Russo, el trueque y el campeón no se toca...
Miguel piensa que, cuanto menos cambios sufra el plantel, será mejor para su Boca, porque no hay tiempo de adaptación. Por eso, el plan canje con Independiente no le suena tan bien.
Olé
"¿Vos comprarías un auto usado que alguien te quiere vender?". La pregunta que antecedió a un largo silencio de esos que encierran una respuesta que no necesita ser pronunciada. En Boca, la movida de Independiente para quedarse con Iván Marcone generó, cómo decirlo, poco entusiasmo. Del lado del Consejo de Fútbol hay cierta expectativa por ver lo que el Rojo tiene que ofrecer, para ver qué provecho le puede sacar a un club ahogado económicamente, que está obligado a vender las joyas de la abuela a precio bijoú fantasía.
De todo modos, más cerca del cuerpo técnico la idea del trueque, canje, todo por dos pesos, no suena tan bien. Por algo Miguel Russo celebró la continuidad de Carlos Tevez e insistió tanto con que Mauro Zárate y Franco Soldano renovaran, cuando allá por abril la dirigencia los daba fuera del club. Fue por la misma razón que hizo fuerza para que Junior Alonso continuara. Simple: el entrenador quiere que el plantel sufra la menor cantidad de cambios posibles.
Primero, porque quiere respaldar a los jugadores que le dieron el campeonato; y segundo, porque no hay tiempo para hacer grandes cambios. Si Boca va a saltar del encierro a jugar la Libertadores en un puñado de semanas, cualquier modificación, por pequeña que sea, será traumática. Es por el mismo motivo que Russo, antes de salir a buscar un nueve sin pasado en el club, prefiere a Walter Bou, por ejemplo, que no necesitaría adaptación.
Por eso, el CT no ve con agrado un potencial escenario en el que Boca entregaría a Marcone por grupo de jugadores con poco tiempo para amoldarse al equipo y que, en definitiva, no mejorarían sustancialmente lo que hay en el plantel. Sánchez Miño interesa como jugador de recambio, tanto es así que Riquelme lo quiere, pero sólo si el lateral-mediocampista se desvincula del club. Y después está el caso de Silvio Romero, que fue goleador de la Superliga pero que está en el mismo rango que Ábila.
Y si bien es cierto que Marcone jugó muy poco con Miguel (cuatro, dos de titular), perdió el puesto con Campuzano y nunca estuvo al nivel de lo que Boca pagó por él (8 palos verdes más impuestos), es un jugador con experiencia, que en un semestre con mucha competencia va a jugar minutos importantes, y que además conoce el sistema en un puesto clave para Miguel y en el que no hay recambio.Si se va Marcone, Boca tendría que salir a buscar otro futbolista en ese puesto o improvisar con Nico Capaldo ahí. Mejor bueno conocido...
Olé
"¿Vos comprarías un auto usado que alguien te quiere vender?". La pregunta que antecedió a un largo silencio de esos que encierran una respuesta que no necesita ser pronunciada. En Boca, la movida de Independiente para quedarse con Iván Marcone generó, cómo decirlo, poco entusiasmo. Del lado del Consejo de Fútbol hay cierta expectativa por ver lo que el Rojo tiene que ofrecer, para ver qué provecho le puede sacar a un club ahogado económicamente, que está obligado a vender las joyas de la abuela a precio bijoú fantasía.
De todo modos, más cerca del cuerpo técnico la idea del trueque, canje, todo por dos pesos, no suena tan bien. Por algo Miguel Russo celebró la continuidad de Carlos Tevez e insistió tanto con que Mauro Zárate y Franco Soldano renovaran, cuando allá por abril la dirigencia los daba fuera del club. Fue por la misma razón que hizo fuerza para que Junior Alonso continuara. Simple: el entrenador quiere que el plantel sufra la menor cantidad de cambios posibles.
Primero, porque quiere respaldar a los jugadores que le dieron el campeonato; y segundo, porque no hay tiempo para hacer grandes cambios. Si Boca va a saltar del encierro a jugar la Libertadores en un puñado de semanas, cualquier modificación, por pequeña que sea, será traumática. Es por el mismo motivo que Russo, antes de salir a buscar un nueve sin pasado en el club, prefiere a Walter Bou, por ejemplo, que no necesitaría adaptación.
Por eso, el CT no ve con agrado un potencial escenario en el que Boca entregaría a Marcone por grupo de jugadores con poco tiempo para amoldarse al equipo y que, en definitiva, no mejorarían sustancialmente lo que hay en el plantel. Sánchez Miño interesa como jugador de recambio, tanto es así que Riquelme lo quiere, pero sólo si el lateral-mediocampista se desvincula del club. Y después está el caso de Silvio Romero, que fue goleador de la Superliga pero que está en el mismo rango que Ábila.
Y si bien es cierto que Marcone jugó muy poco con Miguel (cuatro, dos de titular), perdió el puesto con Campuzano y nunca estuvo al nivel de lo que Boca pagó por él (8 palos verdes más impuestos), es un jugador con experiencia, que en un semestre con mucha competencia va a jugar minutos importantes, y que además conoce el sistema en un puesto clave para Miguel y en el que no hay recambio.Si se va Marcone, Boca tendría que salir a buscar otro futbolista en ese puesto o improvisar con Nico Capaldo ahí. Mejor bueno conocido...