Koeman no es Cruyff ni Guardiola

¿Qué estilo de juego veremos esta temporada en el Barcelona? Ojo, el flamante DT neerlandés no es un regreso a las fuentes del estilo Barça. Pragmático y versátil, su carrera como entrenador está llena de matices. 

Olé
Que el nombre y la figura de Ronald Koeman estén estrechamente ligados al Barcelona por la huella que dejó en el club durante su paso como jugador no debe confundir y hacer creer que su designación como entrenador implica una apuesta por regresar a las fuentes, al famoso estilo Barça impulsado a principios de los años 90 por Johan Cruyff y perfeccionado en el ciclo 2008-12 por Pep Guardiola. No. El neerlandés tiene infinidad de fotos con ambos. Y con el DT del City hasta lo une una relación de amistad. Pero su modelo de juego, en especial el utilizado en los últimos años de su carrera, dista de la ideología futbolística de su ex DT y de su ex compañero de equipo en aquel Dream Team catalán.


En sus comienzos, allá por el año 2000 en los Países Bajos, Koeman se reveló como un entrenador ofensivo, alineado con lo que mamó de Cruyff en sus años como líbero de aquel Barcelona. En el Vitesse primero y en el Ajax después se distinguió por una apuesta audaz, con tenencia de pelota y constante ataque, y un patrón que repitió a lo largo de toda su carrera: la promoción de juveniles. En el Ajax, donde logró cuatro títulos en cuatro años (dos Eredivisie, una Copa y una Supercopa de los Países Bajos), les dio continuidad a los Zlatan Ibrahimovic, Rafael Van der Vaart, Wesley Sneijder y Nigel de Jong, entre otros.

En el 2005 se fue a dirigir al Benfica, en reemplazo del italiano Giovanni Trapattoni, quien se encontraba en las antípodas de su idea futbolística. En Portugal no le fue bien en el torneo local pero llegó a cuartos de final en la Copa de Campeones de Europa (hoy Champions) y ganó la Supercopa portuguesa. Al año siguiente regresó a su país para asumir en el PSV Eindhoven, con el que obtuvo la liga local 2006/07.

Su propuesta de ataque y protagónica le fue dejando paso, de a poco, a una versión más pragmática y menos fundamentalista. Eso se notó en el 2007 cuando fue contratado por el Valencia de España. Allí se vio a un Koeman con un rol más de estratega, aceptando ceder la pelota por momentos para jugar de contra, cambiando posesión por mayor verticalidad al atacar. De querer imponer una idea se fue corriendo hacia un lugar donde comenzó a adaptarse a lo que tenía en el plantel. De ser un entrenador proactivo a uno reactivo. En el Valencia ganó la Copa del Rey pero el equipo peleó por no descender en la Liga. No duró un año. En abril del 2008 fue destituido tras caer 4-1 ante el Athletic de Bilbao.

Que su propuesta perdió identidad definida y ganó en matices se confirmó en su regreso a su país (dirigió al AZ Alkmaar y al Feyenoord) y sobre todo en su experiencia en el fútbol inglés (Southampton y Everton). En la Premier se lo vio apostando a un ataque más directo, menos elaborado. Sin embargo, el cambio no se tradujo en buenos resultados. El reencuentro con su versión más destacada y ofensiva ocurrió en la selección de los Países Bajos. Asumió el mando a principios del 2018 y le dio las llaves del equipo a Frenkie De Jong, quien desde la base se transformó en el conductor del seleccionado. Allí apostó a un 4-2-3-1, con De Roon compartiendo la mitad de la cancha con el actual volante del Barcelona y con Wijnaldum como media punta. Equipo rápido, dinámico, de toques, con buena construcción en la salida aunque no tan posicional en ataque.

A juzgar por esa última versión, seguramente hay algo que intentará evitar en el Barcelona: las transiciones lentas. No es casual que en su lista de prescindibles figuren futbolistas como Luis Suárez, Arturo Vidal, Ivan Rakitic y que un histórico como Sergio Busquets no tenga asegurado su lugar como titular. Todos tienen en común que superan los 30 años y hacen del Barça un "equipo viejo", a juzgar por la mirada del entrenador dicha en la intimidad. La explosión la buscará desde el centro de la cancha con un doble pivote que entusiasma: De Jong y Pjanic. Al neerlandés no lo ve de interior recibiendo entrelíneas y de espaldas al arco rival y tampoco siente que sea muy compatible con Busquets al lado. Pjanic, en ese contexto, aparece por delante de Sergio en la consideración de Koeman para ocupar el otro puesto en ese doble cinco. Con esa dupla en la zona de generación de juego tiene cómo romper líneas: con pases y gambetas. Más conductor uno (De Jong) y más lanzador el otro (Pjanic).

Después se verá si Koeman elige el 4-2-3-1 que utilizó en su selección o se inclina por un 4-3-3. Tanto en un esquema u otro cuenta con variantes adelante para elegir: Riqui Puig, Philippe Coutinho, Aleñá, Griezmann, Ansu Fati, Dembélé y Lionel Messi, que podría jugar de falso extremo derecho o falso nueve. Además de los juveniles Trincao y Pedri y de algún posible refuerzo que pueda sumarse, como Georginio Wijnaldum y Memphis Depay, titulares de Koeman en los Países Bajos.

Para el club catalán, ser entrenador holandés implica, de por sí, convivir con el legado que dejaron Rinus Michels, Johan Cruyff, Louis Van Gaal y Frank Rijkaard. En el caso de Koeman, él no reniega de ese estilo histórico ni lo rechaza pero tampoco lo abraza convencido y se adueña de esa matriz como su pasado como futbolista de Cruyff podría llegar a suponerse. El arribo de Ronald al banquillo culé no significa el reencuentro con el estilo que en estos últimos años el Barcelona parece haber perdido. Con sus armas, con su pragmatismo dominando la escena, el holandés buscará hacer su propia historia.

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