Pressing a De Jong
El holandés se juega la nota de su primera temporada en la Champions. Es un jugador de futuro, pero no ha estado al nivel que se esperaba en su curso de rookie.
Juan Jiménez
As
De Jong no ha redondeado un gran año en el Barça. Celebrado su fichaje como una de las mejores incorporaciones estratégicas del último lustro, tal vez la más determinante desde las de Ter Stegen, Rakitic o Suárez en 2014, el holandés aterrizó en Barcelona en medio de unas expectativas altísimas desatadas por su tramo final de temporada en el Ajax, con quien había jugado unos maravillosos octavos y cuartos de final ante Juve y Madrid respectivamente cuando ya era oficialmente jugador del Barça.
Pero De Jong no ha pasado de actor de reparto. No se trata de sus cifras. En la Champions, sin ir más lejos, no ha marcado ni un gol ni ha dado ninguna asistencia. Y en LaLiga apenas hizo dos goles y dio un par de pases. Él es un jugador para dar dinámica de juego y gobernar los partidos. Pero salvo ráfagas muy puntuales (partidos ante Valencia, Eibar en Ipurúa), no lo ha hecho. Especialmente decepcionantes fueron sus dos partidos contra el Madrid, en los que no marcó la diferencia y se vio disminuido por el centro del campo del Madrid.
Paradójicamente, De Jong se ha adaptado antes a la ciudad que al equipo. Cómodamente instalado con su pareja, Mikki Kiemeney, vive confortablemente en la Ciudad Condal por más que pasase el confinamiento en Amsterdam. En el césped, sin embargo, todo ha sido más difícil. Acostumbrado a jugar a toda pastilla en el Ajax, con un juego de transiciones que le venía como anillo al dedo, De Jong tuvo primero que cambiar su posición y hacer de interior porque Busquets es intocable. "Su posición es la de mediocentro, no interior", advirtió hace bien poco Ronald Koeman, seleccionador holandés y conocedor, por tanto, de las cualidades del futbolista y de su mejor encaje en el juego de un equipo del que también conoce el estilo. Además, De Jong cayó en un equipo que juega ante rivales que se encierran pero que, sobre todo, empieza a mover el balón con tremenda lentitud. Todas las circunstancias que rodean el fútbol del Barça han perjudicado su explosión. Sin espacios para romper líneas, sin libertad para jugársela y correr a campo abierto, su fútbol se ha vuelto peligrosamente burocrático en ocasiones. Precisamente lo que no quería el socio, ansioso por jugadores que se saliesen del rol y tomasen decisiones. Si el Barça buscaba un soplo de aire fresco con De Jong, todavía lo está esperando.
Pero él también es responsable. "Estoy satisfecho, pero no totalmente satisfecho con mi primera temporada", dijo en una entrevista durante el confinamiento. Lo que no esperaba el holandés es que, después de cuidar su alimentación e hidratación durante el estado de alarma, fuese a caer lesionado en el estadio Visit Mallorca. Fue justo en el primer partido del reinicio de LaLiga. Un contratiempo que perjudicó al Barça en su carrera por LaLiga y que ha terminado de afear su primera temporada a la espera de la Champions. De Jong está obligado a dar un paso adelante, mucho más si se advierten las bajas de Busquets y Vidal. Su partido ante el Nápoles marcará, en gran medida, la nota de su primera temporada en el Barça.
Juan Jiménez
As
De Jong no ha redondeado un gran año en el Barça. Celebrado su fichaje como una de las mejores incorporaciones estratégicas del último lustro, tal vez la más determinante desde las de Ter Stegen, Rakitic o Suárez en 2014, el holandés aterrizó en Barcelona en medio de unas expectativas altísimas desatadas por su tramo final de temporada en el Ajax, con quien había jugado unos maravillosos octavos y cuartos de final ante Juve y Madrid respectivamente cuando ya era oficialmente jugador del Barça.
Pero De Jong no ha pasado de actor de reparto. No se trata de sus cifras. En la Champions, sin ir más lejos, no ha marcado ni un gol ni ha dado ninguna asistencia. Y en LaLiga apenas hizo dos goles y dio un par de pases. Él es un jugador para dar dinámica de juego y gobernar los partidos. Pero salvo ráfagas muy puntuales (partidos ante Valencia, Eibar en Ipurúa), no lo ha hecho. Especialmente decepcionantes fueron sus dos partidos contra el Madrid, en los que no marcó la diferencia y se vio disminuido por el centro del campo del Madrid.
Paradójicamente, De Jong se ha adaptado antes a la ciudad que al equipo. Cómodamente instalado con su pareja, Mikki Kiemeney, vive confortablemente en la Ciudad Condal por más que pasase el confinamiento en Amsterdam. En el césped, sin embargo, todo ha sido más difícil. Acostumbrado a jugar a toda pastilla en el Ajax, con un juego de transiciones que le venía como anillo al dedo, De Jong tuvo primero que cambiar su posición y hacer de interior porque Busquets es intocable. "Su posición es la de mediocentro, no interior", advirtió hace bien poco Ronald Koeman, seleccionador holandés y conocedor, por tanto, de las cualidades del futbolista y de su mejor encaje en el juego de un equipo del que también conoce el estilo. Además, De Jong cayó en un equipo que juega ante rivales que se encierran pero que, sobre todo, empieza a mover el balón con tremenda lentitud. Todas las circunstancias que rodean el fútbol del Barça han perjudicado su explosión. Sin espacios para romper líneas, sin libertad para jugársela y correr a campo abierto, su fútbol se ha vuelto peligrosamente burocrático en ocasiones. Precisamente lo que no quería el socio, ansioso por jugadores que se saliesen del rol y tomasen decisiones. Si el Barça buscaba un soplo de aire fresco con De Jong, todavía lo está esperando.
Pero él también es responsable. "Estoy satisfecho, pero no totalmente satisfecho con mi primera temporada", dijo en una entrevista durante el confinamiento. Lo que no esperaba el holandés es que, después de cuidar su alimentación e hidratación durante el estado de alarma, fuese a caer lesionado en el estadio Visit Mallorca. Fue justo en el primer partido del reinicio de LaLiga. Un contratiempo que perjudicó al Barça en su carrera por LaLiga y que ha terminado de afear su primera temporada a la espera de la Champions. De Jong está obligado a dar un paso adelante, mucho más si se advierten las bajas de Busquets y Vidal. Su partido ante el Nápoles marcará, en gran medida, la nota de su primera temporada en el Barça.