Marzolini y su particular historia con Maradona en Boca
Además de un excelso lateral izquierdo, Silvio también fue dos veces DT del Xeneize. Y en sus dos períodos tuvo a Diego en el plantel. Con el 10 tuvo varias idas y vueltas, aunque siempre se respetaron muchísimo.
Olé
Además de un excelso lateral izquierdo -para muchos el mejor de la historia del fútbol argentino-, Silvio Marzolini fue dos veces técnico de Boca. Y en sus dos períodos al frente del plantel tuvo entre sus dirigidos al mismísimo Diego Armando Maradona. En el Metro 81, en el que él Xeneize fue campeón, y en el Apertura 1995, cuando Diego volvió al fútbol tras 15 meses de suspensión a raíz de su recordado caso de doping en el Mundial de Estados Unidos 1994.
Silvio y Diego tuvieron sus idas y vueltas a lo largo del tiempo. El día que se conocieron, de hecho, saltaron algunas chispas. Maradona lo recuerda en su libro, "Yo soy el Diego", editado en el año 2000. "A los diez minutos de entrar en La Candela me llamó Marzolini y me dijo que Boca era distinto a Argentinos Juniors, que si yo allá tenía ciertas prerrogativas, acá no las iba a tener. Que si yo estaba acostumbrado a ir a la cancha con mi familia, eso no podía ser en Boca. Silvio no me conocía y se equivocó al hablarme así en el primer encuentro, de entrada. Se le escapó la tortuga, la verdad".
Marzolini tenía fama de técnico rígido, estricto. Lo mismo su preparador físico, Gustavo Habbegger, quien tenía bien cortitos a los muchachos en las prácticas como en las concentraciones. Y a Diego, eso, no le gustaba nada. Entonces, disparó un tiro por elevación. "Marzolini es un hombre honesto, que trabaja todo el día tratando de mejorar el equipo, y aunque no tiene mucha experiencia se nota que sabe".
El DT no recogió el guante y el buen andar del equipo dejó atrás aquel primer foco de conflicto. Entre Marzolini y el presidente Martín Noel habían armado un equipazo, con las llegadas de Diego, Miguel Ángel Brindisi, el Pichi Escudero, Ariel Krasouski, Marcelo Trobbiani y el Puma Morete, entre otras figuras. Y el Xeneize, pese a haber acumulado cuatro empates consecutivos en una etapa clave del torneo, fue una maquinita. Tan es así que terminó siendo campeón, con apenas cuatro derrotas en 34 fechas y con Diego goleador, para muchos en la cima de su carrera, con 17 conquistas.
Luego, Boca quedó eliminado en cuartos de final del Nacional contra Vélez, Marzolini fue desplazado por Carmelo Faraone y Diego, transferido al Barcelona en 7.200.000 euros. De esa primera época también es recordado el día que Maradona apareció cantando sobre el escenario del Luna Park junto a Eddy Grant, el popular músico guyanés que fue furor en los años 80. “¿Está por ahí Maradona? Iluminen a Maradona”, pidió el cantante. Diego intentó escabullirse en el público para no tener que rendir cuentas ante el DT, pero ya era tarde. Cuentan que Marzolini se la dejó pasar y de ese modo se ganó la confianza del ídolo.
Cosas del destino, 14 años después Diego y Marzolini volverían a coincidir en Boca. Maradona tenía 35 años y quería ser técnico y jugador, aunque sabía que Antonio Alegre, presidente del club por aquellos años, se opondría por completo. "Estaba Silvio al frente, como en 1981, y al viejo ni se le cruzaba por la cabeza moverlo del banco. Y encima, pasó una cosa bien fulera: empezaron a decir que le estaba moviendo el piso a Marzolini; ni a la Bombonera podía ir porque se ponían histéricos, le tomaban la leche al gato con esa pelotudez", cuenta Maradona en su libro.
Finalmente, Diego llegó a un acuerdo con el club para incorporarse al plantel y lo primero que hizo fue llamar a Marzolini. "Silvio, está todo bien. Hay cosas que yo no comparto, sobre todo en cuanto a la línea futbolística, pero sé que nos vamos a poner de acuerdo. Si ya lo hicimos una vez", recrea el llamado el 10 en su biografía. Y remarca las diferencias que tenía con el DT. "En 1981, él no me quería y me tuvo que aceptar; ahora yo no lo quería a él, pero me lo tenía que bancar".
Diego reapareció con la azul y oro el 7 de octubre de 1995, frente a Colón, en una Bombonera a reventar y con una franja amarilla pintada sobre el cabello. Fue el mismo día del famoso cruce con Julio César Toresani, expulsado en el primer tiempo. El Xeneize ganó 1-0 sobre la hora con gol de Darío Scotto, pero el equipo, que también contaba con el retorno del Pájaro Caniggia, no colmó las expectativas y terminó cuarto, a seis puntos del Vélez campeón de Bianchi.
Para ese entonces, la relación entre Marzolini y Diego ya no era tan tirante como antes. Al contrario. A Maradona le había costado mucho arrancar después de la suspensión y unas semanas antes del debut había decidido dejar de entrenarse con el plantel por los dolores que sentía cada vez que se probaba los botines. El tema fue que de esas primeras seis fechas Boca sólo había ganado las primeras dos (2-1 a Huracán y 1-0 a Platense) y luego enfiló cuatro empates consecutivos que dejaron a Marzolini al borde del despido. "A esa altura -dice Diego en su libro-, yo me había convertido en el defensor número uno de Marzolini: si lo echaban, yo no volvía". Diego volvió a jugar y Boca levantó, pero no el DT fue depuesto a fin de año.
Este viernes, a los 79 años, Silvio Marzolini dijo adiós. Se llevó el cariño de Boca y todo el fútbol argentino. Y el recuerdo imborrable de aquellos desencuentros con Diego Armando Maradona.
Olé
Además de un excelso lateral izquierdo -para muchos el mejor de la historia del fútbol argentino-, Silvio Marzolini fue dos veces técnico de Boca. Y en sus dos períodos al frente del plantel tuvo entre sus dirigidos al mismísimo Diego Armando Maradona. En el Metro 81, en el que él Xeneize fue campeón, y en el Apertura 1995, cuando Diego volvió al fútbol tras 15 meses de suspensión a raíz de su recordado caso de doping en el Mundial de Estados Unidos 1994.
Silvio y Diego tuvieron sus idas y vueltas a lo largo del tiempo. El día que se conocieron, de hecho, saltaron algunas chispas. Maradona lo recuerda en su libro, "Yo soy el Diego", editado en el año 2000. "A los diez minutos de entrar en La Candela me llamó Marzolini y me dijo que Boca era distinto a Argentinos Juniors, que si yo allá tenía ciertas prerrogativas, acá no las iba a tener. Que si yo estaba acostumbrado a ir a la cancha con mi familia, eso no podía ser en Boca. Silvio no me conocía y se equivocó al hablarme así en el primer encuentro, de entrada. Se le escapó la tortuga, la verdad".
Marzolini tenía fama de técnico rígido, estricto. Lo mismo su preparador físico, Gustavo Habbegger, quien tenía bien cortitos a los muchachos en las prácticas como en las concentraciones. Y a Diego, eso, no le gustaba nada. Entonces, disparó un tiro por elevación. "Marzolini es un hombre honesto, que trabaja todo el día tratando de mejorar el equipo, y aunque no tiene mucha experiencia se nota que sabe".
El DT no recogió el guante y el buen andar del equipo dejó atrás aquel primer foco de conflicto. Entre Marzolini y el presidente Martín Noel habían armado un equipazo, con las llegadas de Diego, Miguel Ángel Brindisi, el Pichi Escudero, Ariel Krasouski, Marcelo Trobbiani y el Puma Morete, entre otras figuras. Y el Xeneize, pese a haber acumulado cuatro empates consecutivos en una etapa clave del torneo, fue una maquinita. Tan es así que terminó siendo campeón, con apenas cuatro derrotas en 34 fechas y con Diego goleador, para muchos en la cima de su carrera, con 17 conquistas.
Luego, Boca quedó eliminado en cuartos de final del Nacional contra Vélez, Marzolini fue desplazado por Carmelo Faraone y Diego, transferido al Barcelona en 7.200.000 euros. De esa primera época también es recordado el día que Maradona apareció cantando sobre el escenario del Luna Park junto a Eddy Grant, el popular músico guyanés que fue furor en los años 80. “¿Está por ahí Maradona? Iluminen a Maradona”, pidió el cantante. Diego intentó escabullirse en el público para no tener que rendir cuentas ante el DT, pero ya era tarde. Cuentan que Marzolini se la dejó pasar y de ese modo se ganó la confianza del ídolo.
Cosas del destino, 14 años después Diego y Marzolini volverían a coincidir en Boca. Maradona tenía 35 años y quería ser técnico y jugador, aunque sabía que Antonio Alegre, presidente del club por aquellos años, se opondría por completo. "Estaba Silvio al frente, como en 1981, y al viejo ni se le cruzaba por la cabeza moverlo del banco. Y encima, pasó una cosa bien fulera: empezaron a decir que le estaba moviendo el piso a Marzolini; ni a la Bombonera podía ir porque se ponían histéricos, le tomaban la leche al gato con esa pelotudez", cuenta Maradona en su libro.
Finalmente, Diego llegó a un acuerdo con el club para incorporarse al plantel y lo primero que hizo fue llamar a Marzolini. "Silvio, está todo bien. Hay cosas que yo no comparto, sobre todo en cuanto a la línea futbolística, pero sé que nos vamos a poner de acuerdo. Si ya lo hicimos una vez", recrea el llamado el 10 en su biografía. Y remarca las diferencias que tenía con el DT. "En 1981, él no me quería y me tuvo que aceptar; ahora yo no lo quería a él, pero me lo tenía que bancar".
Diego reapareció con la azul y oro el 7 de octubre de 1995, frente a Colón, en una Bombonera a reventar y con una franja amarilla pintada sobre el cabello. Fue el mismo día del famoso cruce con Julio César Toresani, expulsado en el primer tiempo. El Xeneize ganó 1-0 sobre la hora con gol de Darío Scotto, pero el equipo, que también contaba con el retorno del Pájaro Caniggia, no colmó las expectativas y terminó cuarto, a seis puntos del Vélez campeón de Bianchi.
Para ese entonces, la relación entre Marzolini y Diego ya no era tan tirante como antes. Al contrario. A Maradona le había costado mucho arrancar después de la suspensión y unas semanas antes del debut había decidido dejar de entrenarse con el plantel por los dolores que sentía cada vez que se probaba los botines. El tema fue que de esas primeras seis fechas Boca sólo había ganado las primeras dos (2-1 a Huracán y 1-0 a Platense) y luego enfiló cuatro empates consecutivos que dejaron a Marzolini al borde del despido. "A esa altura -dice Diego en su libro-, yo me había convertido en el defensor número uno de Marzolini: si lo echaban, yo no volvía". Diego volvió a jugar y Boca levantó, pero no el DT fue depuesto a fin de año.
Este viernes, a los 79 años, Silvio Marzolini dijo adiós. Se llevó el cariño de Boca y todo el fútbol argentino. Y el recuerdo imborrable de aquellos desencuentros con Diego Armando Maradona.