Zárate, un obsesivo del trabajo

Mauro volvió a resignar dinero para jugar en el Xeneize y va por la revancha. Y en eso está: la obsesión por el entrenamiento hace que lo comparen con el crack de la Juve.

Olé
Las tres palabras con las que Mauro Zárate anunció su continuidad en Boca engloban mucho más que eso. El “Por muchos más” no sólo se refiere a los 17 goles que lleva hasta ahora (en 65 PJ) y que se pueden repasar en su posteo en Instagram, sino que también es un mensaje de aliento, sobre todo para él mismo. El delantero de 33 años acordó su continuidad por un año más en Boca (con chance de extenderlo a seis meses y sin la cláusula de salida en diciembre que pidió) y su objetivo es clarísimo: quiere revancha.


La noticia del arreglo fue buena para Zárate, pero también para Miguel Ángel Russo y los hinchas de Boca, que con sus interacciones le hicieron sentir el cariño que le tienen: en apenas unas pocas horas, la publicación de Mauro ya tenía más de 200.000 reproducciones, casi 6.000 comentarios y unos 80.000 Me Gusta. Además, también contaba con el mensaje de su esposa, Natalie Weber, quien al margen de darle fuerzas dejó claro algo que terminó siendo importante para que se quedara en la Argentina. “Donde seas feliz, ahí es”, escribió.

Pero sin dudas que al que más le gusta esta buena nueva es a Russo. Zárate fue una de las tres prioridades de renovación que el DT de 64 años le exigió al Consejo de Fútbol, junto con Carlos Tevez y Franco Soldano. Pese a que lo usó muy poco (apenas 64’) a causa de sus lesiones, Miguel sabe de las cualidades futbolísticas de Mauro, lo tuvo de chico en Vélez, donde fue goleador y junto salieron campeones en el 2005, y eso hace que sepa manejarle los cambios de humor al punta que pese a que sumó poco rodaje este año y siempre corrió de atrás, jamás generó ningún tipo de inconveniente o de queja, todo lo contrario.

Zárate es consciente de eso. Y parte de esa revancha que busca viene por ese lado. “A Riquelme todavía no le pude devolver en la cancha la confianza que tiene en mí”, dijo alguna vez el delantero que en Boca ya ganó dos títulos. No se equivoca, sus buenos momentos en el Xeneize fueron sólo pasajes, no jugó demasiado, si justamente por haber disputado menos del 50 por ciento de los partidos en esta última temporada fue que no pudo renovársele automáticamente el vínculo que había firmado en el 2018.

Mauro volvió a elegir Boca, no hay dudas de que generó una relación muy especial con el club. Primero porque dejó todo para usar esta camiseta, se peleó con medio mundo en Vélez, lo amenazaron a él y a su familia, todo Liniers lo insultó de arriba a abajo cuando fue al barrio con otros colores y hasta rompió vínculo con el Roly, su hermano y ex agente. Y segundo porque ahora se quedó pese a que le bajaron considerablemente el sueldo, le ofrecieron un dólar por debajo del oficial y ni siquiera le dieron luz verde a la cláusula que pidió para irse en diciembre si es que no tiene continuidad.

Y la revancha es ahora, ya. Apenas se reanude el torneo y sobre todo la Libertadores. Aunque hoy Tevez y Soldano son los elegidos por Russo, él no baja los brazos. Ni siquiera en cuarentena, donde se muestra entrenando a full en su casa. Ahí está una de las bases sobre las que se apoya Mauro: su entrenamiento. “Es una máquina, es muy detallista con la parte física. Además disfruta mucho cuando se entrena, se le nota. Le gusta cuidarse al máximo en ese sentido”, le contaron a Olé desde su entorno. Y no solamente eso, sino que aparte compararon su nivel de entrenamiento y de obsesión con el que tiene un tal Cristiano Ronaldo...

Si bien hasta ahora MZ nunca pudo cruzarse con el portugués que juega en la Juventus, sí admira muchísimo el concepto que el luso tiene respecto del entrenamiento. Incluso, el delantero de Boca cuenta en su casa de Nordelta con su propio gimnasio y hasta con máquinas de última tecnología para la recuperación de los músculos. “Tengo todo lo que necesito en mi casa. Hasta un parque para trabajar con pelota, que es donde hago las pasadas y en donde además le uso el arco a mi hijo, jaja. En cuanto a lo que es kinesiología, tengo varias máquinas de magneto, gameready, pero para hacer la circulación de sangre con presión y la pistola para masajear. No es lo mismo que la mano de los cracks que hay en Boca, pero es algo”, le dijo Zárate a Olé hace un tiempo.

La obsesión no es de ahora, ya que cuando recién arrancaba y mamá Catalina lo esperaba con el almuerzo las veces que venía de entrenar en las Inferiores de Vélez, por la tarde Mauro se armaba su propio circuito con sillas, palos de escoba y obstáculos caseros en el parque de la casa de Haedo en la que se crió. Y ni hablar cuando ya en el West Ham se cocinaba su salmón grillado acompañado con rodajas de tomates, alguna verdura y palta. “Le gusta cuidarse con las comidas, está siempre tomando mates y agua, desayuna cereales, avena y frutas”, avisan los que lo conocen y agregan que eso no quita que los sábados a la noche disfrute del asado que tanto le gusta, por ahí una entraña y arroz frío con huevo y mayonesa.

La meticulosidad de Zárate en el aspecto físico llega a extremos impensados. Aunque ya sea un consagrado y con muchos años de experiencia, todavía sigue buscando distintas técnicas de entrenamientos y de movimientos para ser mejor en la cancha. Por ejemplo, hasta no hace mucho trataba de encontrar la forma de ser muchísimo más rápido en el inicio del pique, ansiaba el modo correcto de potenciar la salida.

¿La solución? Algo que ya está trabajando: recibir la pelota en puntas de pie, girar con esa pose sobre el mismo eje, clavar la punta, tirar el peso del cuerpo sobre el talón y salir disparado. ¿Resultado? Ganar de dos a tres milésimas de segundos y, con eso, sacarle la ventaja necesaria a su marcador para imponerse en el mano a mano.

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