Por qué Pep no puede ganar la Champions

Desde que se fue del Barcelona, donde levantó dos veces la Orejona en cuatro años, Guardiola falla en el torneo más deseado. Olé analiza las causas del karma que afronta el entrenador en actividad más ganador del mundo.

Olé
Para entender el origen de esa vara tan alta con la que es juzgado el entrenador nacido en Santpedor, hay que retroceder a aquellos días en los que fue el director de orquesta de un equipo no sólo exitoso sino revolucionario. Con aquel Barça que ganó todo y que marcó una época por un estilo de juego innovador que luego intentaron copiar en muchas partes del mundo, Pep disputó cuatro Champions. En dos oportunidades (2008/09 y 2010/11) levantó la Orejona venciendo en ambas finales al Manchester United. En las otras dos ocasiones (2009/10 y 2011/12) cayó en semifinales con los que luego serían campeones del certamen: el Inter de Mourinho y el Chelsea de Di Matteo. En esas series, sobre todo en la última ante el conjunto inglés, hizo bastantes méritos como para no quedar eliminado. Dominio casi absoluto, tiros en los palos y hasta un penal en un momento clave fallado por Messi. Pero en el fútbol, se sabe, los merecimientos pasan a segundo plano.


Aquel penal fallado por Messi ante el Chelsea en la Champions 2012:

Tras aquella huella que dejó en el club catalán y luego de un año sabático que aprovechó para irse a vivir a Nueva York y perfeccionar su inglés, Guardiola aceptó a mediados del 2013 el reto de dirigir al poderoso Bayern Munich, que justo venía de obtener el triplete (Bundesliga, Copa de Alemania y Champions) de la mano del experimentado Jupp Heynckes. La intención de la dirigencia germana, al contratarlo, no sólo era seguir ganando sino mejorar el juego. Dar un salto de calidad. El desafío extra era imponer su estilo de toque y elaboración en un fútbol donde predominaba otra ideología, más vertical y más afín a la histórica fortaleza física alemana. En el plano local, la performance con su equipo fue irreprochable: cinco títulos en tres años (las otras dos conquistas en su haber en ese ciclo fueron la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes) y varios récords para la historia. Aunque sus detractores argumenten que ganar la Bundesliga para el Bayern es cosa de todos los días, el brillo que tuvo aquel triplete fue tal que el estilo Pep marcó una influencia en el resto de los equipos del fútbol alemán, seducidos por una propuesta igual de ofensiva pero de mayor vuelo futbolístico. No sólo eso, también influyó en el modelo de juego de la Alemania campeona mundial en Brasil 2014, algo ratificado por el propio Joachim Löw.

En su estadía en el conjunto bávaro disputó tres Champions League. En las tres alcanzó las semifinales y en las tres quedó eliminado en esa instancia por equipos españoles. ¿Por qué? Hay diferentes razones. En la primera caída, la más dolorosa, ante el Real Madrid (0-1 en el Bernabéu y 0-4 en Munich), hubo una falla estratégica suya, sin dudas. El propio Guardiola recuerda aquella revancha como uno de los peores partidos de su carrera en cuanto a su gestión de campo. Aquella tarde-noche decidió vaciar el mediocampo, apostar a un 4-2-4 en lugar de su habitual 4-3-3 y ese Madrid, luego campeón, no se lo perdonó. El cuadro de Ancelotti lo goleó jugando de contra. Tan mal quedó por la derrota que al día siguiente fue al despacho de Karl Heinz Rummenigge y le dijo: “La he cagado. Si yo fuera tú, echaría al entrenador así que debes echarme”.

La peor noche de Guardiola en la Champions:​

En su segunda Champions, el que lo sacó de la final fue el Barcelona de Luis Enrique y el tridente Messi-Suárez-Neymar, que también sería el equipo campeón. A esa serie, el Bayern llegó sin cuatro titulares, todos lesionados: Robben, Ribery, Alaba y Badstuber. Ante un equipo de mayor nivel, cayó merecidamente por lo que casi no hubo reproches. Y ya en su última Champions al frente del Bayern, el verdugo fue el Atlético de Madrid. Luego del 0-1 en el Vicente Calderón, los de Munich pasaron por encima al conjunto del Cholo Simeone en el primer tiempo en el Allianz Arena. “Nunca en mi vida un rival nos superó tanto como el Bayern en esos 45 minutos”, reconoció el DT argentino. Pero ese vendaval de fútbol y llegadas no tuvo la eficacia necesaria. Apenas 1-0 y Müller falló un penal que pudo haber cambiado la historia. El gol de Griezmann en el complemento, en una contra tras pérdida del Bayern en campo rival, fue demasiado pese al triunfo final por 2-1. Por ese gol, que valió doble al ser de visitante, Pep y Cía. se quedaron afuera. ¿El error? No concretar las numerosas situaciones claras de gol y conceder una ventaja en lo defensivo que terminó siendo letal. ¿Te suena? Lyon… Champions actual… ejem…

El supuesto fracaso o no de Guardiola en su paso por el Bayern Munich quedará a criterio de cada uno. Además de errores propios en algunos casos, la jerarquía y nivel de los equipos que lo dejaron sin ese título internacional no es un aspecto para subestimar. La realidad, más allá de aquellos que le cuentan las costillas a Pep, es que en ninguna de esas tres Champions, el Bayern era el candidato N°1 a ganarla. El mayor reto era convencer a un club ganador por naturaleza de intentar vencer pero jugando de otro manera. Y ese objetivo sí fue logrado con creces aunque no haya levantado ninguna Orejona.

Tras su experiencia en Alemania existía en Pep la motivación de iniciar otro desafío y en otra liga también con una idea antagónica a su filosofía: la Premier League, donde siempre predominó la verticalidad, y en la que el juego por las bandas y el centro al 9 forma parte de la cultura inglesa tanto como los Beatles, Shakespeare o la reina Isabel II. A diferencia de su paso por el Bayern, la adaptación le costó un poco más. En su primer año no ganó ningún título. Terminó tercero en la Premier y quedó afuera de la Champions en los octavos de final (su peor registro como DT en el torneo) al caer ante el Monaco de un joven Mbappé y dirigido por el portugués Jardim. Un Manchester City nuevo, en pleno proceso de transición y de recambio generacional, no avanzó demasiado en Europa.

En los últimos tres años, su progreso en la Champions siempre tuvo un freno en la misma instancia: los cuartos de final. Liverpool, Tottenham y ahora el Lyon le marcaron el stop. En esas tres eliminaciones sí hay un denominador común: las ventajas que otorgó en la fase defensiva. Para un equipo con una propuesta tan ofensiva, donde los riesgos en el arco propio se acrecientan, es indispensable reforzar la solidez desde la jerarquía tanto individual como colectiva. A nivel nombres, los defensores utilizados por Guardiola en estos cuatro años en el City no son, en cuanto a categoría, directamente proporcionales a la generosa billetera que posee el City Football Group, la empresa dueña del club. Hagamos un repaso: Ederson, Bravo, Walker, Stones, Otamendi, Kompany, Laporte, Eric Garcia, Mendy, Fernandinho, Cancelo y Zinchenko. Ninguno de ellos, ni siquiera en su momento de mayor plenitud, fue considerado entre los cinco mejores en su puesto a nivel mundial. Algunos ya eran integrantes del plantel y otros llegaron por pedido expreso de Pep (Stones, Laporte, Mendy…). Ninguno brilló y varios costaron mucho dinero, lo que habla de una política de incorporaciones cuestionable. A favor de Guardiola se podría decir que luego de su primera temporada pidió a Leonardo Bonucci (no hubo acuerdo) y a Virgil Van Dijk (el holandés prefirió la oferta del Liverpool). También, que este año solicitó un central (Maguire estaba en la mira) y no le trajeron a ninguno. Los errores puntuales de Otamendi ante el Liverpool en los cuartos del 2018, los de Laporte ante el Tottenham el año pasado y los de Ederson y Cía. ante el Lyon el último sábado son dolorosas postales pero que marcan errores coincidentes en el momento menos justo y en el lugar menos indicado.

1) El error de Otamendi vs. Liverpool en la Champions 2018:​

2) Los errores de Laporte vs. Tottenham en la Champions 2019:

3) El error de Ederson vs. Lyon en la Champions 2020:

Aunque también vale aclarar algo: el planteo elegido por Pep para enfrentar al Lyon no pareció el más adecuado. Los tres centrales para justamente evitar las contras del equipo de Rudi Garcia dejaron al equipo sin un mediocampista, con De Bruyne en una posición incómoda, y la estrategia no funcionó porque de una contra llegó el 1-0 para el conjunto francés. Luego cambió al habitual 4-3-3 y el City dominó, pero dio la sensación de que desperdició los primeros 45 minutos.

En campeonatos largos, el modelo de juego de Pep suele terminar imponiéndose. En sus 11 temporadas de ligas obtuvo siete títulos, tres subcampeonatos y un tercer puesto. Es decir, no baja nunca del podio. Pero en un torneo que tiene otras características y otro nivel que lo hacen especial, como la Champions League, perdonar en el área rival y dar ventajas en la propia se paga demasiado caro. Más allá de si tiene a Messi o no en sus filas, como algunos remarcan cuando se analiza este karma de Pep. La imagen del sábado, con Sterling definiendo increíblemente solo por encima del travesaño y acto seguido Ederson dando un rebote fácil para el 3-1 de Dembélé, sintetiza quizás a la perfección por qué la Orejona se le viene escapando a Pep. El que a hierro no mata, a hierro muere.

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