Lo mejor y lo peor de Simeone
El aporte que el trabajo del Cholo con sus equipos le hace al fútbol es extraordinario. También es enorme el daño que hace su discurso.
Olé
Perdió el Atlético de Madrid, y les quedó picando a los anticholistas radicalizados, esos que no simpatizan con el estilo de Diego Simeone y celebran cuando le va mal. Sus méritos son enormes y constituyen un gran aporte suyo al fútbol. Puso a su equipo en la elite de Europa, donde les planta cara a los poderosos de España, Italia, Alemania e Inglaterra con menos presupuesto que esos tanques mundiales. Nunca se puso a llorar cuando perdió figuras (Courtois, Griezmann, Godín), sino a trabajar para reemplazarlas. Nadie lo quiere de rival.
Lo que no es un aporte, y más bien le hace un gran daño al fútbol, es su prédica de que “lo único importante es ganar”, con ese sucedáneo aun peor: “de cualquier manera”. Una frase que, dicha en el contexto de una arenga motivacional hacia adentro de un grupo, puede ser mucho más entendible que postulada como un dogma hacia el mundo. Si hacés todos los méritos y perdés, no servís.
Leipzig le ganó con un gol de buena jugada colectiva pero definición con rebote afortunado; podía no haberle ganado. Que lo haya eliminado o que hubiera ido a alargue o penales y pasado el Aleti no cambia lo que vimos en el juego: que el Cholo volvió a sentirse más cómodo con un estilo de ceder protagonismo y posesión, defender con orden y disciplina y esperar el error rival para facturárselo. Sólo cambió cuando le hicieron el gol y puso a Joao Félix, y volvió a cambiar cuando el portugués empató: con el juego igualado, siempre mostró más ambición el equipo alemán.
Y esta vez, nada de billetera e inferioridad de poderío; Leipzig no es el Bayern ni el Liverpool, y el Aleti invirtió en este plantel 256,5 millones de euros. Y esta vez, tampoco se vio a un clásico equipo del Cholo con “el cuchillo entre los dientes”; el propio DT reconoció que su rival había estado más intenso y más activo.
Lo que hoy se le critica a Simeone no es el resultado, sino cómo lo buscó.
Olé
Perdió el Atlético de Madrid, y les quedó picando a los anticholistas radicalizados, esos que no simpatizan con el estilo de Diego Simeone y celebran cuando le va mal. Sus méritos son enormes y constituyen un gran aporte suyo al fútbol. Puso a su equipo en la elite de Europa, donde les planta cara a los poderosos de España, Italia, Alemania e Inglaterra con menos presupuesto que esos tanques mundiales. Nunca se puso a llorar cuando perdió figuras (Courtois, Griezmann, Godín), sino a trabajar para reemplazarlas. Nadie lo quiere de rival.
Lo que no es un aporte, y más bien le hace un gran daño al fútbol, es su prédica de que “lo único importante es ganar”, con ese sucedáneo aun peor: “de cualquier manera”. Una frase que, dicha en el contexto de una arenga motivacional hacia adentro de un grupo, puede ser mucho más entendible que postulada como un dogma hacia el mundo. Si hacés todos los méritos y perdés, no servís.
Leipzig le ganó con un gol de buena jugada colectiva pero definición con rebote afortunado; podía no haberle ganado. Que lo haya eliminado o que hubiera ido a alargue o penales y pasado el Aleti no cambia lo que vimos en el juego: que el Cholo volvió a sentirse más cómodo con un estilo de ceder protagonismo y posesión, defender con orden y disciplina y esperar el error rival para facturárselo. Sólo cambió cuando le hicieron el gol y puso a Joao Félix, y volvió a cambiar cuando el portugués empató: con el juego igualado, siempre mostró más ambición el equipo alemán.
Y esta vez, nada de billetera e inferioridad de poderío; Leipzig no es el Bayern ni el Liverpool, y el Aleti invirtió en este plantel 256,5 millones de euros. Y esta vez, tampoco se vio a un clásico equipo del Cholo con “el cuchillo entre los dientes”; el propio DT reconoció que su rival había estado más intenso y más activo.
Lo que hoy se le critica a Simeone no es el resultado, sino cómo lo buscó.