SUPEROCOPA DE EUROPA / Bayern se coronó en la prórroga
El Sevilla cae en la prórroga tras un regalo al Bayern en un córner y después de que En-Nesyri perdonara. Ocampos hizo el 0-1; Goretzka y Javi Martínez remontaron.
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La dignidad y el orgullo no le bastan casi nunca a este Sevilla ambicioso de perenne mirada hacia adelante, pero sí que resumen de alguna forma el duelo que lucharon y perdieron los de Nervión ante el que volvió a demostrar ser el mejor equipo de Europa, el Bayern de Múnich. Una máquina de fútbol ante la que los de Lopetegui tuvieron mucho tiempo sus opciones de ganar, más incluso que ningún otro equipo (incluidos gigantes como el PSG, el Barcelona y el Chelsea) en siete meses y medio. Los bávaros, que sólo habían necesitado 90 minutos para ganar seguidos los últimos 22 encuentros, acudieron esta vez a la prórroga para tumbar a un equipo que hizo honor a su raza, la casta y el coraje, y a su lema de este siglo: nunca se rindió, que hasta tuvo la Supercopa en las botas de En Nesyri cuando ya no hubiera quedado tiempo para nada más. Tuvo que ser un español, Javi Martínez, quien en el que posiblemente sea su último servicio al club bávaro ajusticiara a sus compatriotas ya en la prórroga, después de muchos minutos de resistir de pie y tener incluso alguna ocasión para llevarse la Supercopa a casa. Los cerca de 12.000 espectadores que acudieron al Puskas Arena, los primeros en una grada de competición europea desde la pandemia, lo vivieron in situ.
Flick sí que matizó su alineación más habitual, o al menos la más esperada. En la izquierda, puede que por temor a las constantes subidas del incansable Navas, el técnico del Bayern decidía alinear al español Lucas Hernández en lugar del más ofensivo Alfonso Davies, que maravilló en Lisboa. Por Lucas pagaron los bávaros al Atlético 80 millones de euros en verano de 2019, pero una rotura de ligamentos en el tobillo derecho a principios de campaña contribuyó a que apenas sumara poco más de 1.000 minutos en todas las competiciones, seis solamente en la fase final de la Champions.
Aguantó el Sevilla hasta el descanso con sacrificio detrás de la pelota y nada más salir del vestuario tuvo De Jong el 2-1, en un remate al alimón con Süle que obligó a estirarse a Neuer. Había entrado el partido muy pronto en esa fase frenética, como de prórroga, de los duelos de máxima intensidad a principios de temporada, cuando a muchos de los futbolistas les falta fuelle. Pero el frenesí pertenecía básicamente al Bayern, capaz de meter al equipo de Lopetegui en su área para que el VAR anulara por fuera de juego milimétrico un gol de Lewandowski y el inglés Taylor tampoco concediese, por falta previa, otro tanto de Sané.