River prende velas por los resultados
En en el club aguardan expectantes por los estudios de la primera tanda de hisopados que se hicieron en la burbuja pinchada, que se conocerán en estas horas. La Copa está en juego...
Olé
Test lo pido por favor, sí. Las 60 personas que integran la delegación de River que desde el jueves por la noche permanecen aisladas en el Holiday Inn de Ezeiza se realizaron el lunes por la tarde los hisopados PCR para conocer el alcance del positivo de Covid-19 del entrenador de arqueros Adrián Olivieri. Y los resultados, que hasta la noche del lunes no se conocían públicamente y que en principio estarían el martes por la mañana, son los que pueden marcar el futuro cercano del equipo y también terminar de limitar sus posibilidades en la Copa Libertadores, que ya estaban alteradas por la clara desventaja respecto a todos sus rivales, que se entrenan hace meses y que ya juegan oficialmente. Y es que a pesar de que hasta que se realizaron los testeos desde River informaban que más allá de Olivieri (que cursa la enfermedad sin mayores problemas en su casa con apenas un leve malestar) no aparece ninguna persona con síntomas, “es probable” que aparezcan más casos positivos, según declaraciones del viernes del médico del plantel Pedro Hansing. En estas horas se empezará a conocer la gravedad de la situación en un primer pantallazo: por el comportamiento del virus, será necesario también testear el jueves. Y es que también es muy factible que en esta tanda de exámenes, la sexta desde el regreso a los entrenamientos, haya falsos negativos, personas que estén incubando la enfermedad y que no sean detectadas como casos positivos.
El escenario más afable es que haya muy pocos o ningún contagio asintomático y que la semana que viene el plantel regrese a los entrenamientos (en cualquier caso, no está definida la modalidad), más allá de la actividad liviana de mantenimiento que las autoridades sanitarias aprobaron para hacer con distanciamiento y al aire libre en un sector del hotel. Ya en esa circunstancia el equipo habría perdido mucho tiempo valioso de trabajo que lo dejaría en una inferioridad de condiciones absoluta de cara al re-debut por la Copa en 17 días en Brasil contra el San Pablo, que para entonces ya habrá disputado 13 encuentros oficiales: la ausencia de Dani Alves, a esta altura, ya es un detalle.
Ahora, el panorama más negro posible es identificable y está en la vereda de enfrente: que haya un brote contagioso como sucede en Boca, con un punto en común que preocupa en Núñez: que por haberse entrenado en conjunto con Olivieri los arqueros se vean especialmente afectados como ocurrió en el rival de toda la vida. Aunque hay algunos indicios para pensar que la positividad en la burbuja pinchada de River no fue tan alta como la que a pocos kilómetros se empezó a ver en Boca. Y es que dentro de la concentración hubo una segunda instancia de cuidados: los futbolistas durmieron desde un principio en habitaciones individuales (en Boca lo hicieron de a dos), no compartieron las duchas en los vestuarios del River Camp, tuvieron un protocolo estricto para limitarse en los espacios cerrados, comieron en mesas de cuatro personas, hubo aislamiento inmediato de toda la delegación ante los primeros síntomas de Olivieri (en el plantel de Russo aislaron a los jugadores con síntomas y el mismo lunes se entrenaron), etc.
De cualquier manera todo puede pasar. Y el miedo es que la Copa, que sin pandemia pintaba complicada en un grupo parejo y que en estas circunstancias lo es más aún, termine por ser casi una quimera: cualquier futbolista que se contagiara se perdería, de mínima, el juego en San Pablo (necesitaría por lo menos 10 días para regresar a las prácticas y, en tal caso, deberá hacerlo de forma liviana por recomendaciones médicas). Y la chance de postergar partidos ya está descartada: Conmebol argumenta que amplió la lista de buena fe de 30 a 40 justamente por eso y que el club que no presente al menos siete jugadores perderá los puntos. Por eso, más que nunca: test lo pido por favor.
Olé
Test lo pido por favor, sí. Las 60 personas que integran la delegación de River que desde el jueves por la noche permanecen aisladas en el Holiday Inn de Ezeiza se realizaron el lunes por la tarde los hisopados PCR para conocer el alcance del positivo de Covid-19 del entrenador de arqueros Adrián Olivieri. Y los resultados, que hasta la noche del lunes no se conocían públicamente y que en principio estarían el martes por la mañana, son los que pueden marcar el futuro cercano del equipo y también terminar de limitar sus posibilidades en la Copa Libertadores, que ya estaban alteradas por la clara desventaja respecto a todos sus rivales, que se entrenan hace meses y que ya juegan oficialmente. Y es que a pesar de que hasta que se realizaron los testeos desde River informaban que más allá de Olivieri (que cursa la enfermedad sin mayores problemas en su casa con apenas un leve malestar) no aparece ninguna persona con síntomas, “es probable” que aparezcan más casos positivos, según declaraciones del viernes del médico del plantel Pedro Hansing. En estas horas se empezará a conocer la gravedad de la situación en un primer pantallazo: por el comportamiento del virus, será necesario también testear el jueves. Y es que también es muy factible que en esta tanda de exámenes, la sexta desde el regreso a los entrenamientos, haya falsos negativos, personas que estén incubando la enfermedad y que no sean detectadas como casos positivos.
El escenario más afable es que haya muy pocos o ningún contagio asintomático y que la semana que viene el plantel regrese a los entrenamientos (en cualquier caso, no está definida la modalidad), más allá de la actividad liviana de mantenimiento que las autoridades sanitarias aprobaron para hacer con distanciamiento y al aire libre en un sector del hotel. Ya en esa circunstancia el equipo habría perdido mucho tiempo valioso de trabajo que lo dejaría en una inferioridad de condiciones absoluta de cara al re-debut por la Copa en 17 días en Brasil contra el San Pablo, que para entonces ya habrá disputado 13 encuentros oficiales: la ausencia de Dani Alves, a esta altura, ya es un detalle.
Ahora, el panorama más negro posible es identificable y está en la vereda de enfrente: que haya un brote contagioso como sucede en Boca, con un punto en común que preocupa en Núñez: que por haberse entrenado en conjunto con Olivieri los arqueros se vean especialmente afectados como ocurrió en el rival de toda la vida. Aunque hay algunos indicios para pensar que la positividad en la burbuja pinchada de River no fue tan alta como la que a pocos kilómetros se empezó a ver en Boca. Y es que dentro de la concentración hubo una segunda instancia de cuidados: los futbolistas durmieron desde un principio en habitaciones individuales (en Boca lo hicieron de a dos), no compartieron las duchas en los vestuarios del River Camp, tuvieron un protocolo estricto para limitarse en los espacios cerrados, comieron en mesas de cuatro personas, hubo aislamiento inmediato de toda la delegación ante los primeros síntomas de Olivieri (en el plantel de Russo aislaron a los jugadores con síntomas y el mismo lunes se entrenaron), etc.
De cualquier manera todo puede pasar. Y el miedo es que la Copa, que sin pandemia pintaba complicada en un grupo parejo y que en estas circunstancias lo es más aún, termine por ser casi una quimera: cualquier futbolista que se contagiara se perdería, de mínima, el juego en San Pablo (necesitaría por lo menos 10 días para regresar a las prácticas y, en tal caso, deberá hacerlo de forma liviana por recomendaciones médicas). Y la chance de postergar partidos ya está descartada: Conmebol argumenta que amplió la lista de buena fe de 30 a 40 justamente por eso y que el club que no presente al menos siete jugadores perderá los puntos. Por eso, más que nunca: test lo pido por favor.