El gran eslogan electoral de Bartomeu le cae en la cabeza

"Tenemos Triplete y tenemos Tridente", repitió en su campaña de 2015. Fue su gran aval para ganar aquellas elecciones; ha sido su fin. No quedará nadie.

Juan Jiménez
As
En la Asamblea de socios-compromisarios de 2016, resultaba pastoso ver vanagloriarse a Bartomeu mientras hablaba del Barça del tridente. Es cierto que el Barça venía de ganar el triplete y luego, además del Mundial de Clubes y la Supercopa, otro doblete. Eran tiempos felices, pero esa manera de hacer de menos al resto del equipo sorprendía. Daba la sensación de que sólo había un tridente. Todo para elevar, una y otra vez, a las tres vedettes. Bartomeu sabía que si había ganado las elecciones era por el Triplete de la temporada 2014-15, un curso en el que había sobrevivido al terremoto de Anoeta, cuando Luis Enrique dejó en el banquillo a Messi y el argentino inició un pulso que no terminó con el asturiano en la calle sólo por la intervención de Xavi y Mascherano. "Tenemos Triplete y tenemos Tridente", presentó a lo grande su candidatura Bartomeu. El eslogan era "Bo per al Barça", pero el mantra era ese: "Hemos cerrado un ciclo ganador para abrir otro con más recorrido y lo hemos hecho sin hacer ruido". Eran tiempos de vacas gordas, cuando los tres superaron como tridente los cien goles tres temporadas.




A Bartomeu, el eslogan le duró apenas dos años. En el verano de 2017, Neymar, cuentan dolido por aquella remontada ante el PSG no reconocida, pagó los 222 millones de euros de su cláusula de rescisión y se marchó rumbo a París. Mientras numerosos inputs llegaban desde Brasil, e incluso desde la boda de Leo Messi, donde al parecer lo supieron la mayoría de sus compañeros, el club asistió atónito a la marcha del brasileño, una de las marcas de agua del rosellismo. Messi recibió con decepción aquella noticia. Tanto que, cuentan, pidió a Neymar que no se fuese con esta promesa: "Yo te haré Balón de Oro".

Pero Neymar se fue. Entonces, Bartomeu cambió el discurso. “Este año ya no hablaremos de tridente, hablaremos de equipo”, le dijo a las peñas el 8 de agosto de 2017 para justificar la marcha de Neymar. "Fue una decisión del jugador. Nosotros hicimos todo lo que estuvo en nuestra mano para que se quedara. Siempre actuando con la responsabilidad que nos toca, respetamos su decisión aunque no la compartamos. Todo tiene un límite y ningún jugador puede estar por encima del Barça", proclamó entonces.

Pero el equipo, en realidad, quedó en manos de Messi. En su peor decisión como presidente, reconocida por él mismo en círculos íntimos, Bartomeu gastó y rebasó los 222 millones de euros de Neymar con los fichajes de Coutinho y Dembélé. Hicieron falta dos jugadores para suplir a uno y no llegaron ni a la mitad de Neymar.

Y así, hasta el verano de 2020 cuando, cinco años después de ser elegido presidente, de la foto del triplete desaparecerá el tridente en una suerte de boomerang que terminará dejando una imagen triste de Bartomeu como presidente. Sin mayor argumento que ese, el presidente del Barça se entregó a una imagen, la de los tres amigos, que cinco años después es un holograma. A Bartomeu, que como con Neymar tampoco supo intuir que Messi, el mayor mito de la historia del club, se le iba a escapar, le cayó el eslogan electoral de 2015 en la cabeza.

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