por detrás de Lewandowski,
eso sí, tardó en carburar el depredador muniqués. Smolov estuvo a punto
de dar la sorpresa a los seis minutos de partido tras un despiste de
Lucas en la marca, pero, tal y como suele ser habitual, el Bayern fue el
más eficaz. Pavard le puso un centro de volea a Goretzka en la cabeza y el internacional alemán no perdonó.
Coman, en lo que fue una copia del primer gol, mandó el esférico al palo, pero la sensación para nada fue de pleno dominio germano. Transmitió peligro el Lokomotiv, liderado por un entregado Krychowiak en la sala de máquinas que, una y otra vez, terminó chocándose con una ordenada zaga bávara. Dominaba el Bayern, como siempre e, incluso, pudo ampliar la ventaja en el luminoso en un penalti a Lewandowski que, a priori, parecía clarísimo, pero Hernández Hernández en el VAR terminó anulando ante el asombro de todos.
Flick no se fiaba. Se le veía nervioso en el banquillo y su
presentimiento no engañó al técnico del hexacampeón de Europa. Una vez
más, Luis cogió la espalda a Lucas y sirvió en bandeja el empate a Miranchuk.
Estalló el RZD-Arena, con 6000 hinchas rusos en las gradas, ante el
último arreón de su equipo que, incluso, pudo salir victorioso del duelo
contra el todopoderoso Bayern en otra clarísima de Luis. Errores que
suelen pagarse contra la bestia alemana. Y ayer volvió a ser así. Javi
Martínez, que había entrado en el descanso por Goretzka, vio a Kimmich en la frontal y el internacional alemán resolvió la papeleta de volea. Es el Bayern. Si no le matas, él te mata a ti.