Messi, De Jong, Griezmann, Pjanic... así van a jugar con Koeman
El 4-2-3-1 empieza a tomar forma
Marca
La llegada de Ronald Koeman al banquillo del Camp Nou supone agitar un cóctel que llevaba sin removerse durante años. Y es que la idiosincrasia del juego no cambiará, pero sí nos encontraremos un estilo más vertical y con más electricidad que con Ernesto Valverde y Quique Setién. En esta última época azulgrana, donde no se ha conseguido ningún título, se ha visto a un ataque apagado, sin ideas, y con los chispazos que dejaban Ansu Fati y Leo Messi en algunos partidos.
Lo primero que hay que dejar claro, es que el neerlandés no se casa con ningún sistema. Si nos fijamos en su experiencia más reciente, en la Oranje, cambió la defensa de tres por un 4-3-3 con doble pivote y un centrocampista más adelantado que hace de hilo conductor en las llegadas. Y aquí viene el primer cambio importante: Frenkie de Jong centrará su posición. Ya lo dejó caer en una entrevista y con su selección lo cumplía a rajatabla. La posición en el combinado nacional es la misma que ocupaba en el Ajax, en ese doble pivote con total libertad para empezar la jugada y llegar al área contraria, aunque eso suceda a cuentagotas.
El sacrificado, ahí, será Sergio Busquets. A Koeman le gusta la movilidad y el dinamismo, pese a que siempre tiene a uno centrocampista posicional, por lo que el fichaje de Miralem Pjanic puede ser una bendición para el nuevo míster, más aún contando en el staff con Alfred Schreuder, ayudante de Ten Hag en el Ajax semifinalista de Champions. En Países Bajos el indiscutible, por delante, era Wijnaldum. No sorprende que Ronald esté interesado en contratarle. Busca llegada y potencia, y en eso va sobrado el futbolista del Liverpool. Sin Rakitic ni Arturo Vidal, esa posición puede ser ocupada por Phil Coutinho, el propio Pjanic o, si quiere darle un toque más ofensivo, Leo Messi, que esta campaña ha demostrado su faceta más asistente, e incluso Pedri.
Lo que no es negociable para el de Zaandam es que los extremos sean verticales y miren hacia la portería rival. Quien gana más con la renovación en el banquillo es Ansu Fati. El chico es el claro ejemplo de lo que le gusta a Koeman: desparpajo y olfato goleador. El internacional español sabe lo que es marcar goles importantes y tiene la portería rival entre ceja y ceja pese a partir desde la izquierda. La duda, en la posición de 9, si no llega Lautaro, es ver si coloca a Griezmann. "Con todo el respeto, no es un extremo", confesaba. Y es que con la titularidad innegociable de Leo Messi, que cada vez busca más centrar su posición, la ubicación del francés se hace una incógnita en el esquema. Puede actuar como referencia, pero también podría experimentar en la mediapunta con un 4-2-3-1 más clásico.
Lo cierto es que Koeman no es un entrenador inamovible. Es intervencionista y le gusta cambiar de esquema cuando no da con la tecla. Lo que sí cambiará respecto a años anteriores, en el Camp Nou, será el tipo de presión. No es muy dado a realizar una presión alta, pero tampoco espera al equipo contrario atrás. Le gusta esa presión media para que al robar, los centrocampistas puedan buscar rápido los desmarques de los atacantes.
Este tema, como cualquier otro, puede cambiar dependiendo de la tesitura del equipo y de la confección final de la plantilla. El nuevo cuerpo técnico tendrá trabajo por delante, con unos futbolistas mermados por las últimas derrotas europeas y tras terminar la campaña en blanco.
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La llegada de Ronald Koeman al banquillo del Camp Nou supone agitar un cóctel que llevaba sin removerse durante años. Y es que la idiosincrasia del juego no cambiará, pero sí nos encontraremos un estilo más vertical y con más electricidad que con Ernesto Valverde y Quique Setién. En esta última época azulgrana, donde no se ha conseguido ningún título, se ha visto a un ataque apagado, sin ideas, y con los chispazos que dejaban Ansu Fati y Leo Messi en algunos partidos.
Lo primero que hay que dejar claro, es que el neerlandés no se casa con ningún sistema. Si nos fijamos en su experiencia más reciente, en la Oranje, cambió la defensa de tres por un 4-3-3 con doble pivote y un centrocampista más adelantado que hace de hilo conductor en las llegadas. Y aquí viene el primer cambio importante: Frenkie de Jong centrará su posición. Ya lo dejó caer en una entrevista y con su selección lo cumplía a rajatabla. La posición en el combinado nacional es la misma que ocupaba en el Ajax, en ese doble pivote con total libertad para empezar la jugada y llegar al área contraria, aunque eso suceda a cuentagotas.
El sacrificado, ahí, será Sergio Busquets. A Koeman le gusta la movilidad y el dinamismo, pese a que siempre tiene a uno centrocampista posicional, por lo que el fichaje de Miralem Pjanic puede ser una bendición para el nuevo míster, más aún contando en el staff con Alfred Schreuder, ayudante de Ten Hag en el Ajax semifinalista de Champions. En Países Bajos el indiscutible, por delante, era Wijnaldum. No sorprende que Ronald esté interesado en contratarle. Busca llegada y potencia, y en eso va sobrado el futbolista del Liverpool. Sin Rakitic ni Arturo Vidal, esa posición puede ser ocupada por Phil Coutinho, el propio Pjanic o, si quiere darle un toque más ofensivo, Leo Messi, que esta campaña ha demostrado su faceta más asistente, e incluso Pedri.
Lo que no es negociable para el de Zaandam es que los extremos sean verticales y miren hacia la portería rival. Quien gana más con la renovación en el banquillo es Ansu Fati. El chico es el claro ejemplo de lo que le gusta a Koeman: desparpajo y olfato goleador. El internacional español sabe lo que es marcar goles importantes y tiene la portería rival entre ceja y ceja pese a partir desde la izquierda. La duda, en la posición de 9, si no llega Lautaro, es ver si coloca a Griezmann. "Con todo el respeto, no es un extremo", confesaba. Y es que con la titularidad innegociable de Leo Messi, que cada vez busca más centrar su posición, la ubicación del francés se hace una incógnita en el esquema. Puede actuar como referencia, pero también podría experimentar en la mediapunta con un 4-2-3-1 más clásico.
Lo cierto es que Koeman no es un entrenador inamovible. Es intervencionista y le gusta cambiar de esquema cuando no da con la tecla. Lo que sí cambiará respecto a años anteriores, en el Camp Nou, será el tipo de presión. No es muy dado a realizar una presión alta, pero tampoco espera al equipo contrario atrás. Le gusta esa presión media para que al robar, los centrocampistas puedan buscar rápido los desmarques de los atacantes.
Este tema, como cualquier otro, puede cambiar dependiendo de la tesitura del equipo y de la confección final de la plantilla. El nuevo cuerpo técnico tendrá trabajo por delante, con unos futbolistas mermados por las últimas derrotas europeas y tras terminar la campaña en blanco.