Alemania se topa con un lobo
Suiza se mostró superior a los germanos y sacaron un empate gracias al gol de Widmer, aunque merecieron más. Gündogan hizo el único gol para los teutones.
Ruby Arés
As
Muchos se esperaban en Suiza una caperucita roja, por eso de vestir de rojo, pero sucedió como en el cuento, que resultó encontrarse con un lobo. Eso sí, con más aullido que con colmillo. Por suerte para Alemania. Los hombres de Löw persiguieron más a sus rivales, que al revés, que se adueñaron del balón. Los locales se mostraron muy superiores y amenazantes. La defensa de cinco de Alemania estuvo trabajando continuamente, sólo con el cambio de Ginter por Can respecto al partido de España, teniendo que frenar a una gran variedad de artilleros (Seferovic, Embolo, Xhaka, Benito, Widmer...). Ninguno se cohibió en probar a Leno, la otra novedad en el once, cuyo guardameta cumplió en la primera parte. Se mostró seguro en los continuos intentos de Seferovic y los mal intencionados pases de Benito que casi le cuestan algún que otro disgusto al conjunto teutón. Pero a los suizos les faltó eso en el primer tiempo, un poco más de dientes. Que solo les crecieron tras el descanso.
Los alemanes, ante la presión suiza, le costó quitarse el corsé y pasar del centro del campo. Ante el torbellino suizo, Alemania también presentó dinamita arriba para replicar: Werner, Draxler y Sané. Aunque los cartuchos llegaron mojados. Sólo logró explotarlos Gündogan, en la que fue la segunda ocasión teutona, donde el medio dijo algo así como "Menos lobos, caperucita". Un disparo lejano y ajustado al palo adelantaba a los suyos al cuarto de hora de partido. Pocas más llegadas tuvieron con peligro los de Löw. Una doble ocasión de Draxler y Sané, que anulada por fuera de juego y por Sommer, que se mostró sensacional, por si acaso, desviando ambos disparos. Tampoco tuvo mucha más suerte Werner, que vio como su zapatazo se marchaba alto.
No fue la noche de los nueves. Que se lo digan a Seferovic. El delantero del Benfica lo intentó una y otra vez y de tomas las maneras. Perdió un mano a mano con Leno, tras una gran asistencia de Embolo, la misma suerte corrió con otro pase filtrado por Benito y maldició su puntería con un disparo que rozó el larguero y una volea que se le marchó para la banda en vez de a la portería.
En la segunda parte el partido se convirtió en un intercambio de golpes, más faltas y más robos. Alemania se animó y Draxler lo intentó. Pero fue cuando el combinado de Löw se mostró más cómodo cuando se llevó el jarro de agua fría. Una contra de Suiza finalizó con una asistencia de Embolo a Widmer, que cruzó el balón batiendo a Leno. Un gol que no sació a Suiza y que pudo hacer más, pero le siguió faltando ese diente. Alemania encadena su segundo empate consecutivo y otorga a Suiza un balón de oxígeno en esa pelea por la permanencia en la Liga A de la Nations League.
Ruby Arés
As
Muchos se esperaban en Suiza una caperucita roja, por eso de vestir de rojo, pero sucedió como en el cuento, que resultó encontrarse con un lobo. Eso sí, con más aullido que con colmillo. Por suerte para Alemania. Los hombres de Löw persiguieron más a sus rivales, que al revés, que se adueñaron del balón. Los locales se mostraron muy superiores y amenazantes. La defensa de cinco de Alemania estuvo trabajando continuamente, sólo con el cambio de Ginter por Can respecto al partido de España, teniendo que frenar a una gran variedad de artilleros (Seferovic, Embolo, Xhaka, Benito, Widmer...). Ninguno se cohibió en probar a Leno, la otra novedad en el once, cuyo guardameta cumplió en la primera parte. Se mostró seguro en los continuos intentos de Seferovic y los mal intencionados pases de Benito que casi le cuestan algún que otro disgusto al conjunto teutón. Pero a los suizos les faltó eso en el primer tiempo, un poco más de dientes. Que solo les crecieron tras el descanso.
Los alemanes, ante la presión suiza, le costó quitarse el corsé y pasar del centro del campo. Ante el torbellino suizo, Alemania también presentó dinamita arriba para replicar: Werner, Draxler y Sané. Aunque los cartuchos llegaron mojados. Sólo logró explotarlos Gündogan, en la que fue la segunda ocasión teutona, donde el medio dijo algo así como "Menos lobos, caperucita". Un disparo lejano y ajustado al palo adelantaba a los suyos al cuarto de hora de partido. Pocas más llegadas tuvieron con peligro los de Löw. Una doble ocasión de Draxler y Sané, que anulada por fuera de juego y por Sommer, que se mostró sensacional, por si acaso, desviando ambos disparos. Tampoco tuvo mucha más suerte Werner, que vio como su zapatazo se marchaba alto.
No fue la noche de los nueves. Que se lo digan a Seferovic. El delantero del Benfica lo intentó una y otra vez y de tomas las maneras. Perdió un mano a mano con Leno, tras una gran asistencia de Embolo, la misma suerte corrió con otro pase filtrado por Benito y maldició su puntería con un disparo que rozó el larguero y una volea que se le marchó para la banda en vez de a la portería.
En la segunda parte el partido se convirtió en un intercambio de golpes, más faltas y más robos. Alemania se animó y Draxler lo intentó. Pero fue cuando el combinado de Löw se mostró más cómodo cuando se llevó el jarro de agua fría. Una contra de Suiza finalizó con una asistencia de Embolo a Widmer, que cruzó el balón batiendo a Leno. Un gol que no sació a Suiza y que pudo hacer más, pero le siguió faltando ese diente. Alemania encadena su segundo empate consecutivo y otorga a Suiza un balón de oxígeno en esa pelea por la permanencia en la Liga A de la Nations League.