El fin de la competencia

Leonardo Farinella
TyC
La incertidumbre del resultado es uno de los grandes atractivos del fútbol. En muchas de las grandes ligas del mundo ganan siempre los mismos. Quién no recibió en estos días por redes el cuadrito con los últimos diez años de las distintas ligas y los logos de los campeones. Ya prácticamente ni hace falta poner el nombre de los equipos. Es un afano, suspendanló, se decía cuando éramos chicos.


¿Qué sentido tiene? Cristiano y Dybala, hasta el Pipa Higuaín, se muestran eufóricos, felices y contentos. Es lógico que un jugador sienta felicidad por el objetivo conseguido. Es cierto que este año les creció el Atalanta con un fútbol bastante atípico para el Calcio y mantuvo el suspenso hasta las últimas fechas. Sólo eso, un poco de suspenso, porque nadie dudaba de que finalmente la Juve sería campeón, como cada año de los últimos nueve. El Bayern ganó en Alemania los últimos ocho, el PSG ganó 7 de 8 en Francia, Real y Barsa se dividen los últimos diez con el Aleti del Cholo Simeone como infiltrado un año y en Inglaterra, que está más dividido e increíblemente hay cinco equipos que ganaron la Premier en los últimos diez años, la distancia que sacaron al segundo las últimas conquistas del City y Liverpool da para pensar si no se viene aquí también la concentración de campeonatos.

Hay muchas lecturas que pueden hacerse. La diferencia de presupuesto con los rivales parte como una mirada inicial. Es cierto que a veces la distancia con el resto es abrumadora, no sólo por ingresos de TV sino por otros en los que los grandes clubes marcan diferencia. También el ingreso de capitales grosos seducidos por la repercusión y la pasión del fútbol. Hay mucho aquí para profundizar pero no se trata de eso este artículo. Aquí nos enfocamos en lo deportivo, en el juego, en la competitividad que incluso plantea desafíos a los mejores.

¿Si todo el mundo sabe antes de comenzar el torneo quién lo va a ganar, no pierde atractivo el torneo?

Sería interesante consultar a los hinchas de estos equipos a ver qué piensan. De seguro habrá quienes quieran festejar todos los campeonatos ganando todos los partidos 1-0 y si el gol es faltando un minuto y con la mano mejor (aunque ahora el VAR lo revisaría y tal vez lo anularía). Ese tipo de pensamientos altruistas no favorece la evolución del juego del fútbol.

Otra. Muchos partidos de la campaña terminan 4 ó 5 a 0 e incluso a veces por más diferencia. Van 20 minutos y ya el marcador no tiene misterio y la cuestión pasa por dilucidar cuántos goles va a meter. ¿Está bueno eso? Permitan la duda.

La dificultad del éxito hace justamente al valor. Si gana siempre el mismo hasta el propio ganador lo vive como una costumbre. Por ejemplo, ahora el Liverpool festejó locamente porque volvió a ser campeón tras 30 años. ¿Sería lo mismo si dentro de diez años están festejando el décimo título consecutivo de Premier?

Una de las cosas que se pueden hacer durante la pandemia es aprovechar el tiempo para repensarnos. Si realmente queremos un fútbol dominado por unos pocos con altísimos presupuestos, en los que los jugadores suplentes de los suplentes serían titulares en cualquier otro equipo del mismo torneo o si queremos algo más parejo. Porque además, cuando los buenos jugadores son suplentes, claramente el fútbol es peor. La competencia con los mejores te hace mejor. La resignación, el ir a perder por lo menos posible, es un grave daño para la esencia del fútbol. El espíritu amateur sigue siendo el motor que mueve la industria, por más que a veces les quede un poco lejano a quienes se sientan en las mesas de las grandes decisiones.

El fútbol argentino, tan castigado en muchos rubros, puede dar clase acerca de esto. Acá cualquiera se le anima al más pintado y lo pone en aprietos. Es cierto que aquí también hay dos equipos dominantes, pero al no tener las grandes figuras del fútbol, que juegan en Europa u otros mercados más poderosos económicamente que el nuestro, no hacen tanta diferencia. Un buen equipo, con menos presupuesto, pero bien trabajado y con convicciones, se vuelve un rival duro y es algo que vemos (veíamos) cada fin de semana en nuestras canchas.

Tomen nota, señores.

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