¿Qué traba el pase de Romero a Boca?
Tras otro día idas y vueltas, el nombre de Iván Marcone vuelve a meterse en el medio de la operación por el goleador. En Independiente lo quieren como parte de la transacción y el Xeneize quiere negociarlo aparte...
Olé
Silvio Romero estuvo cerca de jugar en River. No una, dos veces. Incluso, reconoció que estuvo una hora hablando con Marcelo Gallardo sobre su idea de juego. Sin embargo, todo indica que tiene buenas chances de terminar jugando en Boca. Como pasó el miércoles, ayer hubo otro intenso ida y vuelta de ofertas y contraofertas por su pase. Y la pelota quedó otra vez ahí, boyando en el área, ideal para cualquier goleador que se precie de tal. Una situación que así planteada, debería definirse en breve, para que no se convierta en otra novela de las tantas que tuvo el Xeneize en este mercado: desde Carlos Tevez y su fuego cruzado con el Consejo de Riquelme, pasando por Mauro Zárate, Franco Soldano y Mauricio Isla, los dos últimos todavía sin resolución.
Boca, a primera hora de ayer, subió la apuesta por el goleador de la Superliga pasada. En esa búsqueda de evitar sacar a Romero de Independiente por su cláusula de salida (1.400.000 dólares), algo que en Europa suele ser normal pero que en el fútbol argentino es casi una traición, le dio una vueltita de ros ca al asunto: ofertó un millón de dólares, más la deuda que el Rojo tiene con el Xeneize por Pablo Pérez y Sánchez Miño, más el préstamo por un año de Walter Bou. Un combo de tres ingredientes (dinero-deuda-jugador) que le elevaban el precio al delantero y le ofrecían al club de Avellaneda una opción para cubrir su ataque. Sin embargo, la propuesta fue rápidamente rechazada, con contraataque incluido.
En el Rojo consideran que un delantero como Bou vendría bien, pero el hombre que quieren se llama Iván Marcone. El volante central, además de ser un pedido del técnico, Lucas Pusineri, tiene otro plus: es confeso hincha de Independiente y su llegada reduciría el costo político que para la dirigencia tendría que el goleador y capitán del equipo se vistiera de azul y oro.
De hecho, desde Avellaneda la contraoferta para el Xeneize incluyó al volante central y no a Bou. ¿Qué propuso el Rojo? Un millón de dólares a cambio del 70% que tiene de la ficha de Romero, más la condonación de las deudas ($600.000 dólares y 4.000.000 de pesos por Pablo Pérez y otra de 1.500.000 de pesos por Sánchez Miño), más el préstamo de un año de Marcone. Por eso, hoy el ex Lanús sigue siendo la llave de la operación. Es la moneda de cambio.
Claro, ahí el problema salta a la vista: en Boca no están de acuerdo en ceder al volante central en la negociación de Romero. Entienden que debería ser una operación paralela y no parte de un combo que cubriría una necesidad (la llegada de un 9 probado) pero destaparía otra: Russo y Riquelme deberían salir a buscarle un reemplazante a Marcone, ya que no tiene otro igual en el plantel y el exigente calendario, ahora sí, obligará a que el DT tenga más de una variante por puesto.
En efecto, si hasta ahora Miguel no usó mucho a Marcone es porque hubo apenas dos partidos por la Libertadores en el 2020. De hecho, en el 0 a 0 ante Caracas en Venezuela fue titular. Y hasta terminó jugando en el último partido de Boca pre pandemia: 4 a 1 a Godoy Cruz en Mendoza. Es decir que, para los partidos de visitante, es una opción que el DT considera de manera especial y se lo hizo saber en una charla que tuvieron en este tiempo. Por eso, la contraoferta del Rojo tampoco prosperó.
Por lo pronto, Romero no sólo tiene todo arreglado con Boca en el caso de que se arregle su desembarco, sino que en sus redes sociales empezó a seguir algunas cuentas xeneizes, entre ellas, la oficial de un tal Juan Román Riquelme. ¿Toda una señal?
Olé
Silvio Romero estuvo cerca de jugar en River. No una, dos veces. Incluso, reconoció que estuvo una hora hablando con Marcelo Gallardo sobre su idea de juego. Sin embargo, todo indica que tiene buenas chances de terminar jugando en Boca. Como pasó el miércoles, ayer hubo otro intenso ida y vuelta de ofertas y contraofertas por su pase. Y la pelota quedó otra vez ahí, boyando en el área, ideal para cualquier goleador que se precie de tal. Una situación que así planteada, debería definirse en breve, para que no se convierta en otra novela de las tantas que tuvo el Xeneize en este mercado: desde Carlos Tevez y su fuego cruzado con el Consejo de Riquelme, pasando por Mauro Zárate, Franco Soldano y Mauricio Isla, los dos últimos todavía sin resolución.
Boca, a primera hora de ayer, subió la apuesta por el goleador de la Superliga pasada. En esa búsqueda de evitar sacar a Romero de Independiente por su cláusula de salida (1.400.000 dólares), algo que en Europa suele ser normal pero que en el fútbol argentino es casi una traición, le dio una vueltita de ros ca al asunto: ofertó un millón de dólares, más la deuda que el Rojo tiene con el Xeneize por Pablo Pérez y Sánchez Miño, más el préstamo por un año de Walter Bou. Un combo de tres ingredientes (dinero-deuda-jugador) que le elevaban el precio al delantero y le ofrecían al club de Avellaneda una opción para cubrir su ataque. Sin embargo, la propuesta fue rápidamente rechazada, con contraataque incluido.
En el Rojo consideran que un delantero como Bou vendría bien, pero el hombre que quieren se llama Iván Marcone. El volante central, además de ser un pedido del técnico, Lucas Pusineri, tiene otro plus: es confeso hincha de Independiente y su llegada reduciría el costo político que para la dirigencia tendría que el goleador y capitán del equipo se vistiera de azul y oro.
De hecho, desde Avellaneda la contraoferta para el Xeneize incluyó al volante central y no a Bou. ¿Qué propuso el Rojo? Un millón de dólares a cambio del 70% que tiene de la ficha de Romero, más la condonación de las deudas ($600.000 dólares y 4.000.000 de pesos por Pablo Pérez y otra de 1.500.000 de pesos por Sánchez Miño), más el préstamo de un año de Marcone. Por eso, hoy el ex Lanús sigue siendo la llave de la operación. Es la moneda de cambio.
Claro, ahí el problema salta a la vista: en Boca no están de acuerdo en ceder al volante central en la negociación de Romero. Entienden que debería ser una operación paralela y no parte de un combo que cubriría una necesidad (la llegada de un 9 probado) pero destaparía otra: Russo y Riquelme deberían salir a buscarle un reemplazante a Marcone, ya que no tiene otro igual en el plantel y el exigente calendario, ahora sí, obligará a que el DT tenga más de una variante por puesto.
En efecto, si hasta ahora Miguel no usó mucho a Marcone es porque hubo apenas dos partidos por la Libertadores en el 2020. De hecho, en el 0 a 0 ante Caracas en Venezuela fue titular. Y hasta terminó jugando en el último partido de Boca pre pandemia: 4 a 1 a Godoy Cruz en Mendoza. Es decir que, para los partidos de visitante, es una opción que el DT considera de manera especial y se lo hizo saber en una charla que tuvieron en este tiempo. Por eso, la contraoferta del Rojo tampoco prosperó.
Por lo pronto, Romero no sólo tiene todo arreglado con Boca en el caso de que se arregle su desembarco, sino que en sus redes sociales empezó a seguir algunas cuentas xeneizes, entre ellas, la oficial de un tal Juan Román Riquelme. ¿Toda una señal?