La transición inconclusa del Madrid

El bloque principal apenas se ha renovado, no asoma un líder que acompañe a Ramos y a la espera de que cuajen los jóvenes, la situación económica no permite fichar más gol

David Álvarez
El País
Del mismo modo que ha sido la Copa de Europa la que ha servido para edificar y sustentar la leyenda ganadora del Real Madrid, la Orejona también permite medir a qué distancia se encuentra de sus propias expectativas. En sus dos últimos presupuestos, por ejemplo, el club preveía alcanzar al menos los cuartos de final, pero el viernes cayó en octavos por segundo curso consecutivo, algo que no sucedía desde hacía 10 años: cuando el Olympique de Lyon los echó en la 2009-2010. Aquello culminaba seis temporadas seguidas sin pisar los cuartos, apeados sucesivamente por la Juventus, el Arsenal, el Bayern, la Roma y el Liverpool.


La evolución del cuadro final de la Champions dibuja los ciclos de los grandes del continente y en el caso del Madrid apunta a una transición inconclusa después de la cumbre de las tres Champions, y sobre todo después de Cristiano Ronaldo. Ya el curso culminado con el triunfo en Kiev, el 2017-2018, apuntaba a la necesidad de intervención, después de que el Real Madrid acabara la Liga tercero, a 17 puntos del campeón, el Barcelona de Valverde.

Sin embargo, en los despachos del club señalaban dos dificultades esenciales. Por un lado, resulta complicado determinar cuándo ha llegado a su fin un ciclo ganador, como lo es también el orillamiento necesario entonces de algunos de sus símbolos. Por otro, la competencia financiera de clubes de la Premier, con ingresos televisivos mayores, y de modelos como el PSG, financiados por estados, obligaba a buscar alternativas a la contratación de ramilletes de estrellas: el Madrid ha invertido decenas de millones en jóvenes por hacer que cree que costarían mucho más una vez hechos, y ha mantenido conversaciones sobre la posibilidad de poner en marcha nuevos campeonatos capaces de reportarle más ingresos, como una Superliga europea. Varios factores confirman esta transición por hacer.

El capitán como síntoma. Aparte de sus efectos reales, difíciles de medir, la coincidencia de la imagen del capitán en la grada en las dos últimas eliminaciones europeas, contra el Ajax y contra el Manchester City, apunta a dos cuestiones importantes que se concentran en el capitán. No parece haber un liderazgo alternativo o complementario al suyo, aún más marcado después del confinamiento. Y dos cursos después de la marcha de Cristiano, aún no se ha remendado el vacío de gol que dejó: precisamente Ramos, un central ya de 34 años, ha sido el segundo máximo anotador del equipo, tras Benzema. El Madrid ha ganado la Liga marcando 70 goles, la cifra más baja de un campeón desde la temporada 2006-2007, cuando los blancos levantaron el título empatados a puntos con el Barcelona.

La desaparición de Bale. La noche de la 13ª Copa de Europa en Kiev, Cristiano avisó de que se iba y Bale amenazó con irse si no recuperaba importancia en el equipo. La marcha del portugués y el retraso en la llegada de Eden Hazard le dejaron la oportunidad de ocupar todo el escenario. Pero el galés hizo justo lo contrario, y ha terminado pasando de amenazar con irse a amenazar con quedarse. Él y James, dos de los cuatro fichajes más caros de la historia del club, contratados por su influencia en el gol, se han alejado progresivamente de él y de Zidane hasta cerrar el curso pidiendo no entrar en las convocatorias. Bale ha marcado tres goles; James, uno. El verano pasado el entrenador ya no les quería en el equipo. Ahora, en la práctica han dejado de estar, pero sus elevados salarios bloquean la posibilidad de operaciones alternativas, en especial en la actual situación económica.

La pandemia y el mercado. El coronavirus ha vaciado los estadios y eso ha supuesto un enorme golpe para las finanzas de los clubes cuyo alcance definitivo aún se desconoce. Después de la rebaja de sueldos de esta temporada, el Madrid tendrá que ajustar los de la siguiente, a la espera de que se sepa en qué momento podrá volver el público a los estadios. Por eso desde los despachos del club blanco insisten en que en estas circunstancias descartan contrataciones en el siguiente mercado, en el que esperan seguir ingresando con más ventas.

Hazard y el futuro. En estas condiciones, en el club esperan que fructifiquen dos hombres en los que invirtieron más de 160 millones de euros el verano pasado: Eden Hazard, de 29 años, que ha cerrado su accidentado primer curso con un gol; y Luka Jovic, 22 años, que no ha terminado de conectarse al grupo y ha marcado dos veces. También confían en que aumente la contribución de apuestas como Vinicius y Rodrygo; que Valverde, diluido en el último tramo, confirme lo que apuntó en el primero. Además, queda pendiente el futuro de Mariano y Brahim, fuera casi por completo de los planes de Zidane.

Courtois y Mendy. Son la parte del plan de sucesión que mejor ha funcionado. Sin Keylor Navas cerca, el belga ya es decisivo y ha ganado el Zamora, algo que el Madrid no veía desde 2008 con Casillas. Y el lateral francés ha ido creciendo: de roca defensiva a amenaza en ataque.

La Liga, al límite. Con la transición inconclusa, Zidane consiguió todavía extraer un título de Liga de un grupo cuyo núcleo parecía exhausto y aún carece de repuesto. Un título al límite: después de un confinamiento que redujo el objetivo a 11 partidos, perspectiva exprimida por el entrenador francés, mientras el Barcelona ardía por todos los costados. Un título que se añade a la Supercopa de Arabia, pero que coincide con que, en Europa no consiguieron ganar ni al PSG ni al Manchester City en sus dobles enfrentamientos (tres derrotas, un empate).

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