Eberl, el Rey Midas de Gladbach

Hace ya más de una década que el ex zaguero del club renano se hizo cargo de la dirección deportiva de un club que no pasaba por el mejor momento de su centenaria historia.

José Carlos Menzel
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El histórico de Alemania con el nombre impronunciable, el Borussia Mönchengladbach, se verá las caras con el Real Madrid y el gran culpable de ello es Max Eberl. Hace ya más de una década que el ex zaguero del club renano se hiciera cargo de la dirección deportiva de un club que no pasaba, precisamente, por el mejor momento de su centenaria historia. En 2010, el descenso estaba más cerca que nunca. Eberl destituyó al míster, Michael Frontzeck, y, finalmente, logró la salvación de la mano de Lucien Favre. “En aquel entonces, nos separaban galaxias de Europa“, dijo Eberl hace poco en una entrevista al rotativo alemán Der Spiegel. Diez años más tarde, es una realidad.

Que así fuera, es obra de Eberl. El bávaro se convirtió en director general del Gladbach, pero siguió al frente del área deportiva, desde donde logró impulsar al club con una serie de fichajes que no solo subieron considerablemente el nivel de la plantilla, sino también dotaron a los Fohlen de un mayor margen de maniobra en lo económico. Jugadores como Reus, Xhaka o Ter Stegen crecieron de la mano de Eberl y dejaron un rédito importante en el Borussia Park, que fue clave a la hora de volver a encontrar su sitio entre los grandes de la Bundesliga. “La labor de Max, ante todo en el mercado, es extraordinaria“, dijo el propio Ter Stegen.

Más mérito tiene la capacidad de la cabeza visible del Gladbach a la hora de reinventarse año tras año. La marcha de jugadores como Raffael, Dante o Kruse dejó un vació en el oeste de Alemania que el artífice del Borussia moderno supo llenar. Llegaron futbolistas como Plea, Sommer y, quizá, su último gran acierto, el entrenador Rose para mantener al equipo arriba e, incluso, meterlo en la Champions. “Una plantilla es como un puzzle. Tiene que haber de todo. Zurdos, diestros, jefes de tribu y soldados“, explica Eberl. De momento, las piezas siguen encajando.

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