Cardona es ilusión en Boca

El colombiano está cerca de volver a ponerse la camiseta de Boca y eso despierta un deseo de segunda vez. Eso sí, para ser el conductor del Xeneize se necesitan poderes adicionales...

Olé
Si volviera Edwin Cardona, ¿qué Cardona volvería? El hincha de Boca tiene en su recuerdo a varios. El más inolvidable es el del gol de tiro libre en el Monumental, del que ya pasaron casi tres años. Le siguen otros recuerdos gratos, en el que lo vemos conducir aceleraciones y pausas con inteligencia, pedir la pelota, patear como un caballo y no sentir el peso de plomo de la camiseta N°10 que usó el vicepresidente que jugaba bastante bien al fútbol. Es el mismo que utiliza el cuerpo como un arma de defensa y cuenta con una potencia difícil de contrarrestar cuando su locomotora rompe la inercia y entra al área.


Ese es el Cardona que, al evocarlo, despierta un saludable deseo de segunda vez y, también, la melancolía de saber qué habría sido de todos nosotros si hubiera jugado el partido fatal de Madrid que Guillermo Barros Schelotto le negó.

El del 10 es el puesto del milagro o de la desilusión. Cuesta instalarse con estabilidad en los compromisos que exige. Lo sabe Bebelo Reynoso, que se quedó empantanado entre una cosa y la otra, y nadie podría decir que por falta de clase.

La de conductor de Boca implica una tipo de gestión que trasciende el talento, que no debe faltar. Se necesitan poderes adicionales. Uno, elemental, es el de soportar tener la pelota bajo condiciones infernales. Porque si hay algo que nos enseñó el vicepresidente que jugaba bastante bien al fútbol, fue a reconocer el valor de sostener o soltar el juego al margen de la presión exterior. Por supuesto, él es un ciudadano de Marte. Pero sus lecciones están en YouTube para quién lo suceda. Y Cardona ya las aprendió.

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