Las claves de la pizarra de Nagelsmann frente al Atlético
Uno de los secretos frente al Atlético estuvo en la figura de Laimer. La labor de Poulsen, creando espacios para Sabitzer, Nkunku y Olmo, también dio sus frutos.
José Carlos Menzel
As
Julian Nagelsmann ya es uno más en el olimpo de los entrenadores. El joven técnico del Leipzig ya apuntaba alto hace años, cuando su labor al frente del Hoffenheim llegó a despertar el interés del Real Madrid, pero la victoria frente al Atlético en la fase final de la Champinos le ha servido para dar, de una vez por todas, el paso hacia la élite de los banquillos. A sus 33 años es el entrenador más joven de la historia en disputar unas semifinales de la máxima competición continental y lo hará al frente de un club que, gracias a él, también se estrena en la antesala da la final de la Champions.
Su Leipzig fue superior al conjunto dirigido por el Cholo Simeone en prácticamente todos los aspectos y no fue casualidad. Nagelsmann trazó un plan para aprovecharse de las debilidades rojiblancas y le salió a la perfección. "He de admitir que rozamos la perfección", dijo Nagelsmann después del pitido final. "Tuvimos una idea acerca de dónde podrían estar los espacios y cómo aprovecharlos, pero siempre depende de los jugadores y al final fueron ellos quienes ejecutaron el plan de manera sensacional", subrayó el míster de los germanorientales en cuanto a una puesta en escena magistral por parte de su equipo.
Uno de los secretos frente al Atlético estuvo en la figura de Laimer, que hizo de carrilero cuando su equipo tenía la posesión y formaba un doble pivote junto a Kampl cuando los suyos perdían el cuero y tocaba defender. La labor de Poulsen, solo en punta tras la marcha de Werner al Chelsea y creando espacios de forma ininterrumpida para Sabitzer, Nkunku y Olmo, también dio sus merecidos frutos. Fue él quien dio más versatilidad a un equipo que, hasta hace poco, dependía en demasía del olfato de Werner arriba. Y, finalmente, el Leipzig también tumbó al Atlético con sus propias armas: la intensidad, la garra y la entrega.
"Cada integrante de nuestro equipo estaba convencido con cada fibra de su cuerpo de que podíamos lograrlo", matizó Poulsen. "No importaba que estuviéramos comiendo, entrenando o simplemente descansando, solo hablábamos del éxito". Kampl añadió: "Sabíamos lo que nos esperaba. Ellos se pasaron todo el tiempo protestando y no pararon de buscar al árbitro. Pero nosotros les plantamos cara". Ahora toca pensar en el PSG. Intimidan Neymar y Mbappé, pero Nagelsmann ya estará dándole vueltas a la pizarra para tender una trampa a los astros parisinos. Es su momento. Y Julian lo sabe.
José Carlos Menzel
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Julian Nagelsmann ya es uno más en el olimpo de los entrenadores. El joven técnico del Leipzig ya apuntaba alto hace años, cuando su labor al frente del Hoffenheim llegó a despertar el interés del Real Madrid, pero la victoria frente al Atlético en la fase final de la Champinos le ha servido para dar, de una vez por todas, el paso hacia la élite de los banquillos. A sus 33 años es el entrenador más joven de la historia en disputar unas semifinales de la máxima competición continental y lo hará al frente de un club que, gracias a él, también se estrena en la antesala da la final de la Champions.
Su Leipzig fue superior al conjunto dirigido por el Cholo Simeone en prácticamente todos los aspectos y no fue casualidad. Nagelsmann trazó un plan para aprovecharse de las debilidades rojiblancas y le salió a la perfección. "He de admitir que rozamos la perfección", dijo Nagelsmann después del pitido final. "Tuvimos una idea acerca de dónde podrían estar los espacios y cómo aprovecharlos, pero siempre depende de los jugadores y al final fueron ellos quienes ejecutaron el plan de manera sensacional", subrayó el míster de los germanorientales en cuanto a una puesta en escena magistral por parte de su equipo.
Uno de los secretos frente al Atlético estuvo en la figura de Laimer, que hizo de carrilero cuando su equipo tenía la posesión y formaba un doble pivote junto a Kampl cuando los suyos perdían el cuero y tocaba defender. La labor de Poulsen, solo en punta tras la marcha de Werner al Chelsea y creando espacios de forma ininterrumpida para Sabitzer, Nkunku y Olmo, también dio sus merecidos frutos. Fue él quien dio más versatilidad a un equipo que, hasta hace poco, dependía en demasía del olfato de Werner arriba. Y, finalmente, el Leipzig también tumbó al Atlético con sus propias armas: la intensidad, la garra y la entrega.
"Cada integrante de nuestro equipo estaba convencido con cada fibra de su cuerpo de que podíamos lograrlo", matizó Poulsen. "No importaba que estuviéramos comiendo, entrenando o simplemente descansando, solo hablábamos del éxito". Kampl añadió: "Sabíamos lo que nos esperaba. Ellos se pasaron todo el tiempo protestando y no pararon de buscar al árbitro. Pero nosotros les plantamos cara". Ahora toca pensar en el PSG. Intimidan Neymar y Mbappé, pero Nagelsmann ya estará dándole vueltas a la pizarra para tender una trampa a los astros parisinos. Es su momento. Y Julian lo sabe.