River: no hay más burbuja

Gallardo disolvió el aislamiento grupal: los futbolistas regresaron a sus casas. No está confirmado que haya uno nuevo antes de la Libertadores.

Olé
El negativo fue positivo. River, sin nuevos casos de coronavirus dentro de su delegación, pudo entrenarse este jueves en el Camp de Ezeiza antes de disolver la burbuja sanitaria que se había implementado desde el 24 de agosto y que se extendió seis días más de lo esperado debido a la confirmación del contagio de Adrián Olivieri, todavía en aislamiento (será hisopado el lunes). El inoportuno escenario terminó forzando a Marcelo Gallardo a modificar su agenda: aunque el entrenador tenía previsto un nuevo confinamiento masivo para la semana que viene, esa idea quedó archivada... ¿definitivamente?


Es posible. De mínima, la burbuja extra large que estaba prevista hasta el segundo partido de Libertadores, ante Binacional (o, de mínima, hasta el reinicio de la Copa ante San Pablo), terminó siendo descartada: este miércoles los futbolistas regresaron a sus domicilios y se reencontraron con sus familias después de 11 noches, las últimas siete muy intensas emocionalmente hablando. Ése fue el principal argumento de la decisión de Gallardo a la hora de dar por terminado el aislamiento en grupo. El deté prefirió que sus jugadores tuvieran un tiempo en la intimidad del hogar, arropados por sus seres queridos, para aliviar la carga tensional y el desgaste que generó la incertidumbre de los potenciales contagios.

Ahora bien, el cuerpo técnico de River todavía no tiene claro si implementará un nuevo aislamiento, aunque más corto, a partir del lunes 14 de septiembre, contemplando que el viaje a San Pablo está previsto para el 16 (el encuentro en el Morumbí se disputará el 17 a las 19). En el mientras tanto, la idea a cortísimo plazo -desde este jueves y hasta nuevo aviso- es retomar el esquema de trabajo similar al de las dos primeras semanas post cuarentena. Es decir, una convocatoria en un solo turno pero con los futbolistas divididos en grupos, tratando de evitar el contacto estrecho al máximo para reducir las posibilidades de contagio. Puertas adentro del River Camp las medidas se extremaron a partir del único caso positivo de la pompa sanitaria; hacia afuera se exigirá algo parecido.

Ahora bien, esto al mismo tiempo dificultará la preparación táctica de River cuando apenas quedan 14 días para el encuentro en Brasil. Pese a que durante el intervalo sin entrenamientos en el complejo de Ezeiza los jugadores no bajaron a cero -a excepción del viernes 28- sino que pudieron sostener el ritmo de las labores físicas en pequeños grupos y en forma intensa en el espacio outdoor del Holiday Inn (ejercicios de fuerza de tren inferior, superior, preventivos y de potencia), el problema de River radica en que durante esos seis días no hubo contacto con la pelota. Ese tiempo no se recupera. Y, a su vez, los días siguen corriendo y la preparación se acorta. Por ende, el plan es comenzar a hacer hincapié en lo táctico entendiendo que existe una buena base física… y con los obstáculos que implica trabajar con el plantel dividido.

A Gallardo le quedan apenas diez jornadas de entrenamiento completas como para moldear al River de la nueva normalidad. Para recuperar la intensidad que supo tener hasta que el 13 de marzo el club cerró preventivamente ante el primer caso sospechoso de coronavirus (el de Thomas Gutiérrez; finalmente fue diagnosticado con anginas). Parte del desafío post burbuja.

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