Russo, presente desde las alturas
El DT estuvo en el primer entrenamiento de Boca y, siendo que es grupo de doble riesgo, contó con todas las medidas de prevención y siguió los trabajos en un lugar muy particular. Conocé acá de qué se trata...
Olé
Dentro de todas las cuestiones que debía resolver Boca antes de volver a los entrenamientos, Miguel Angel Russo era una de las más importantes. Porque el DT no es sólo el entrenador más grande del fútbol argentino con 64 años (lo sigue Ricardo Zielinski, con 60, de Atlético Tucumán y quien recién se sumará al trabajo la próxima semana), sino que además es grupo de doble riesgo: por la edad, claro, y también por la enfermedad que superó en 2018. Sin embargo, este lunes fue uno de los primeros en llegar a la práctica, la que siguió atentamente desde un lugar muy especial...
Miguel, que ¡salió este mismo lunes desde Rosario y manejó hasta Ezeiza!, siguió los movimientos de los tres grupos de trabajo desde una de las oficinas que tiene el Complejo de Ezeiza y abrigado con una campera de Boca. Lo mejor del caso no es únicamente que en ese lugar no chupó frío ni se expuso a ningún riesgo, ya que al margen de esos cuidados también tenía a disposición las medidas preventivas necesarias, sino que también pudo ver de manera simultánea lo que estaba pasando en todas las canchas donde estaban los futbolistas debido a que desde las alturas tenía esa posibilidad. Aunque en un momento bajó y, respetando el distanciamiento social, charló con el plantel.
Esto obviamente no fue casualidad, estuvo pactado desde hace varios días. Incluso, lo que también entra en los planes que tiene Boca para Russo es que no tenga que ir necesariamente a todos los entrenamientos, sobre todo en estos primeros 15 días en donde los futbolistas trabajarían nada más que la parte física. De hecho, es lo que pasaría: Miguel no estaría presente en cada sesión de laburo, aunque lo seguiría a través del cuerpo técnico y, según pudo averiguar Olé, hasta se evaluaría la chance de que pueda hacerlo mediante un sistema cerrado de video.
Apenas arrancó el aislamiento en la Argentina, Russo optó por pasar la cuarentena en Rosario con buena parte de su familia. Allí, además de que las Fases impuestas por el Gobierno fueron avanzados más rápido, en el último tiempo aprovechó para pasar el tiempo andando en bicicleta, jugando al golf con amigos y, algunas veces, desayunando en alguno de los bares de esa ciudad. Hasta que se decretó que volvían los entrenamientos, momento en el que Miguel armó las valijas y, aunque regresó a última hora, este lunes dijo presente. Y desde las alturas.
Olé
Dentro de todas las cuestiones que debía resolver Boca antes de volver a los entrenamientos, Miguel Angel Russo era una de las más importantes. Porque el DT no es sólo el entrenador más grande del fútbol argentino con 64 años (lo sigue Ricardo Zielinski, con 60, de Atlético Tucumán y quien recién se sumará al trabajo la próxima semana), sino que además es grupo de doble riesgo: por la edad, claro, y también por la enfermedad que superó en 2018. Sin embargo, este lunes fue uno de los primeros en llegar a la práctica, la que siguió atentamente desde un lugar muy especial...
Miguel, que ¡salió este mismo lunes desde Rosario y manejó hasta Ezeiza!, siguió los movimientos de los tres grupos de trabajo desde una de las oficinas que tiene el Complejo de Ezeiza y abrigado con una campera de Boca. Lo mejor del caso no es únicamente que en ese lugar no chupó frío ni se expuso a ningún riesgo, ya que al margen de esos cuidados también tenía a disposición las medidas preventivas necesarias, sino que también pudo ver de manera simultánea lo que estaba pasando en todas las canchas donde estaban los futbolistas debido a que desde las alturas tenía esa posibilidad. Aunque en un momento bajó y, respetando el distanciamiento social, charló con el plantel.
Esto obviamente no fue casualidad, estuvo pactado desde hace varios días. Incluso, lo que también entra en los planes que tiene Boca para Russo es que no tenga que ir necesariamente a todos los entrenamientos, sobre todo en estos primeros 15 días en donde los futbolistas trabajarían nada más que la parte física. De hecho, es lo que pasaría: Miguel no estaría presente en cada sesión de laburo, aunque lo seguiría a través del cuerpo técnico y, según pudo averiguar Olé, hasta se evaluaría la chance de que pueda hacerlo mediante un sistema cerrado de video.
Apenas arrancó el aislamiento en la Argentina, Russo optó por pasar la cuarentena en Rosario con buena parte de su familia. Allí, además de que las Fases impuestas por el Gobierno fueron avanzados más rápido, en el último tiempo aprovechó para pasar el tiempo andando en bicicleta, jugando al golf con amigos y, algunas veces, desayunando en alguno de los bares de esa ciudad. Hasta que se decretó que volvían los entrenamientos, momento en el que Miguel armó las valijas y, aunque regresó a última hora, este lunes dijo presente. Y desde las alturas.