Iker Casillas, despedida de Oporto y polémica con la Federación
Oporto, El País
El último año ha sido convulso para Iker Casillas y su familia. Un fin de ciclo esperado en el que irrumpió de forma brusca y casi trágica el infarto que el portero de la Selección Española, del Real Madrid durante 15 temporadas y del Oporto desde 2015 sufrió el 1 de mayo de 2019 mientras entrenaba con su club. Solo tres semanas después su esposa, la periodista Sara Carbonero publicaba un mensaje en su cuenta de Instagram en el que informaba que había sido operada de un tumor maligno de ovario, que según ella misma explicaba se había pillado “muy a tiempo” pero que requeriría de “meses de lucha mientras sigo el tratamiento correspondiente”.
Su vida en Oporto quedaba en suspenso pero la pareja decidió continuar viviendo en una ciudad en la que se habían sentido a gusto y arropados por la gente, después de los sinsabores de la despedida del portero del club en el que se había iniciado desde niño. El dolor de su marcha le llevó a cometer el error de presentarse en solitario en una rueda de prensa sin la presencia de un representante del club. Dijo adiós entre lágrimas y con la única compañía de los medios de comunicación. Se equivocó y lo reconoció cinco años después cuando publicó en sus redes sociales: “Pocas veces hablé de mi salida del Real Madrid. Di una rueda de prensa en solitario, error, y me fui. Cinco años han pasado ya desde entonces”, recordó en su mensaje.
Se marchó porque como dijo recientemente “necesitaba volver a sentirme otro. Tener un nuevo ambiente, abandonar estar tan expuesto a la crítica y querer mejorar”. En Oporto volvió a tener esas sensaciones pero la salud le ha jugado una mala pasada y este miércoles se despedía también de la afición de su último club con una fotografía suya tomada en el Estádio dos Arcos, en la ciudad de Vila do Conde, el lugar donde disputó su último partido con el Porto FC, el 26 de abril de 2019. El mensaje que acompañaba a la imagen dejaba claro su partida; también su adiós a su carrera como portero que podría haber tenido algo más de recorrido si el corazón no lo hubiera puesto difícil: “El último vuelo”.
El último año ha sido convulso para Iker Casillas y su familia. Un fin de ciclo esperado en el que irrumpió de forma brusca y casi trágica el infarto que el portero de la Selección Española, del Real Madrid durante 15 temporadas y del Oporto desde 2015 sufrió el 1 de mayo de 2019 mientras entrenaba con su club. Solo tres semanas después su esposa, la periodista Sara Carbonero publicaba un mensaje en su cuenta de Instagram en el que informaba que había sido operada de un tumor maligno de ovario, que según ella misma explicaba se había pillado “muy a tiempo” pero que requeriría de “meses de lucha mientras sigo el tratamiento correspondiente”.
Su vida en Oporto quedaba en suspenso pero la pareja decidió continuar viviendo en una ciudad en la que se habían sentido a gusto y arropados por la gente, después de los sinsabores de la despedida del portero del club en el que se había iniciado desde niño. El dolor de su marcha le llevó a cometer el error de presentarse en solitario en una rueda de prensa sin la presencia de un representante del club. Dijo adiós entre lágrimas y con la única compañía de los medios de comunicación. Se equivocó y lo reconoció cinco años después cuando publicó en sus redes sociales: “Pocas veces hablé de mi salida del Real Madrid. Di una rueda de prensa en solitario, error, y me fui. Cinco años han pasado ya desde entonces”, recordó en su mensaje.
Se marchó porque como dijo recientemente “necesitaba volver a sentirme otro. Tener un nuevo ambiente, abandonar estar tan expuesto a la crítica y querer mejorar”. En Oporto volvió a tener esas sensaciones pero la salud le ha jugado una mala pasada y este miércoles se despedía también de la afición de su último club con una fotografía suya tomada en el Estádio dos Arcos, en la ciudad de Vila do Conde, el lugar donde disputó su último partido con el Porto FC, el 26 de abril de 2019. El mensaje que acompañaba a la imagen dejaba claro su partida; también su adiós a su carrera como portero que podría haber tenido algo más de recorrido si el corazón no lo hubiera puesto difícil: “El último vuelo”.
El club luso le ha rendido homenaje con un emotivo vídeo de algo menos de dos minutos que resumen sus cinco años en el club y que va acompañado de un mensaje: “Iker Casillas: para siempre uno de nosotros”. Nada que ver con lo que ha debido sentir Casillas al ver el montaje visual realizado por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) para recordar la victoria en la Eurocopa de 2012. Su aparición de apenas un segundo en él le ha debido saber a poco al que fue capitán de la Selección porque ha escrito un mensaje en sus redes que deja ver su decepción: “No sé si le he hecho algo malo a la selección española de fútbol, pero si es así pido perdón. Nunca me olvido de vosotros, siempre de mi selección”, ha escrito Casillas en su cuenta de Twitter.
En mitad de ese cóctel de sentimientos, Casillas y Sara Carbonero tienen que tomar decisiones sobre su futuro inmediato. Después de que el portero renunciara presentarse a la presidencia de la RFEF, que estuvo en su horizonte durante meses, la pareja tendrá que valorar si regresa a España, a su casa de la urbanización La Finca de Madrid, o si prefieren continuar en Oporto durante un tiempo. Fuentes próximas a la familia solo aseguran que pasarán el verano entre los pueblos de las familias de él y el de ella, Navalacruz en Ávila y Corral de Almaguer, en Toledo, respectivamente. Las dolencias de cada uno de ellos los han convertido en población de riesgo frente a la pandemia, y este año España y sus respectivos refugios se perfilan como la mejor opción para su descanso estival entre amigos y familia.
Quienes conocen al futbolista aseguran que quiere que el fútbol continúe presente en su futuro profesional. Del resto, como ha ido ocurriendo en sus vidas últimamente, se encargará la vida. Algo que Sara Carbonero, que siempre ha destacado lo felices que han sido en Oporto a pesar de los contratiempos, ha dejado claro en alguna de sus últimas manifestaciones: “¿Qué es es lo último que me ha enseñado la vida? En realidad ya lo sabía pero me ha recordado que no se puede controlar todo y que hay que vivir el presente intensamente”. Vivir el verano y reencontrarse con sus familias es el presente de la pareja que forman Iker Casillas y Sara Carbonero mientras piensan dónde comenzarán el nuevo curso escolar sus hijos Martín y Lucas.