El Madrid se planta con Bale

La entidad intentará tratar con el jugador su salida este verano para que sea factible. Le quedan por cobrar 60 millones. El agente no ve clara una solución.

Marco Ruiz
As
Hasta su regreso a Cardiff de estos días, la última imagen de Bale con Gales le situaba delante de una bandera cargada de ofensa (Gales. Golf. Madrid. Por ese orden). Vuelve el delantero al lugar del crimen, su combinado nacional, sin haber realizado ningún entrenamiento con el Madrid y con todas las opciones de jugar hoy jueves ante Finlandia (20:45h.) 71 días después de su último partido.


Las estadísticas de participación de Bale comienzan a ser asombrosas. Desde el mes de marzo sólo ha jugado 110 minutos repartidos en dos partidos. Cobra 15 millones netos en la y sigue siendo el mayor problema en cuanto a las salidas. El club ha decidido plantarse. Quiere organizar un encuentro con el representante del jugador, Jonathan Barnett, para tratar abiertamente su situación, pues le quedan dos años de contrato y no cuenta para Zidane. Por otro lado, el club tampoco lo quiere regalar, en un último intento de obtener alguna plusvalía por el traspaso.

Sondeado por este periódico, el agente asegura no tener noticias de que ese encuentro esté agendado ni ningún interés en que se produzca. La realidad es que, más allá de lo que pueda cobrar, los sponsors privados del futbolista (como BT, con quien rodó en los últimos días una campaña en la que desafiaba al propio Madrid) pagan mucho más si viste la camiseta blanca. “No hay muchos equipos, en principio, que puedan permitirse a Bale”, insistían a AS desde su agencia de representación hace sólo unos días cuando sonó el Tottenham como destino.

Lo cierto es que Bale parece otro con Gales. Aparece eufórico en todas las fotografías, ajeno incluso al debate instalado en cuanto a cómo va a ser su participación en la Eurocopa del próximo verano si no tiene minutos en el Madrid. “No tendrá un trato preferencial”, aseguró ayer Giggs.

En el Madrid no parece una preocupación que pueda jugar y lesionarse, pues no cuenta con él, pero sí que ha hecho hincapié al entorno del jugador para que no tenga desaires públicos con la entidad. Todo lo que llega desde allí, en realidad, tiene un aire de desafío o ataque. Incluso las palabras de Giggs. “No he hablado con Zidane de su situación. Mi francés y mi español no son buenos y sé, por experiencia, que su inglés tampoco”. Hoy, 71 días después, Bale escribe un nuevo capítulo de su trayectoria en Helsinki.

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