Las momias del Museo Nacional de Arqueología están en riesgo sin el control de temperatura y humedad
La Paz, ANF
Aproximadamente 60 momias o restos momificados entre individuos completos o partes de ellos del Museo Nacional de Arqueología (MUNARQ) están en riesgo si las condiciones de temperatura y humedad no son controladas, lo que puede ocasionar su degradación y destrucción, un proceso similar al que llegan los cadáveres contemporáneos.
"La información que poseen las momias es enormemente importante en torno a una serie de aspectos de la vida en tiempos prehispánicos y por ser un material orgánico su conservación es extremadamente delicada", informó el exresponsable del MUNARQ, el arqueólogo David Trigo.
Explicó que las colecciones de material momificado provienen mayormente del periodo Intermedio Tardío y del Horizonte Inca (entre el 1150 al 1500 después de Cristo) y que "no son estrictamente materiales arqueológicos, sino que son individuos, personas que se constituyen en los ancestros de diferentes poblaciones bolivianas contemporáneas, no sólo representan historia, arqueología o vida, conforman parte del espíritu colectivo andino boliviano".
El personal del Museo Nacional de Arqueología y de la Unidad de Arqueología y Museos (UDAM) fue desalojado de las instalaciones el pasado dos de julio y el Ministerio de Culturas y Turismo del que dependía el repositorio, fue aparentemente unido a la cartera de Educación el pasado cuatro de junio.
"Cuesta trabajo pensar que un gobierno juzgue a la cultura como algo innecesario, y peor aún, a uno de los primeros museos de Bolivia (el MUNARQ) donde básicamente nació la arqueología del país. Esto me deja enormemente sorprendido y entristecido como al resto de mis colegas bolivianos", lamentó el arqueólogo.
Reconoció que el manejo del patrimonio en Bolivia nunca fue óptimo, pero retroceder hasta la reducción de personal del museo y su actual estado es enormemente preocupante.
"Debemos considerar que no habiendo previamente recursos para contratación de profesionales y materiales de conservación y almacenamiento, se pudo avanzar con diferentes cooperaciones, y con un personal siempre insuficiente para el titánico patrimonio boliviano que alberga la centenaria institución", agregó.
Ambientes acondicionados El ex Director del MUNARQ, alertó que es fundamental que la temperatura y humedad de las momias deben mantenerse estables y sin modificación alguna.
"Tanto la elevación como la reducción de la temperatura origina cambios en la humedad y ello afecta el material orgánico de las más de 60 momias", dijo Trigo. Sugirió que es absolutamente imprescindible contar con un conservador profesional que cumpla las funciones de mantener el monitoreo de los equipos y la regulación de los artefactos para que las condiciones sean estables en los depósitos que fueron acondicionados en los últimos años.
En relación de la adecuación de los depósitos del museo donde se encontraban las momias monitoreadas, con una serie de equipos como los deshumificadores (aparatos que reducen la humedad ambiental), además de medidores de humedad y temperatura, el arqueólogo detalló que los ambientes fueron acondicionados desde el 2017 hasta el 2019, durante su gestión.
"No podríamos afirmar que la labor ha concluido, pero sí que se ha logrado importantes y resaltables progresos con el apoyo de cooperaciones internacionales como las procedentes de Bélgica y Japón", agregó.
Afirmó que junto con las momias, entre las colecciones del Museo Nacional de Arqueología que posee más de 30 mil piezas arqueológicas, se encuentra un material estrictamente osteológico (de huesos), con cerca de 500 cráneos de individuos prehispánicos, y conjuntos de individuos mezclados en cajas que estaban en proceso de estudio y registro para poder separarlos y cuantificarlos de forma adecuada.
"Los mismos provienen de diferentes contextos y periodos de casi todas las regiones de Bolivia", remarcó Trigo.
Entre las momias, sobresale una que fue repatriada de Estados Unidos y que pertenece a una niña de ocho años, miembro de la cultura Inca (1500 después de Cristo), que es el resultado del secado natural en una parte árida de las montañas al sur de La Paz. Después de la muerte, el cuerpo fue colocado en una torre de piedra o "chullpa" junto con sus sandalias de cuero, una bolsa de maíz, frutas y frijoles, una honda y una calabaza llena de pequeños guijarros.
"Mi persona ejerció el cargo de Responsable del MUNARQ del 8 de agosto de 2017 hasta finales de noviembre de 2019, durante ese tiempo, con recursos económicos, humanos y profesionales extremadamente limitados, se continuaron con las gestiones para adecuar los ambientes del MUNARQ, junto con el registro y estudios de sus materiales. El trabajo de diferentes instituciones y actores sociales permitieron avances en estas áreas, pero sin duda jamás serán suficientes para uno de los museos más emblemáticos de Bolivia", destacó el arqueólogo.
Aproximadamente 60 momias o restos momificados entre individuos completos o partes de ellos del Museo Nacional de Arqueología (MUNARQ) están en riesgo si las condiciones de temperatura y humedad no son controladas, lo que puede ocasionar su degradación y destrucción, un proceso similar al que llegan los cadáveres contemporáneos.
"La información que poseen las momias es enormemente importante en torno a una serie de aspectos de la vida en tiempos prehispánicos y por ser un material orgánico su conservación es extremadamente delicada", informó el exresponsable del MUNARQ, el arqueólogo David Trigo.
Explicó que las colecciones de material momificado provienen mayormente del periodo Intermedio Tardío y del Horizonte Inca (entre el 1150 al 1500 después de Cristo) y que "no son estrictamente materiales arqueológicos, sino que son individuos, personas que se constituyen en los ancestros de diferentes poblaciones bolivianas contemporáneas, no sólo representan historia, arqueología o vida, conforman parte del espíritu colectivo andino boliviano".
El personal del Museo Nacional de Arqueología y de la Unidad de Arqueología y Museos (UDAM) fue desalojado de las instalaciones el pasado dos de julio y el Ministerio de Culturas y Turismo del que dependía el repositorio, fue aparentemente unido a la cartera de Educación el pasado cuatro de junio.
"Cuesta trabajo pensar que un gobierno juzgue a la cultura como algo innecesario, y peor aún, a uno de los primeros museos de Bolivia (el MUNARQ) donde básicamente nació la arqueología del país. Esto me deja enormemente sorprendido y entristecido como al resto de mis colegas bolivianos", lamentó el arqueólogo.
Reconoció que el manejo del patrimonio en Bolivia nunca fue óptimo, pero retroceder hasta la reducción de personal del museo y su actual estado es enormemente preocupante.
"Debemos considerar que no habiendo previamente recursos para contratación de profesionales y materiales de conservación y almacenamiento, se pudo avanzar con diferentes cooperaciones, y con un personal siempre insuficiente para el titánico patrimonio boliviano que alberga la centenaria institución", agregó.
Ambientes acondicionados El ex Director del MUNARQ, alertó que es fundamental que la temperatura y humedad de las momias deben mantenerse estables y sin modificación alguna.
"Tanto la elevación como la reducción de la temperatura origina cambios en la humedad y ello afecta el material orgánico de las más de 60 momias", dijo Trigo. Sugirió que es absolutamente imprescindible contar con un conservador profesional que cumpla las funciones de mantener el monitoreo de los equipos y la regulación de los artefactos para que las condiciones sean estables en los depósitos que fueron acondicionados en los últimos años.
En relación de la adecuación de los depósitos del museo donde se encontraban las momias monitoreadas, con una serie de equipos como los deshumificadores (aparatos que reducen la humedad ambiental), además de medidores de humedad y temperatura, el arqueólogo detalló que los ambientes fueron acondicionados desde el 2017 hasta el 2019, durante su gestión.
"No podríamos afirmar que la labor ha concluido, pero sí que se ha logrado importantes y resaltables progresos con el apoyo de cooperaciones internacionales como las procedentes de Bélgica y Japón", agregó.
Afirmó que junto con las momias, entre las colecciones del Museo Nacional de Arqueología que posee más de 30 mil piezas arqueológicas, se encuentra un material estrictamente osteológico (de huesos), con cerca de 500 cráneos de individuos prehispánicos, y conjuntos de individuos mezclados en cajas que estaban en proceso de estudio y registro para poder separarlos y cuantificarlos de forma adecuada.
"Los mismos provienen de diferentes contextos y periodos de casi todas las regiones de Bolivia", remarcó Trigo.
Entre las momias, sobresale una que fue repatriada de Estados Unidos y que pertenece a una niña de ocho años, miembro de la cultura Inca (1500 después de Cristo), que es el resultado del secado natural en una parte árida de las montañas al sur de La Paz. Después de la muerte, el cuerpo fue colocado en una torre de piedra o "chullpa" junto con sus sandalias de cuero, una bolsa de maíz, frutas y frijoles, una honda y una calabaza llena de pequeños guijarros.
"Mi persona ejerció el cargo de Responsable del MUNARQ del 8 de agosto de 2017 hasta finales de noviembre de 2019, durante ese tiempo, con recursos económicos, humanos y profesionales extremadamente limitados, se continuaron con las gestiones para adecuar los ambientes del MUNARQ, junto con el registro y estudios de sus materiales. El trabajo de diferentes instituciones y actores sociales permitieron avances en estas áreas, pero sin duda jamás serán suficientes para uno de los museos más emblemáticos de Bolivia", destacó el arqueólogo.