La primera masacre del Bayern

El conjunto bávaro, un mes después de proclamarse campeón de la Champions, le ha endosado ocho goles al Schalke en el debut de Leroy Sané.
José Carlos Menzel
As
El Bayern comenzó la nueva temporada como acabó la última, sepultando a rivales. Ayer, en la que fue su primera actuación en la nueva temporada de Bundesliga, el flamante campeón del triplete barrió a un inexistente Schalke 8-0 y, de esta manera, comenzó una nueva carrera que, salvo sopresa en mayúsculas, debería acabar con la novena ensaladera consecutiva para los muniqueses, que siguen invictos en lo que va de 2020. Thiago, que puso rumbo a Liverpool cuando sus ex compañeros se dirigían al Allianz, ya es historia en Múnich.


La rebeldía del Schalke no duró ni un minuto. Paciencia, procedente del Frankfurt, puso a prueba a Neuer en dos ocasiones. Lo demás fue todo Bayern. A los 4 minutos de partido, Gnabry puso por delante a los suyos gracias a una delicatessen que volvió a poner lo prueba la inmensa calidad que esconde en sus botas. Recibió un balón filtrado de Kimmich en el área, se quitó de encima a Stambouli con un taconazo soberbio y finalizó con la zurda. Un cuarto de hora más tarde, metió un centro que terminó en los pies de Goretzka en la frontal, desde donde salió disparado hacia el fondo de la red.

En ese momento, el Schalke de Wagner ya se había convertido en el monigote de un Bayern en el que Sané, su fichaje estrella procedente del City, cayó de pie en su debut. También volvió a brillar el de siempre: Kabak derribó a Lewandowski en el área y el polaco se encargó personalmente de subir el tercero desde los once metros. Es la sexta temporada consecutiva que Lewy comienza marcando y, con 263 dianas anotadas, ya es el segundo máximo artillero en la historia del cuadro bávaro en la Bundesliga.

Pero la cosa no quedó ahí. La segunda parte terminó convirtiéndose en una auténtica pesadilla para el cuadro visitante, que dejó de existir sobre el césped e invitó a los locales a marcarse el primer festín de la temporada. El Bayern aceptó la invitación y terminó firmando la primera masacre del curso gracias a un Gnabry desatado. El internacional alemán cerró el hat-trick en cuestión de doce minutos, Müller el set (tras una rabona de Lewandowski), Sané marcó su primer gol con la indumentaria del Bayern y el canterano Musiala echó el cierre a lo que fue la mayor victoria en un estreno en la máxima competición alemana. Casi nada.

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