Romero: de querer borrarlo a abanderado del Rojo
La dirigencia quería a Romero afuera del club, pero el escenario cambió, extendió su contrato hasta 2023 y será el pilar de la reconstrucción del Rojo. Olé te cuenta qué pasó para que la historia haya pegado un giro tan drástico.
Olé
A Silvio Romero lo tenían contado en Boca y va a seguir acá”. El manager de Independiente, Jorge Burruchaga, resumió en unas pocas palabras la trama de una novela que duró varias semanas. El delantero de 31 años finalmente extendió su vínculo con el Rojo hasta el 30 de junio de 2023, aceptó una reducción salarial del 30% y además se fijó una cláusula de rescisión de 5.000.000 de dólares. En Avellaneda se celebró como un triunfo. La continuidad del Chino fue un trofeo para la dirigencia. Porque es el capitán. Porque con 12 gritos fue el último goleador de la Superliga junto a Borré. Porque tuvo la posibilidad de marcharse al último campeón del fútbol argentino y, si no llega alguna oferta muy tentadora del exterior, se quedará para ser el abanderado de la reconstrucción de Independiente.
Algo cambió para arribar a este inesperado desenlace. Antes de la charla que Romero mantuvo con Juan Román Riquelme, vicepresidente de Boca, los directivos del Rojo querían al Chino afuera del club. Por lo bajo lo acusaban de haber sido quien impulsó la medida que 12 futbolistas tomaron el 4 de mayo: intimar a la institución para reclamar el pago de deudas salariales. El atacante siempre aseguró que no fue él quien incitó a gran parte del plantel a optar por la vía legal, sino que desde su rol de capitán si vio obligado a acompañar una determinación grupal que lo excedió. Lo cierto es que los directivos lo tenían apuntado.
Leandro Fernández quedó libre el 30 de junio. Con su partida, la única variante en la delantera es Nicolás Messiniti, punta de 24 años que volvió tras haber estado un año a préstamo en Temperley. Burruchaga, consciente de las dificultades que iba a tener el club para reforzar el ataque con una billetera vacía, fue quien obró como mediador entre Romero y la dirigencia para lograr la reconciliación. El interés de Boca hizo el resto, ya que en ese momento entraron a tallar los egos: los mismos dirigentes del Rojo que querían a Romero afuera no estaban dispuestos a cederle una carta al Xeneize para evitar pagar el costo político. Y el Chino entendió que en Boca iba a tener mucha competencia con Tevez, Ábila, Zárate, Soldano y Retegui. Por todo eso, Romero firmó con Independiente.
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A Silvio Romero lo tenían contado en Boca y va a seguir acá”. El manager de Independiente, Jorge Burruchaga, resumió en unas pocas palabras la trama de una novela que duró varias semanas. El delantero de 31 años finalmente extendió su vínculo con el Rojo hasta el 30 de junio de 2023, aceptó una reducción salarial del 30% y además se fijó una cláusula de rescisión de 5.000.000 de dólares. En Avellaneda se celebró como un triunfo. La continuidad del Chino fue un trofeo para la dirigencia. Porque es el capitán. Porque con 12 gritos fue el último goleador de la Superliga junto a Borré. Porque tuvo la posibilidad de marcharse al último campeón del fútbol argentino y, si no llega alguna oferta muy tentadora del exterior, se quedará para ser el abanderado de la reconstrucción de Independiente.
Algo cambió para arribar a este inesperado desenlace. Antes de la charla que Romero mantuvo con Juan Román Riquelme, vicepresidente de Boca, los directivos del Rojo querían al Chino afuera del club. Por lo bajo lo acusaban de haber sido quien impulsó la medida que 12 futbolistas tomaron el 4 de mayo: intimar a la institución para reclamar el pago de deudas salariales. El atacante siempre aseguró que no fue él quien incitó a gran parte del plantel a optar por la vía legal, sino que desde su rol de capitán si vio obligado a acompañar una determinación grupal que lo excedió. Lo cierto es que los directivos lo tenían apuntado.
Leandro Fernández quedó libre el 30 de junio. Con su partida, la única variante en la delantera es Nicolás Messiniti, punta de 24 años que volvió tras haber estado un año a préstamo en Temperley. Burruchaga, consciente de las dificultades que iba a tener el club para reforzar el ataque con una billetera vacía, fue quien obró como mediador entre Romero y la dirigencia para lograr la reconciliación. El interés de Boca hizo el resto, ya que en ese momento entraron a tallar los egos: los mismos dirigentes del Rojo que querían a Romero afuera no estaban dispuestos a cederle una carta al Xeneize para evitar pagar el costo político. Y el Chino entendió que en Boca iba a tener mucha competencia con Tevez, Ábila, Zárate, Soldano y Retegui. Por todo eso, Romero firmó con Independiente.