Palo y palo entre el Rojo y Silva
Gastón Silva, quien se consideró despedido por falta de pago, exige una indemnización de u$s 2,2 millones, pero Independiente le iniciará una demanda por ocho palos verdes. Comienza una ardua batalla de escritorio.
Olé
Es un hecho: Gastón Silva no volverá a pisar Independiente. El jugador no desea regresar. El entrenador, Lucas Pusineri, no quiere contar con futbolistas que no tengan ganas de estar en el club. Y los dirigentes, indignados por la forma en que procedió, prefieren no volver a cruzarse con él.
Hay bronca en el Rojo. Quienes conducen la institución está convencidos de que el uruguayo no tuvo consideración para contemplar el difícil momento que atraviesa el club como consecuencia del parate del fútbol. Patricia Perdomo, madre y representante del defensor, se mantiene firme en su postura: sostiene que a su hijo le debían plata desde noviembre y que fueron varios los intentos por conversar con los dirigentes para tratar de acordar un plan de pagos, aunque asegura que jamás la quisieron recibir. Mientras el jugador descansa en Uruguay, en los próximos días comenzará una batalla legal que promete ser muy ardua.
Silva llegó a mediados de 2017. En ese mercado estuvo a punto de recalar en Pumas de la UNAM, club con el que su madre había firmado un precontrato. A último momento se arrepintió y decidió tomarse un avión para recalar en Avellaneda. Independiente nunca había abonado su pase. La FIFA ya bajó el martillo y el club deberá pagarle 1.600.000 a Torino y 270.000 a Pumas por haber soplado al jugador de forma irregular. Ya hubo acuerdo para pagar el dinero que se les debe a los mexicanos.
El defensor se consideró jugador libre el 26 de mayo. Desde ese momento dejó de participar de los entrenamientos conducidos por el cuerpo técnico a través de la aplicación Zoom y se despidió de sus compañeros. El jugador reclama una indemnización de 2.2000.000 dólares ya que, a su criterio, fue despedido en medio de una pandemia. En Independiente ya preparan el contragolpe. “Nosotros le estamos pidiendo 8.000.000 de dólares por incumplimiento de contrato. La FIFA dirá quién tiene razón. Cuando llegó al club nos dijo que estaba libre y resulta que no era así. Ahora pasa algo similar: cree que está libre y no lo está”, le comentó Héctor Maldonado, secretario general del club, a Olé. En el Rojo creen que el procedimiento que el empleó el charrúa para considerarse despedido es irregular ya que no acudió a Agremiados, pero el futbolista sostiene que los extranjeros deben realizar el proceso vía FIFA. La pelea en los escritorios recién comienza.
Olé
Es un hecho: Gastón Silva no volverá a pisar Independiente. El jugador no desea regresar. El entrenador, Lucas Pusineri, no quiere contar con futbolistas que no tengan ganas de estar en el club. Y los dirigentes, indignados por la forma en que procedió, prefieren no volver a cruzarse con él.
Hay bronca en el Rojo. Quienes conducen la institución está convencidos de que el uruguayo no tuvo consideración para contemplar el difícil momento que atraviesa el club como consecuencia del parate del fútbol. Patricia Perdomo, madre y representante del defensor, se mantiene firme en su postura: sostiene que a su hijo le debían plata desde noviembre y que fueron varios los intentos por conversar con los dirigentes para tratar de acordar un plan de pagos, aunque asegura que jamás la quisieron recibir. Mientras el jugador descansa en Uruguay, en los próximos días comenzará una batalla legal que promete ser muy ardua.
Silva llegó a mediados de 2017. En ese mercado estuvo a punto de recalar en Pumas de la UNAM, club con el que su madre había firmado un precontrato. A último momento se arrepintió y decidió tomarse un avión para recalar en Avellaneda. Independiente nunca había abonado su pase. La FIFA ya bajó el martillo y el club deberá pagarle 1.600.000 a Torino y 270.000 a Pumas por haber soplado al jugador de forma irregular. Ya hubo acuerdo para pagar el dinero que se les debe a los mexicanos.
El defensor se consideró jugador libre el 26 de mayo. Desde ese momento dejó de participar de los entrenamientos conducidos por el cuerpo técnico a través de la aplicación Zoom y se despidió de sus compañeros. El jugador reclama una indemnización de 2.2000.000 dólares ya que, a su criterio, fue despedido en medio de una pandemia. En Independiente ya preparan el contragolpe. “Nosotros le estamos pidiendo 8.000.000 de dólares por incumplimiento de contrato. La FIFA dirá quién tiene razón. Cuando llegó al club nos dijo que estaba libre y resulta que no era así. Ahora pasa algo similar: cree que está libre y no lo está”, le comentó Héctor Maldonado, secretario general del club, a Olé. En el Rojo creen que el procedimiento que el empleó el charrúa para considerarse despedido es irregular ya que no acudió a Agremiados, pero el futbolista sostiene que los extranjeros deben realizar el proceso vía FIFA. La pelea en los escritorios recién comienza.