Ronald Koeman-Leo Messi, la llave del Barça 2020-21
Este sábado, Leo Messi le debería pasar el micrófono a Ronald Koeman. Los dos, el semidiós del barcelonismo y el héroe de Wembley, deberían dar los discursos del trofeo Gamper que el Barça juega contra el Elche. Serían parlamentos difíciles, sin duda, después del 2-8 en Lisboa, pero también necesarios para la afición y, tal vez, ilusionantes.
No será así. Lo impiden las puertas cerradas de la pandemia.
Pero Messi y Koeman sí seguirán siendo protagonistas.
De hecho, es posible que, en medio de la tremenda tormenta institucional que rodea al Barça, sean las dos claves del futuro deportivo de un equipo que, por sus últimos resultados deportivos y por la realidad social que le rodea a día de hoy, no entra en la candidatura a nada este curso.
Una imagen dominó por encima de todas el Barça-Girona de este miércoles. Fue la de Koeman y Messi estrechándose las manos.
Es una escena absolutamente normal, pero llega después de un tiempo que ha sido todo menos eso. El 19 de agosto, Koeman fue presentado como entrenador del Barça. "No sé si tengo que seducir a Messi o no", dijo aquel día. Algo sabía el holandés de Zaandam que no podía decir. Se supo sólo seis días después.
Poco después de reunirse con el entrenador, con la decisión ya tomada según se supo a posteriori, Messi comunicó que se iba. Fue justo el día después de que Koeman, en una entrevista al club, dijese que "Messi encontrará su espacio en la evolución del equipo...". Por un momento, pareció que no coincidirían en el vestuario.
Koeman ha estado frío con Messi. Lejos de mostrarse absolutamente dócil como Setién, el holandés ha transmitido mensajes profesionales.
"Lo quiero aquí porque gana partidos", dijo en la presentación para dejar claro que es un pragmático, pero que tampoco venía a ganarse la amistad del argentino y que necesitaba conquistar su espacio y cambiar ciertas cosas en el vestuario. Messi, jefe absoluto de la caseta durante tantos años, va a seguir siéndolo este curso.
Ni siquiera ciertos desaires que han sentado mal en el vestuario (criticar el proyecto y los fichajes fue, directa o indirectamente, criticar la calidad de sus compañeros) virarán su tremenda ascendencia y el gran respeto que produce. Pero Koeman es jefe. También es héroe para la afición y quiere su espacio.
Si la convivencia va a ser posible después de todo lo que ha pasado, eso sólo lo va a decir el tiempo. En el vestuario también hay expectación por saber si, de una vez por todas, van a terminarse los privilegios y los jugadores van a ser considerados, aunque sea de manera aproximada, por igual.
Los tratos de favor a ciertos jugadores ya estaban mal vistos en el vestuario del Barça. Pero Messi no es un cierto jugador, es el más grande de la historia del club. En esa relación Messi-Koeman puede estar la llave del Barça 2020-21.