Manolis Kogevinas: "Trabajar por la noche es probablemente cancerígeno"
El epidemiólogo ambiental explica que trabajar o vivir en horario nocturno trastorna nuestros ritmos internos y puede crear grandes problemas.
As.com
Trabajar por la noche puede ser cancerígeno, según ha afirmado Manolis Kogevinas, investigador del Instituto de Salud Global de Barcelona, en una entrevista para La Vanguardia. El epidemiólogo ambiental concreta que la Organización Mundial de la Salud (OMS), donde trabajaba él cuando estaba en Lyon, llegó a esta conclusión en 2007. El hallazgo se produjo al observar a ratones, que son animales nocturnos y “si les sometes a la luz artificial durante la noche, desarrollan cánceres”. A los humanos podría pasarle algo similar ya que trabajar o vivir en horario nocturno “trastorna tus ritmos internos” y puede ser muy perjudicial para la salud.
El epidemiólogo, que investiga cómo funcionan nuestros relojes biológicos internos, explica que estos “regulan nuestros ritmos circadianos a lo largo de las 24 horas del día y, con ellos, las funciones de nuestros órganos”, como la presión arterial, la melatonina o la testosterona. “El 30% de nuestros genes están gobernados por otros genes que regulan nuestros ciclos circadianos”, concreta.
Se puede comprobar esta teoría al observar, detalla, cuando viajamos en avión de España a Estados Unidos, por ejemplo: “Al nuevo horario solar se adapta primero el reloj central de la base del cerebro y, después, los relojes del aparato gastrointestinal. Por eso, cuando sufrimos jet lag, suele provocar trastornos digestivos además de en el sueño”. Esto se debe a que somos seres diurnos y “no podemos cambiar ese resultado sin sufrir consecuencias”.
Es importante dormir por la noche
Kogevinas comenta que actualmente, con la luz artificial vivimos por la noche como si fuera de día y nos acostamos demasiado tarde “en relación con el horario solar, que es al que estamos adaptados desde hace 1,3 millones de años”. Especialmente, le preocupa “el exceso de iluminación nocturna en hospitales donde duermen los pacientes”.
Además, añade, que nos hemos acostumbrado a “mirar muchas pantallas con una luz que afecta a nuestro sueño”. Esto puede provocar que, aunque durmamos muchas horas estemos cansados, porque lo más importante es “la calidad del descanso”, que se puede mejorar si “lo hacemos coincidir con las horas nocturnas”.
De ahí que el experto insista en que es importante dormir por la noche y no por el día: “Vivir más de noche que de día perjudica claramente a la correcta regulación de la melatonina y los esteroides, andrógenos y progesterona, y, en general, del sistema inmunitario”. Unos problemas que pueden derivar en cánceres, enfermedades cardiovasculares, obesidad o diabetes, entre otras enfermedades.
No obstante, reconoce que algunos humanos, bien por herencia genética o por edad, son más nocturnos que otros. En esta línea, ha destacado el “cronotipo”, que se trata del “patrón horario que varía en cada uno de nosotros: hay gente que por la mañana no funciona; pero sí por la tarde y otros es al revés”. Aunque, por regla general, predominan las personas diurnas.
Turnos rotativos
Una vez aclarado que es mejor vivir por el día, Kogevinas ha apuntado que no es casualidad que las empresas paguen más a quienes escogen la noche, lanzando la sospecha que de lo hacen sabiendo que puede conllevar efectos negativos en los empleados, o quizá porque mucha gente prefiere el turno de día porque le da más vida social.
En todo caso, ha especificado que lo mejor es que cada persona elija si quiere tener siempre un mismo turno o variarlo, aunque son preferibles “las rotaciones periódicas”. También ha señalado que para perjudicar lo menos posibles a los trabajadores “hay que flexibilizar horarios de inicio y final, momentos de descansos o la iluminación”.
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Trabajar por la noche puede ser cancerígeno, según ha afirmado Manolis Kogevinas, investigador del Instituto de Salud Global de Barcelona, en una entrevista para La Vanguardia. El epidemiólogo ambiental concreta que la Organización Mundial de la Salud (OMS), donde trabajaba él cuando estaba en Lyon, llegó a esta conclusión en 2007. El hallazgo se produjo al observar a ratones, que son animales nocturnos y “si les sometes a la luz artificial durante la noche, desarrollan cánceres”. A los humanos podría pasarle algo similar ya que trabajar o vivir en horario nocturno “trastorna tus ritmos internos” y puede ser muy perjudicial para la salud.
El epidemiólogo, que investiga cómo funcionan nuestros relojes biológicos internos, explica que estos “regulan nuestros ritmos circadianos a lo largo de las 24 horas del día y, con ellos, las funciones de nuestros órganos”, como la presión arterial, la melatonina o la testosterona. “El 30% de nuestros genes están gobernados por otros genes que regulan nuestros ciclos circadianos”, concreta.
Se puede comprobar esta teoría al observar, detalla, cuando viajamos en avión de España a Estados Unidos, por ejemplo: “Al nuevo horario solar se adapta primero el reloj central de la base del cerebro y, después, los relojes del aparato gastrointestinal. Por eso, cuando sufrimos jet lag, suele provocar trastornos digestivos además de en el sueño”. Esto se debe a que somos seres diurnos y “no podemos cambiar ese resultado sin sufrir consecuencias”.
Es importante dormir por la noche
Kogevinas comenta que actualmente, con la luz artificial vivimos por la noche como si fuera de día y nos acostamos demasiado tarde “en relación con el horario solar, que es al que estamos adaptados desde hace 1,3 millones de años”. Especialmente, le preocupa “el exceso de iluminación nocturna en hospitales donde duermen los pacientes”.
Además, añade, que nos hemos acostumbrado a “mirar muchas pantallas con una luz que afecta a nuestro sueño”. Esto puede provocar que, aunque durmamos muchas horas estemos cansados, porque lo más importante es “la calidad del descanso”, que se puede mejorar si “lo hacemos coincidir con las horas nocturnas”.
De ahí que el experto insista en que es importante dormir por la noche y no por el día: “Vivir más de noche que de día perjudica claramente a la correcta regulación de la melatonina y los esteroides, andrógenos y progesterona, y, en general, del sistema inmunitario”. Unos problemas que pueden derivar en cánceres, enfermedades cardiovasculares, obesidad o diabetes, entre otras enfermedades.
No obstante, reconoce que algunos humanos, bien por herencia genética o por edad, son más nocturnos que otros. En esta línea, ha destacado el “cronotipo”, que se trata del “patrón horario que varía en cada uno de nosotros: hay gente que por la mañana no funciona; pero sí por la tarde y otros es al revés”. Aunque, por regla general, predominan las personas diurnas.
Turnos rotativos
Una vez aclarado que es mejor vivir por el día, Kogevinas ha apuntado que no es casualidad que las empresas paguen más a quienes escogen la noche, lanzando la sospecha que de lo hacen sabiendo que puede conllevar efectos negativos en los empleados, o quizá porque mucha gente prefiere el turno de día porque le da más vida social.
En todo caso, ha especificado que lo mejor es que cada persona elija si quiere tener siempre un mismo turno o variarlo, aunque son preferibles “las rotaciones periódicas”. También ha señalado que para perjudicar lo menos posibles a los trabajadores “hay que flexibilizar horarios de inicio y final, momentos de descansos o la iluminación”.