Se va Casillas, el máximo ‘desgoleador’

Alfredo Relaño
Ya sabíamos que Casillas no iba a jugar más, pero el fin de su carrera tiene ya fecha oficial en el día de ayer, cuando él mismo puso la firma a su nuevo contrato con la vida. Ya no es futbolista, abandona ese privilegio y lo hace con una carta que es un hermoso canto de amor y de agradecimiento. Fue un portero de excepción, pero también un hombre bueno, que cuando las cosas entre su club y el Barça se enconaron hasta un punto insoportable supo buscar a Xavi y encontrarle para, entre ambos, reconstruir una convivencia buena para el país en general y para la Selección Nacional en particular. Eso les valió el Príncipe de Asturias de la Concordia.


Un portero por encima del tiempo que vivió. Algunas de las modernas exigencias del puesto no las dominaba, singularmente la del manejo del pie para iniciar la jugada. Tampoco excelió en las salidas por alto. Pero dominó el mano a mano como nadie y sobre todo tuvo un instinto único para resolver situaciones imposibles. Su carrera confirma que lo principal que debe hacer un portero es parar, que lo demás es complementario. Y él paró horrores. Si existiera el término ‘desgoleador’ como existe el de goleador, si se llevara esa estadística a través del tiempo, él sería sin duda el máximo ‘desgoleador’ de la historia, el Pelé bajo los palos.

Una bendición para el Madrid y para España, de cuya mejor generación fue bandera. Le cupo el honor de pertenecer al club más exclusivo: el de los capitanes que levantaron al cielo la Copa del Mundo. Esa foto, sobre el fondo rojo de las camisetas jubilosas de sus compañeros y frente a la pincelada blanca de la bufanda de Blatter, marca el momento cumbre de nuestro fútbol. Hubo espinas entre las rosas también, desde luego, pero ya no están. Mourinho mismo le rindió ayer tributo. El Madrid se apresuró a enviarle un elogio y le ha abierto las puertas. Feliz final a una feliz historia. Se merece todo lo mejor y para siempre.

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