El daño es irreparable

M. Carmen Torres
Marca
Todos estamos asistiendo atónitos al divorcio entre Leo Messi y el Barcelona. Si había una pareja que parecía estable, pese a las lógicas crisis, en este incierto y maleado mundo del fútbol ésta era la del argentino con el cuadro culé. Es evidente que algún día el idilio concluiría, pero la forma en la que están separando sus caminos es, como mínimo, sorprendente. Y muy triste. El daño que están sufriendo tanto la imagen del jugador como la de la entidad es ya irreparable. Tenga quien tenga razón. Diga lo que diga LaLiga o un juez.


Es evidente que nada ni nadie podrá nunca ensombrecer la insultante calidad del internacional argentino ni su legendario historial de títulos, que desea ampliar y de ahí, entre otros motivos, su salida del Camp Nou. Pero la marcha de la que ha sido su casa los últimos 20 años no será como debiera: con partido de homenaje, un Camp Nou rendido a sus pies (como en tantas y tantas tardes de fútbol...), gran posado con sus numerosos títulos... La grada esperaba otra despedida para el mejor futbolista de su historia, esperaba decirle adiós entre sonrisas y lágrimas. Con agradecimiento. Él llevaba un tiempo anunciando que quería irse y aún busca una salida amistosa, pero su imagen está dañada, aunque no lo haya buscado. Por primera vez hay culés que ¡dudan de su barcelonismo! Algo impensable hace solo unos días.

Pero la imagen del Barça también quedará muy tocada, aunque LaLiga le dé la razón. O un juez. O quien sea. No me refiero a que el Barça deba dejar a Messi hacer lo que quiera. Me refiero a que debía haber mostrado otras maneras. Otro modo de hacer las cosas. Hablo de las formas, esas que están tan poco de moda. Los contratos van a misa me dirán, vale. Cierto. Pero los clubs también los revisan o tratan de romper cuando les interesa. Además, la buena voluntad y el diálogo con tu estrella también debería ir a misa. Lo primero es tender la mano, luego ya se irá haciendo el camino.

Ya no es cuestión de quién tiene razón o no. Como en muchas separaciones, los dos tendrán argumentos para mantener sus posturas, lo que importa es que la imagen de Messi ya no es tan impoluta para muchos culés que hasta hace tan solo unos días lo adoraban como a un Dios y que el Barça ha vuelto a escribir una fea página de su historia. Hay separaciones que acaban en amistad, pocas, pero las hay. El barcelonismo soñaba con que eso pasara con Messi. Y ahora, si nada no lo impide, la custodia del sentimiento culé la decidirá un juez. Messi y el Barcelona se debían acabar bien por lo mucho que se han dado mutuamente.

Entradas populares