Las rodillas de Porzingis y el futuro del 'proyecto Luka Doncic'
La lesión de letón, con un historial problemático en sus rodillas, un pequeño nubarrón para unos Mavericks que están construyendo un proyecto de aspecto inmejorable.
Juanma Rubio
As
Kristaps Porzingis no jugará más en estos playoffs. Un tramo que puede ser de un partido (mañana) para los Mavericks, que pierden 3-2 con los poderosos Clippers y están, por lo tanto, a una derrota de dejar la burbuja y volver a Dallas. Los días sin partidos por el boicot iniciado por Milwaukee Bucks habrán servido para que Luka Doncic se recupere de su esguince de tobillo, con el que jugó dos partidos de la serie, pero no bastaron para que Porzingis pudiera volver: al contrario, lo que eran unas molestias en la rodilla derecha se convirtieron en un desgarro en el menisco. Doncic se queda muy solo, necesitado de dos milagros seguidos de la altura, sin el ala-pívot letón, del que obró en el cuarto partido para igualar a 2 la serie. Cuesta apostar por el equipo texano, desde luego, por mucho que con Doncic (y Carlisle) por en medio todo parezca posible.
Porzingis reconoció que habían notado “algo raro” en la rodilla derecha en el primer partido de la serie, en el que además fue expulsado cuando su equipo estaba por delante en el marcador, ya en el segundo tiempo. Jugó el segundo y el tercero y, su primera experiencia en playoffs, promedió 23,7 puntos y 8,7 rebotes. Venía de una regular season en la que ha disputado 57 partidos con unas medias de 20,4 puntos, 9,5 rebotes y 2 tapones. El letón ha sido, Doncic al margen, una de las claves de que estos Mavericks de Rick Carlisle hayan acabado la temporada como, contra cualquier pronóstico, el equipo con el mejor rating ofensivo de la historia. En Dallas, a diferencia de en los Knicks, Porzingis se pega menos en las zonas, postea poco y se abre mucho para tirar. En lugar de chocar contra defensas más fuertes, tira por encima de defensas más pequeños. Y abre la pista para un equipo que basa su ataque en un simple pero efectivo bloqueo y continuación con Doncic como conductor y tres tiradores abiertos.
Pero más allá de estos playoffs y de esta temporada, Porzingis es un bien de valor incalculable para el futuro de los Mavs. Que cuenta con Doncic y él como pareja de estrellas… y que tendrán margen salarial para ser muy agresivos en el mercado de 2021. La franquicia texana pescó en río revuelto en Nueva York y le dio después al letón, formado en Sevilla, una extensión (los Knicks no le firmaron la ampliación de su contrato rookie) de cinco años y 158 millones. Hecha la apuesta, no hay ni que decir hasta qué punto es estratégico Porzingis en el futuro de los Mavs.
El problema, ahora mismo, son las rodillas: sufrió una rotura de ligamento en la izquierda el 6 de febrero de 2018 y estuvo sin jugar (incluida toda la temporada 2018-19) hasta el 23 de octubre de 2019. Más de 20 meses. Es decir, ha jugado 60 partidos (57 de fase regular y 3 de playoffs) desde febrero de 2018, y esta nueva lesión, que lo puede llevar al quirófano, es la rodilla derecha, donde ya ha tenido molestias durante la temporada. Porzingis tiene 25 años, mide 2,21 y se maneja con una movilidad de alero. Eso plantea cuestiones sobre durabilidad y posible cronificación de sus problemas de rodillas. A los que no ayuda el músculo que está ganando, algo que sí es importante para su juego. Tampoco es una buena noticia que las molestias hayan vuelto después del confinamiento y un parón del que el propio jugador volvió diciendo que le había venido fenomenal para recuperarse de “algunos problemas físicos”.
Los Mavs, probablemente, serán precavidos. Porzingis seguramente va a necesitar un mantenimiento que cuide sus minutos, sus viajes y su volumen de partidos. Y, también, que refuerce la rotación interior de los Mavs para que el letón solo haga sobreesfuerzos cuando estos sean realmente necesarios. De sus rodillas depende, ahora mismo, buena parte del (brillante) futuro del proyecto Doncic… y la proyección de un jugador de un perfil único y posibilidades casi ilimitadas.
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Kristaps Porzingis no jugará más en estos playoffs. Un tramo que puede ser de un partido (mañana) para los Mavericks, que pierden 3-2 con los poderosos Clippers y están, por lo tanto, a una derrota de dejar la burbuja y volver a Dallas. Los días sin partidos por el boicot iniciado por Milwaukee Bucks habrán servido para que Luka Doncic se recupere de su esguince de tobillo, con el que jugó dos partidos de la serie, pero no bastaron para que Porzingis pudiera volver: al contrario, lo que eran unas molestias en la rodilla derecha se convirtieron en un desgarro en el menisco. Doncic se queda muy solo, necesitado de dos milagros seguidos de la altura, sin el ala-pívot letón, del que obró en el cuarto partido para igualar a 2 la serie. Cuesta apostar por el equipo texano, desde luego, por mucho que con Doncic (y Carlisle) por en medio todo parezca posible.
Porzingis reconoció que habían notado “algo raro” en la rodilla derecha en el primer partido de la serie, en el que además fue expulsado cuando su equipo estaba por delante en el marcador, ya en el segundo tiempo. Jugó el segundo y el tercero y, su primera experiencia en playoffs, promedió 23,7 puntos y 8,7 rebotes. Venía de una regular season en la que ha disputado 57 partidos con unas medias de 20,4 puntos, 9,5 rebotes y 2 tapones. El letón ha sido, Doncic al margen, una de las claves de que estos Mavericks de Rick Carlisle hayan acabado la temporada como, contra cualquier pronóstico, el equipo con el mejor rating ofensivo de la historia. En Dallas, a diferencia de en los Knicks, Porzingis se pega menos en las zonas, postea poco y se abre mucho para tirar. En lugar de chocar contra defensas más fuertes, tira por encima de defensas más pequeños. Y abre la pista para un equipo que basa su ataque en un simple pero efectivo bloqueo y continuación con Doncic como conductor y tres tiradores abiertos.
Pero más allá de estos playoffs y de esta temporada, Porzingis es un bien de valor incalculable para el futuro de los Mavs. Que cuenta con Doncic y él como pareja de estrellas… y que tendrán margen salarial para ser muy agresivos en el mercado de 2021. La franquicia texana pescó en río revuelto en Nueva York y le dio después al letón, formado en Sevilla, una extensión (los Knicks no le firmaron la ampliación de su contrato rookie) de cinco años y 158 millones. Hecha la apuesta, no hay ni que decir hasta qué punto es estratégico Porzingis en el futuro de los Mavs.
El problema, ahora mismo, son las rodillas: sufrió una rotura de ligamento en la izquierda el 6 de febrero de 2018 y estuvo sin jugar (incluida toda la temporada 2018-19) hasta el 23 de octubre de 2019. Más de 20 meses. Es decir, ha jugado 60 partidos (57 de fase regular y 3 de playoffs) desde febrero de 2018, y esta nueva lesión, que lo puede llevar al quirófano, es la rodilla derecha, donde ya ha tenido molestias durante la temporada. Porzingis tiene 25 años, mide 2,21 y se maneja con una movilidad de alero. Eso plantea cuestiones sobre durabilidad y posible cronificación de sus problemas de rodillas. A los que no ayuda el músculo que está ganando, algo que sí es importante para su juego. Tampoco es una buena noticia que las molestias hayan vuelto después del confinamiento y un parón del que el propio jugador volvió diciendo que le había venido fenomenal para recuperarse de “algunos problemas físicos”.
Los Mavs, probablemente, serán precavidos. Porzingis seguramente va a necesitar un mantenimiento que cuide sus minutos, sus viajes y su volumen de partidos. Y, también, que refuerce la rotación interior de los Mavs para que el letón solo haga sobreesfuerzos cuando estos sean realmente necesarios. De sus rodillas depende, ahora mismo, buena parte del (brillante) futuro del proyecto Doncic… y la proyección de un jugador de un perfil único y posibilidades casi ilimitadas.
