Gran River a pesar del empate
Borré y Julián Álvarez marcaron los dos goles del equipo de Marcelo Gallardo, que sufrió por una situación inédita: ¡dos goles en contra! El equipo terminó cansado pero sólido.
Olé
River ha vuelto. O al menos mostró destellos en el Morumbí: el 1-1 ante San Pablo ha dejado algo más que un punto que suma -y mucho- en el grupo D de la Copa Libertadores. Porque el equipo de Marcelo Gallardo pudo exhibir algunas de sus virtudes naturales -presión, combinaciones colectivas, contundencia- en lo que representaba un desafío importante luego de 190 días sin jugar un partido oficial.
Que la voz de Gallardo se haya colado en los micrófonos de ambiente durante los primeros minutos reveló una necesidad táctica: River arrancó largo, dejando demasiados entre el ataque y el mediocampo, lo que permitió que por momentos San Pablo pareciera un poco más cómodo. Acaso el gol que abrió el partido, un centro que Reinaldo que da en Enzo Pérez y se metió adentro del arco de un sorprendido Armani fue una especie de alerta. Un alarma que activó, post 0-1, la reacción del viejo River. El que presiona. El que aprieta. Y el que juega.
Le costó, por supuesto, encontrar en cada una de las jugadas las combinaciones ideales. Aunque lo fue logrando paso a paso. Porque Borré, Suárez y Álvarez presionaron la salida paulista y comenzaron a forzar errores. Lo que generó que hubiese dudas en un equipo local que se relajó…. y sufrió. Porque River fue ganando terreno y en una jugada magnífica, que nació de un pase largo de Angileri, que bajó Borré y habilitó a Suárez, que el cordobés tomó y asistió a Julián Álvarez y que el juvenil, para cerrar, terminaría regalándole el pase a Rafa.
River salió manteniendo la misma actitud en el segundo tiempo, presionando alto y sorprendiendo a San Pablo, que intentaba articular jugadas aunque varias veces se topó con un equipo rival estructuralmente aceitado.
La presión, con muchos futbolistas en ataque, surtió efecto. Martínez Quarta terminó haciendo una jugada personal que incluiría una asistencia deliciosa. Fue el 2-1 parcial, que motivó un festejo alocado de Gallardo y que llegó gracias a un gran remate de Julián Álvarez.
Sin embargo, San Pablo se aprovechó de un desajuste defensivo, atacó por derecha, un centro bajo fue desviado parcialmente por Armani pero Angileri se llevó por delante la pelota. Y fue gol. Y fue 2-2 para un River que mereció más porque, pese a llegar sin fútbol, se plantó como si no le faltara ritmo. Un indicio positivo.