Colombia arrancó un empate a Chile sobre el final
Chile se durmió y, en el minuto 90, Radamel Falcao encontró una pelota perdida y le dio a Colombia el empate en Santiago. Un partido caliente, que el local había logrado darlo vuelta. Esta vez, el VAR estuvo de su lado, pero no le alcanzó.
Lleva la histórica 9 pero no es titular. A los 34 años, entiende que su lugar es el de acompañar la renovación de Colombia y, en silencio, espera sus oportunidades. Lo que un goleador de raza no pierde nunca es el olfato. Y ahí estuvo él, Radamel Falcao García, parado en el lugar exacto en el momento indicado: minuto 90, cuando la visita ya había llenado de centros el área de Chile, capturó una pelota perdida y puso el 2-2 definitivo, merecido, para gritarlo con alma y vida.
Esta vez no tienen nada de qué quejarse los de La Roja. Al menos, no buscar excusas externas. Habían quedado recontra súper archi calientes por un brazo de Coates contra Uruguay, en el inicio de las Eliminatorias. La percepción de Eber Aquino y las grabaciones del VAR, luego difundidas por la Conmebol, le dieron la razón al cuerpo arbitral, que antes había sancionado bien un penal para los charrúas (también por mano). Nadie imagina ahora a Gary Medel, Iván Zamorano, Gabriel Arias y los tantos otros que se enojaron alzando la voz: esta vez, la tecnología estuvo de su lado.
El juez argentino Darío Herrera no había visto la falta: Vidal llegó primero a la pelota y Jefferson Lerma, en el afán de rechazar, se llevó puesta la pierna del rival. “Darío, te invito a revisar la jugada. Posible penal para Chile”, le cantó Mauro Vigliano desde la cabina a su compatriota. Y, chequeo mediante del pito principal, se dio la infracción y Arturo puso el 1-1 para el local.
En cambio, ¿qué dirán los chilenos del 2-2 anulado a Murillo, por un (leve) previo empujón a Vegas al buscar el cabezazo? ¿Llegarán los tuits de Tino Asprilla y Valderrama contra Herrera? Nace otra polémica...
Cambiante partido en el que arrancó mejor la visita, con un Lerma incisivo y llegando al gol. Chile, desde la agresividad en el medio (crecieron Baeza, Aránguiz y Pinares) y al animarse, encontró el 2-1 en una ráfaga. Aunque el punto es el premio a la búsqueda ofensiva de Queiroz contra un Rueda que cambió fichas para cerrarse y aguantar. Y en la jugada más sucia de todas, apareció el rugido del Tigre.
