Isco busca su sitio
Madrid, AS
Zidane tiene una consigna clara: Isco no es indiscutible, pero juega los partidos importantes. Y los datos lo demuestran. Valorado en 40 millones según Transfermarkt y con contrato hasta 2022, el malagueño ha tenido un paso coqueto por el regreso del fútbol, habiendo jugado sólo 315' minutos posconfinamiento. De los once partidos sólo ha sido titular en cuatro, y muchos de ellos partiendo desde la banda. Pero lo clave, lo juega.
Se perdió los tres primeros partidos tras la cuarentena (Eibar, Valencia y Real Sociedad) por molestias isquiotibiales. Ya recuperado, Zidane le regaló 20' ante el Mallorca y dejó tales sensaciones, que fue titular los dos siguientes partidos (Espanyol y Getafe). En ambos fue sustituido, exactamente, en el minuto 63.
Había vuelto a la dinámica, pero debía rotar como todos, por lo que descansó en San Mamés. Sería la última vez que lo haría. Ante el Alavés salió en los minutos finales, llegando fresco para ser titular en la final de Granada, cuando Zidane sorprendió sacando una alineación con cinco centrocampistas.
Ante el Villarreal, el día de la 34ª, entró también en el tramo final, mientras que sería en Leganés cuando dispuatría, por primera vez posconfinamiento, un partido completo. Los datos tras el parón le sitúan lejos de la primera plana, pero la realidad es que echando la vista atrás ha participado en todos los momentos importantes.
Fue titular en los dos Clásicos, tanto en la victoria en el Bernabéu (2-0) como en el empate en el Camp Nou (0-0). No son los únicos, Zidane también apostó por él en el derbi ante el Atlético de Madrid (1-0), en la final de la Supercopa de España (victoria en penaltis) y hasta en el partido de ida de octavos de Champions ante el Manchester City.
Precisamente esa noche, el 26 de febrero de 2020, marcó su último gol. Un error en la salida de balón de Rodri propició un contragolpe que se encargó de definir con un disparo raso a la derecha de Ederson. Desató la locura en el Bernabéu, pero el conjunto cityzen remontaría.
La mirada, en el Eithad
Bajo la doctrina de ZZ no extrañaría en absoluto que fuese titular en el gran partido de la temporada. El técnico francés le considera un jugador talentoso y fiable. Su polivalencia para jugar tanto en el medio como en la banda abre un abanico de posibilidades de cara al 7 de agosto. Al Madrid no le vale otro resultado que la victoria. Debe ser el día.
Sus últimos detalles de calidad fueron en Butarque, repartiendo una doble asistencia. La primera, sirviendo un caramelo que Ramos cabeceó para marcar su gol 100 con clubes: se lo agradeció limpiándole la bota en la celebración. La segunda, con un balón en profundidad que dejó a Asensio sólo ante Cuéllar. El vestuario sabe que tiene un jugón en la plantilla e Isco pide sitio. El Etihad, un partido grande, en el horizonte.
Zidane tiene una consigna clara: Isco no es indiscutible, pero juega los partidos importantes. Y los datos lo demuestran. Valorado en 40 millones según Transfermarkt y con contrato hasta 2022, el malagueño ha tenido un paso coqueto por el regreso del fútbol, habiendo jugado sólo 315' minutos posconfinamiento. De los once partidos sólo ha sido titular en cuatro, y muchos de ellos partiendo desde la banda. Pero lo clave, lo juega.
Se perdió los tres primeros partidos tras la cuarentena (Eibar, Valencia y Real Sociedad) por molestias isquiotibiales. Ya recuperado, Zidane le regaló 20' ante el Mallorca y dejó tales sensaciones, que fue titular los dos siguientes partidos (Espanyol y Getafe). En ambos fue sustituido, exactamente, en el minuto 63.
Había vuelto a la dinámica, pero debía rotar como todos, por lo que descansó en San Mamés. Sería la última vez que lo haría. Ante el Alavés salió en los minutos finales, llegando fresco para ser titular en la final de Granada, cuando Zidane sorprendió sacando una alineación con cinco centrocampistas.
Ante el Villarreal, el día de la 34ª, entró también en el tramo final, mientras que sería en Leganés cuando dispuatría, por primera vez posconfinamiento, un partido completo. Los datos tras el parón le sitúan lejos de la primera plana, pero la realidad es que echando la vista atrás ha participado en todos los momentos importantes.
Fue titular en los dos Clásicos, tanto en la victoria en el Bernabéu (2-0) como en el empate en el Camp Nou (0-0). No son los únicos, Zidane también apostó por él en el derbi ante el Atlético de Madrid (1-0), en la final de la Supercopa de España (victoria en penaltis) y hasta en el partido de ida de octavos de Champions ante el Manchester City.
Precisamente esa noche, el 26 de febrero de 2020, marcó su último gol. Un error en la salida de balón de Rodri propició un contragolpe que se encargó de definir con un disparo raso a la derecha de Ederson. Desató la locura en el Bernabéu, pero el conjunto cityzen remontaría.
La mirada, en el Eithad
Bajo la doctrina de ZZ no extrañaría en absoluto que fuese titular en el gran partido de la temporada. El técnico francés le considera un jugador talentoso y fiable. Su polivalencia para jugar tanto en el medio como en la banda abre un abanico de posibilidades de cara al 7 de agosto. Al Madrid no le vale otro resultado que la victoria. Debe ser el día.
Sus últimos detalles de calidad fueron en Butarque, repartiendo una doble asistencia. La primera, sirviendo un caramelo que Ramos cabeceó para marcar su gol 100 con clubes: se lo agradeció limpiándole la bota en la celebración. La segunda, con un balón en profundidad que dejó a Asensio sólo ante Cuéllar. El vestuario sabe que tiene un jugón en la plantilla e Isco pide sitio. El Etihad, un partido grande, en el horizonte.