Riquelme y la jugada maestra con Tevez
Román manejó las negociaciones a la distancia, primero mandó a sus Bulldogs y luego dio el toque decisivo para darle a Carlitos el final que él no tuvo.
Olé
Nunca se llevaron bien, salvo en esos primeros años en los que Juan Román Riquelme era un jugador consagrado en Boca, después de haber bailado al Real Madrid de los verdaderos Galácticos, y Carlos Tevez recién asomaba en la Primera. Desde la vuelta del Apache hace cinco años, incluso, se tiraron de todo. Mal. Pero mal. De la ametralladora de críticas desde afuera de un 10 a las bombas desde China del otro 10. Sin embargo, con el traje (no es literal) de dirigente puesto, JR dejó de lado algo de su orgullo, primero firmó las paces por el semestre que pasó y ahora, para levantar el teléfono para cerrar la continuidad del último gran ídolo.
Las similitudes en las últimas semanas entre el final de Román y el que se veía venir de Carlitos eran increíbles. Operativo desgaste, manoseo, números de contrato puestos a la luz, idas y vueltas, términos belicosos para referirse a las negociaciones y la posibilidad de ir a terminar la carrera en algún otro club en el que fueron amados. Era Riquelme haciendo el papel de Angelici. Impensado.
Pero JR no podía ponerse en el papel del presidente que tanto odió, por el que volvió al fútbol para desbancarlo y sentarse en su sillón, y más allá de las diferencias de piel que puede haber entre dos grandes estrellas, hizo lo que el otro esperaba: después de arrinconarlo contra las cuerdas y demostrar todo su poder con sus Bulldogs, dio el toque final al decirle al Apache lo que necesitaba oír, que lo quería en Boca. Y eso bastó para que desaparecieran las diferencias contractuales.
Si bien el actual vicepresidente siempre fue consciente de que el pueblo boquense iba a estar de su lado en caso de tomar alguna decisión drástica, también sabía que los hinchas pedían por la continuidad de Carlitos luego de que les diera el último título, arrebatado nada más y nada menos que a River.
Claramente, Román nunca recibió un llamado de Angelici durante las negociaciones de mediados del 2014 y, cuando quiso ceder luego de tensar demasiado la cuerda, ya era demasiado tarde, por lo que tuvo que ir a retirarse a Argentinos Juniors.
El mérito no es sólo de Riquelme, más allá de su toque maestro, porque la realidad es que Tevez se bancó en silencio a Jorge Bermúdez y sus tuits acusándolo de mentiroso, los últimos días en las negociaciones que se hicieron en silencio dio señales de querer seguir en el club y también cedió de su parte en los números.
Pero lo más importante de todo es que el último gran ídolo en actividad seguirá en Boca y tendrá el final que Riquelme no tuvo.
Olé
Nunca se llevaron bien, salvo en esos primeros años en los que Juan Román Riquelme era un jugador consagrado en Boca, después de haber bailado al Real Madrid de los verdaderos Galácticos, y Carlos Tevez recién asomaba en la Primera. Desde la vuelta del Apache hace cinco años, incluso, se tiraron de todo. Mal. Pero mal. De la ametralladora de críticas desde afuera de un 10 a las bombas desde China del otro 10. Sin embargo, con el traje (no es literal) de dirigente puesto, JR dejó de lado algo de su orgullo, primero firmó las paces por el semestre que pasó y ahora, para levantar el teléfono para cerrar la continuidad del último gran ídolo.
Las similitudes en las últimas semanas entre el final de Román y el que se veía venir de Carlitos eran increíbles. Operativo desgaste, manoseo, números de contrato puestos a la luz, idas y vueltas, términos belicosos para referirse a las negociaciones y la posibilidad de ir a terminar la carrera en algún otro club en el que fueron amados. Era Riquelme haciendo el papel de Angelici. Impensado.
Pero JR no podía ponerse en el papel del presidente que tanto odió, por el que volvió al fútbol para desbancarlo y sentarse en su sillón, y más allá de las diferencias de piel que puede haber entre dos grandes estrellas, hizo lo que el otro esperaba: después de arrinconarlo contra las cuerdas y demostrar todo su poder con sus Bulldogs, dio el toque final al decirle al Apache lo que necesitaba oír, que lo quería en Boca. Y eso bastó para que desaparecieran las diferencias contractuales.
Si bien el actual vicepresidente siempre fue consciente de que el pueblo boquense iba a estar de su lado en caso de tomar alguna decisión drástica, también sabía que los hinchas pedían por la continuidad de Carlitos luego de que les diera el último título, arrebatado nada más y nada menos que a River.
Claramente, Román nunca recibió un llamado de Angelici durante las negociaciones de mediados del 2014 y, cuando quiso ceder luego de tensar demasiado la cuerda, ya era demasiado tarde, por lo que tuvo que ir a retirarse a Argentinos Juniors.
El mérito no es sólo de Riquelme, más allá de su toque maestro, porque la realidad es que Tevez se bancó en silencio a Jorge Bermúdez y sus tuits acusándolo de mentiroso, los últimos días en las negociaciones que se hicieron en silencio dio señales de querer seguir en el club y también cedió de su parte en los números.
Pero lo más importante de todo es que el último gran ídolo en actividad seguirá en Boca y tendrá el final que Riquelme no tuvo.