Desarrollan una vacuna para prevenir el cáncer de pulmón, intestino y páncreas

Científicos del Francis Crick de Londres trabajan con una vacuna, aún en fase preclínica, que prevendría cáncer de pulmón, intestino y páncreas.

Daniel Pérez G.
As
Investigadores del Instituto Francis Crick de Londres (Reino Unido) están desarrollando una vacuna que pretende tratar y prevenir diferentes tipos de cáncer, como el de pulmón, el de intestino y el de páncreas. El fármaco, aún en fase preclínica, ha sido probado con ratones y ha obtenido resultados satisfactorios.

El ensayo será presentado el domingo en el 32º Simposio EORTC-NCI-AARC, un congreso virtual organizado por la Organización Europea para la Investigación y el Tratamiento del Cáncer, el Instituto Nacional del Cáncer y la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer que se celebrará telemáticamente este fin de semana.

La vacuna, destinada hacia el gen KRAS, cuya mutación da lugar a múltiples tipos de cáncer, ha sido patentada por la doctora Rachel Ambler. “Con la ayuda adecuada, el sistema inmunitario puede ralentizar el proceso de creación de células cancerígenas producidas por la mutación del gen KRAS”, ha explicado.

El equipo científico que ha desarrollado la vacuna pretende que, si esta finalmente tiene éxito, se pueda utilizar para el tratamiento de la enfermedad y para la protección ante la misma, tal y como ha difundido la organización del congreso.

Pruebas con ratones

La vacuna aún se encuentra en fase preclínica. Esto significa que todavía no ha sido probada en humanos, aunque sí se han utilizado ratones para verificar su utilidad. Los científicos han analizado dos tipos de ratones: animales con cáncer de pulmón y roedores a los que se les ha inducido la enfermedad.

En los primeros, el 65% de los vacunados han seguido vivos 75 días después de la inoculación, frente al 15% que permanecía vivo sin haber sido vacunados. En el segundo caso, un 40% de los ratones no tenían ningún tipo de cáncer 150 días después de ser vacunados, muy lejos del 5% que seguían sin tenerlo sin haber sido tratados. La conclusión de los investigadores es que la vacuna retrasa la enfermedad, de media, 40 días.

“Al utilizar la vacuna para tratar a los ratones observamos como ralentizaba el desarrollo de los tumores. Cuando la usamos para prevenir, muchos tardaron en contraer la enfermedad, mientras que otros no la tuvieron nunca”, ha argumentado Ambler.

Explicación científica

Los fármacos cuentan con dos elementos. El primero de ellos es un fragmento de proteína producida por células cancerígenas producidas tras la mutación del gen KRAS, mientras que el segundo es un anticuerpo que permite la llegada de la vacuna a las células dendríticas, que son las encargadas, dentro del sistema inmune, de reconocer y destruir las células cancerígenas.

A pesar de los éxitos con ratones, Ambler ha reconocido que aún queda mucho camino para poder asegurar que la vacuna es útil en humanos. Sin embargo, también ha querido resaltar el trabajo hecho por sus compañeros: “otros ensayos preclínicos de vacunas contra el cáncer fallaron”.

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