Promedios, la palabra prohibida
En la Liga Profesional piensan suprimirlos porque dudan si varios irán al bombo para elegir rivales menores en la fase final.
Olé
La Liga Profesional de la AFA tratará de definir (no podemos saber si se pondrán de acuerdo) este martes el formato de campeonato que, se espera, cerraría este atípico año determinando un campeón, con pase a la Copa Libertadores, y un clasificado para la Sudamericana. Se eligió un sistema de grupos que separe los equipos en 12 que jueguen por el título y 12, por la chance a la segunda copa. Los dos minitorneos también se harán “más mini”, dividiendo a los competidores en grupos de seis clubes.
Una de las primeras perlas es que se consideró más atractivo este esquema que un todos contra todos, porque habrá finales y porque, según alguno dejó deslizar, los minitorneos de 11 fechas serían aburridos. Ya podemos ir imaginándonos los próximos campeonatos con aumento de la cantidad de equipos, gracias a la supresión de los descensos. Qué divertidos que van a ser.
Pero además, ese intento que vuelve una y otra vez de eliminar los promedios se concretaría en este certamen: no piensan computar estos partidos para los descensos de 2022. Aquí, la segunda perla: en los pasillos de Internet (no de la AFA por estos días) se comenta que había desconfianza de que los equipos más comprometidos fueran al bombo en la fase de grupos, para jugar con los más débiles y tener más chance de sumar en el torneo final. Un efecto es que los equipos que a la mitad de esos hexagonales queden fuera de la lucha grande, podrán terminar el torneo con 11 suplentes: casi la mitad de los equipos no estará jugando por ninguna otra cosa.
Y así, mientras los dirigentes van esparciendo por lo bajo su opinión de que los torneos con muchos equipos serán un embole, y se recelan y desconfían entre ellos sobre si perderán partidos a propósito si hay promedios, el gran tema, la gran discusión que se anticipa bien acalorada y pasional en esta reunión es quién debe ir como sexto cabeza de serie.
Olé
La Liga Profesional de la AFA tratará de definir (no podemos saber si se pondrán de acuerdo) este martes el formato de campeonato que, se espera, cerraría este atípico año determinando un campeón, con pase a la Copa Libertadores, y un clasificado para la Sudamericana. Se eligió un sistema de grupos que separe los equipos en 12 que jueguen por el título y 12, por la chance a la segunda copa. Los dos minitorneos también se harán “más mini”, dividiendo a los competidores en grupos de seis clubes.
Una de las primeras perlas es que se consideró más atractivo este esquema que un todos contra todos, porque habrá finales y porque, según alguno dejó deslizar, los minitorneos de 11 fechas serían aburridos. Ya podemos ir imaginándonos los próximos campeonatos con aumento de la cantidad de equipos, gracias a la supresión de los descensos. Qué divertidos que van a ser.
Pero además, ese intento que vuelve una y otra vez de eliminar los promedios se concretaría en este certamen: no piensan computar estos partidos para los descensos de 2022. Aquí, la segunda perla: en los pasillos de Internet (no de la AFA por estos días) se comenta que había desconfianza de que los equipos más comprometidos fueran al bombo en la fase de grupos, para jugar con los más débiles y tener más chance de sumar en el torneo final. Un efecto es que los equipos que a la mitad de esos hexagonales queden fuera de la lucha grande, podrán terminar el torneo con 11 suplentes: casi la mitad de los equipos no estará jugando por ninguna otra cosa.
Y así, mientras los dirigentes van esparciendo por lo bajo su opinión de que los torneos con muchos equipos serán un embole, y se recelan y desconfían entre ellos sobre si perderán partidos a propósito si hay promedios, el gran tema, la gran discusión que se anticipa bien acalorada y pasional en esta reunión es quién debe ir como sexto cabeza de serie.