Mourinho empieza con mal pie en el debut de James
Ni James ni Digne, el hombre del partido fue sin duda un Richarlison que estuvo enorme para asaltar la capital.
Alberto Muñoz
As
Hasta hoy, Mourinho no había perdido nunca un partido inaugural de la Premier League. Nunca en todos sus años como entrenador en Inglaterra, donde ha pasado la mayor parte de su carrera. Ha tenido que ser hoy, en el debut de James como jugador toffee – en el que ha dejado varias pinceladas del talento que atesora-, cuando el portugués ha doblado por fin la rodilla. El problema, más allá del bajón que supone perder los tres primeros puntos, es que el Tottenham es, de largo, el equipo que menos ilusión genera de los seis grandes de la competición, y, con lo visto en el Nuevo White Hart Lane, esas sensaciones parecen confirmarse.
Un partido de los spurs bastante plano, salvo por los eventuales latigazos de Heung-Min Son, que se empeña en demostrar que quizás sea él la estrella de este equipo. Suyas fueron las jugadas más peligrosas de los suyos y suya fue la asistencia, por ejemplo, para que Dele Ali pudiese abrir el marcador sobre la media hora de juego, pero el inglés, al que ya se le tiene que exigir mucho más, no fue capaz de superar a Pickford en el mano a mano.
Por el camino, James Rodríguez, quien tras su año de ostracismo a las órdenes de Zidane en Madrid demostró que la Premier puede adaptarse perfectamente a sus características. Un par de disparos con rosca al palo largo desde la frontal, y alguna que otra asistencia con su zurda mágica a la espalda de la defensa, dejaron buenas sensaciones para un jugador que lleva demasiados años siendo irregular y que necesita encontrar su sitio en un proyecto de una vez por todas. De la mano de Ancelotti, quien le vio triunfar en el Real Madrid, puede hacerlo.
Pero fue otra zurda, también la de un viejo conocido de La Liga como Lucas Digne, la que puso un centro delicioso en el área para que Calvert-Lewin conectase un cabezazo inapelable al fondo de la red. Nada que objetar para Lloris, que tampoco tuvo demasiado protagonismo en el resto de un partido en el que ni Doherty ni Hojgjberg, los dos fichajes, fueron un factor diferencial. Por el lado del Everton, ni James ni Digne, el hombre del partido fue sin duda un Richarlison que estuvo enorme para asaltar la capital.
Alberto Muñoz
As
Hasta hoy, Mourinho no había perdido nunca un partido inaugural de la Premier League. Nunca en todos sus años como entrenador en Inglaterra, donde ha pasado la mayor parte de su carrera. Ha tenido que ser hoy, en el debut de James como jugador toffee – en el que ha dejado varias pinceladas del talento que atesora-, cuando el portugués ha doblado por fin la rodilla. El problema, más allá del bajón que supone perder los tres primeros puntos, es que el Tottenham es, de largo, el equipo que menos ilusión genera de los seis grandes de la competición, y, con lo visto en el Nuevo White Hart Lane, esas sensaciones parecen confirmarse.
Un partido de los spurs bastante plano, salvo por los eventuales latigazos de Heung-Min Son, que se empeña en demostrar que quizás sea él la estrella de este equipo. Suyas fueron las jugadas más peligrosas de los suyos y suya fue la asistencia, por ejemplo, para que Dele Ali pudiese abrir el marcador sobre la media hora de juego, pero el inglés, al que ya se le tiene que exigir mucho más, no fue capaz de superar a Pickford en el mano a mano.
Por el camino, James Rodríguez, quien tras su año de ostracismo a las órdenes de Zidane en Madrid demostró que la Premier puede adaptarse perfectamente a sus características. Un par de disparos con rosca al palo largo desde la frontal, y alguna que otra asistencia con su zurda mágica a la espalda de la defensa, dejaron buenas sensaciones para un jugador que lleva demasiados años siendo irregular y que necesita encontrar su sitio en un proyecto de una vez por todas. De la mano de Ancelotti, quien le vio triunfar en el Real Madrid, puede hacerlo.
Pero fue otra zurda, también la de un viejo conocido de La Liga como Lucas Digne, la que puso un centro delicioso en el área para que Calvert-Lewin conectase un cabezazo inapelable al fondo de la red. Nada que objetar para Lloris, que tampoco tuvo demasiado protagonismo en el resto de un partido en el que ni Doherty ni Hojgjberg, los dos fichajes, fueron un factor diferencial. Por el lado del Everton, ni James ni Digne, el hombre del partido fue sin duda un Richarlison que estuvo enorme para asaltar la capital.