Medidas sin precedentes por pandemia en dos elecciones regionales en España
España, EFE
Dos históricas regiones españolas, Galicia y el País Vasco, celebran elecciones autonómicas mañana, domingo, con medidas de seguridad "extremas" ante el surgimiento de cientos de brotes de coronavirus por todo el país.
Aunque la inmensa mayoría de los casos detectados en las últimas semanas son leves, las autoridades sanitarias nacionales y regionales se afanan para evitar que haya focos de contagio comunitario fuera de control, en uno de los países más afectados de todo el mundo por la pandemia, con más de 28.400 muertos.
En ambas regiones se han extremado las medidas de precaución, con mascarillas, gel desinfectante, marcas de distancia de seguridad o itinerarios de entrada y salida, así como prioridad para personas de más de 65 años.
En la localidad vasca de Ordizia, epicentro del brote más importante de su región (70 casos), se han instalado las mesas electorales en lugares abiertos, como patios de centros escolares o en instalaciones deportivas, para evitar los lugares cerrados.
También se recomienda llevar los sobres con las papeletas desde casa, a fin de utilizar lo menos posible las cabinas públicas.
Las autoridades de ambas regiones han prohibido ir a votar a las personas infectadas, explicando que no se restringe su derecho al voto sino que se limita su movilidad para proteger al resto de la población.
Los vascos positivos en covid-19 que acudan a votar pueden cometer un delito contra la salud pública, afirmaron este sábado en rueda de prensa las ministras regionales de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, y de Salud, Nekane Murga.
EL PELIGRO DE LA ELEVADA ABSTENCIÓN
En estas circunstancias, la gran interrogante es el nivel de participación. Como ejemplo, solo votaron el 41,6 por ciento de los electores en la segunda vuelta de las municipales francesas del pasado 28 de junio, el precedente más inmediato de comicios tras el final del confinamiento por la pandemia.
El voto por correo se disparó en ambas regiones respecto a las anteriores elecciones de 2016: un 130 por ciento en el País Vasco y casi un 80 por ciento en Galicia.
En un intento de evitar una fuerte abstención, el presidente gallego y aspirante a la reelección, Alberto Núñez Feijoo, afirma que la situación es de "normalidad y tranquilidad", y que ir a votar será "seguro, como ir a la farmacia".
"No tengáis miedo. Votar es seguro", afirmó el jefe del Gobierno vasco, Íñigo Urkullu, al dirigirse a la "gente que puede tener prevención para ir a votar".
SIGNIFICADO POLÍTICO DE LOS COMICIOS
En el lado puramente político, el hecho de que ambas regiones tengan características propias, sumado a la previsible amplia abstención por la pandemia, puede limitar la extrapolación de los resultados a nivel nacional.
En otras circunstancias, estos comicios podrían ser un primer termómetro para ver la salud del Gobierno de coalición -el primero en la reciente historia democrática de España-, integrado por el Partido Socialista Obrero Españos (PSOE) y la formación izquierdista Unidas Podemos.
Uno de los ejes de la discusión política es la fuerte crisis económica causada por la pandemia de coronavirus y la respuesta del Ejecutivo, centrada en intentar reducir las repercusiones sociales y defender a la población más frágil.
Pero Galicia es una región donde tradicionalmente gana el conservador Partido Popular (PP, primera fuerza opositora a nivel nacional).
Actual jefe del Gobierno regional gallego, Núñez Feijoo (PP), aspira a lograr su cuarto mandato y a conseguir su segunda mayoría absoluta, frente al PSOE y varios grupos de izquierda y nacionalistas que aspiran a conformar una coalición alternativa.
Algo parecido ocurre en el País Vasco, donde el Partido Nacionalista Vasco (PNV) espera repetir la victoria que lleva obteniendo desde que allí se celebran elecciones regionales, en 1980.
Todas las encuestas apuntan a que el PNV mejorará sus resultados de hace cuatro años, aunque sin lograr mayoría absoluta, a pesar de algunos errores notables y escándalos de corrupción.
Y no hay duda de que mantendrá sus colaboración parlamentaria con el Partido Socialista, que también se reproduce, a la inversa, en Madrid, donde el PNV apoya al Gobierno que preside el socialista Pedro Sánchez.
Una posible interpretación nacional de los resultados podría ocurrir si Núñez Feijoo logra una victoria amplia en Galicia, ya que a nivel nacional mantiene un discurso mucho más moderado y pactista que el del líder de su partido, Pablo Casado, de verbo incendiario contra el Gobierno español.
En cambio, Casado impuso en el País Vasco a un candidato mucho más duro que el inicialmente previsto, y un resultado negativo en esa región podría suponer también alguna forma de desautorización para la estrategia del líder conservador.
Dos históricas regiones españolas, Galicia y el País Vasco, celebran elecciones autonómicas mañana, domingo, con medidas de seguridad "extremas" ante el surgimiento de cientos de brotes de coronavirus por todo el país.
Aunque la inmensa mayoría de los casos detectados en las últimas semanas son leves, las autoridades sanitarias nacionales y regionales se afanan para evitar que haya focos de contagio comunitario fuera de control, en uno de los países más afectados de todo el mundo por la pandemia, con más de 28.400 muertos.
En ambas regiones se han extremado las medidas de precaución, con mascarillas, gel desinfectante, marcas de distancia de seguridad o itinerarios de entrada y salida, así como prioridad para personas de más de 65 años.
En la localidad vasca de Ordizia, epicentro del brote más importante de su región (70 casos), se han instalado las mesas electorales en lugares abiertos, como patios de centros escolares o en instalaciones deportivas, para evitar los lugares cerrados.
También se recomienda llevar los sobres con las papeletas desde casa, a fin de utilizar lo menos posible las cabinas públicas.
Las autoridades de ambas regiones han prohibido ir a votar a las personas infectadas, explicando que no se restringe su derecho al voto sino que se limita su movilidad para proteger al resto de la población.
Los vascos positivos en covid-19 que acudan a votar pueden cometer un delito contra la salud pública, afirmaron este sábado en rueda de prensa las ministras regionales de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, y de Salud, Nekane Murga.
EL PELIGRO DE LA ELEVADA ABSTENCIÓN
En estas circunstancias, la gran interrogante es el nivel de participación. Como ejemplo, solo votaron el 41,6 por ciento de los electores en la segunda vuelta de las municipales francesas del pasado 28 de junio, el precedente más inmediato de comicios tras el final del confinamiento por la pandemia.
El voto por correo se disparó en ambas regiones respecto a las anteriores elecciones de 2016: un 130 por ciento en el País Vasco y casi un 80 por ciento en Galicia.
En un intento de evitar una fuerte abstención, el presidente gallego y aspirante a la reelección, Alberto Núñez Feijoo, afirma que la situación es de "normalidad y tranquilidad", y que ir a votar será "seguro, como ir a la farmacia".
"No tengáis miedo. Votar es seguro", afirmó el jefe del Gobierno vasco, Íñigo Urkullu, al dirigirse a la "gente que puede tener prevención para ir a votar".
SIGNIFICADO POLÍTICO DE LOS COMICIOS
En el lado puramente político, el hecho de que ambas regiones tengan características propias, sumado a la previsible amplia abstención por la pandemia, puede limitar la extrapolación de los resultados a nivel nacional.
En otras circunstancias, estos comicios podrían ser un primer termómetro para ver la salud del Gobierno de coalición -el primero en la reciente historia democrática de España-, integrado por el Partido Socialista Obrero Españos (PSOE) y la formación izquierdista Unidas Podemos.
Uno de los ejes de la discusión política es la fuerte crisis económica causada por la pandemia de coronavirus y la respuesta del Ejecutivo, centrada en intentar reducir las repercusiones sociales y defender a la población más frágil.
Pero Galicia es una región donde tradicionalmente gana el conservador Partido Popular (PP, primera fuerza opositora a nivel nacional).
Actual jefe del Gobierno regional gallego, Núñez Feijoo (PP), aspira a lograr su cuarto mandato y a conseguir su segunda mayoría absoluta, frente al PSOE y varios grupos de izquierda y nacionalistas que aspiran a conformar una coalición alternativa.
Algo parecido ocurre en el País Vasco, donde el Partido Nacionalista Vasco (PNV) espera repetir la victoria que lleva obteniendo desde que allí se celebran elecciones regionales, en 1980.
Todas las encuestas apuntan a que el PNV mejorará sus resultados de hace cuatro años, aunque sin lograr mayoría absoluta, a pesar de algunos errores notables y escándalos de corrupción.
Y no hay duda de que mantendrá sus colaboración parlamentaria con el Partido Socialista, que también se reproduce, a la inversa, en Madrid, donde el PNV apoya al Gobierno que preside el socialista Pedro Sánchez.
Una posible interpretación nacional de los resultados podría ocurrir si Núñez Feijoo logra una victoria amplia en Galicia, ya que a nivel nacional mantiene un discurso mucho más moderado y pactista que el del líder de su partido, Pablo Casado, de verbo incendiario contra el Gobierno español.
En cambio, Casado impuso en el País Vasco a un candidato mucho más duro que el inicialmente previsto, y un resultado negativo en esa región podría suponer también alguna forma de desautorización para la estrategia del líder conservador.