Gerard, a ritmo de Champions
El delantero catalán hizo dos goles para que el Villarreal ganara con facilidad a un deprimido Betis. Fekir fue expulsado.
José A. Espina
As
Reinaron Gerard, Bacca y el Villarreal en Heliópolis, rendido casi desde antes que comenzara el encuentro porque le iba poco en la fiesta y no está además para demasiados trotes. Sucumbió el Betis casi sin oponer resistencia y seguro que habrá algún suspicaz con eso de que perder, significaba esta vez fastidiar al Sevilla. Pero a este equipo verdiblanco no le hace falta ningún apaño: es así de gris, lo lleva demostrando toda la temporada. A los cinco minutos ya iba abajo por un penalti que había cometido Bartra, otra pifia más en la espiral desastrosa que acumula el central catalán durante los últimos partidos.
Más que el Covid, al Villarreal parecen haberle dado alguna supervitamina durante el confinamiento. Es verdad que a veces sufre algún despiste atrás como ese autogol de Anguissa que el VAR anuló por considerar la influencia de varios verdiblancos en fuera de juego, pero el equipo de Calleja maneja los partidos con la tranquilidad de otros tiempos de oro. Se marchó a casa en marzo con tres derrotas seguidas y suma cinco en seis partidos gracias sobre todo a una versatilidad atacante que le permitió esta vez jugar con Ontiveros y Bacca en punta. Los dos, junto a Gerard, volvieron loca a una defensa, la del Betis, que no necesita demasiado para desesperarse. Anguissa, a pesar de ese gazapo sin consecuencias, construyó un partido más que decente ante la inesperada baja por lumbalgia de Iborra. El Villarreal tiene puntos, motivos y fondo de armario para seguir soñando con la máxima competición continental a pesar de un calendario en japonés, con Real Madrid, Barcelona, Getafe y Real Sociedad como próximos cuatro oponentes.
La impotencia de Bartra contra Bacca, primero haciéndole un penalti y luego incapaz de detener sus galopadas; la de Sidnei contra Gerard, que después de anotar la pena máxima se fabricó un gol de lo que es, el mejor 9 español de la actualidad; Fekir dejando algunos toques de calidad y muchos más de ira en dos protestas absurdas que le valieron una justa expulsión antes de llegar al descanso; el poco tino de Borja Iglesias ya no en el remate sino en su búsqueda... No hacía falta que el Betis no le pusiera mucho empeño a la victoria (ni el empate) para así molestar a su eterno rival. El partido de los verdiblancos fue una metáfora, un pequeño resumen de una temporada que acabará entre los más goleados de Primera ya seguro y en la que no lo ha pasado peor por la incapacidad de los equipos de abajo, incluidos el Espanyol y Wu Lei, cuyo fallo increíble hace unos días en este mismo escenario permitió al ahora equipo de Alexis alcanzar unos 37 puntos que a día de hoy le deben bastar para quedarse en la máxima categoría.
José A. Espina
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Reinaron Gerard, Bacca y el Villarreal en Heliópolis, rendido casi desde antes que comenzara el encuentro porque le iba poco en la fiesta y no está además para demasiados trotes. Sucumbió el Betis casi sin oponer resistencia y seguro que habrá algún suspicaz con eso de que perder, significaba esta vez fastidiar al Sevilla. Pero a este equipo verdiblanco no le hace falta ningún apaño: es así de gris, lo lleva demostrando toda la temporada. A los cinco minutos ya iba abajo por un penalti que había cometido Bartra, otra pifia más en la espiral desastrosa que acumula el central catalán durante los últimos partidos.
Más que el Covid, al Villarreal parecen haberle dado alguna supervitamina durante el confinamiento. Es verdad que a veces sufre algún despiste atrás como ese autogol de Anguissa que el VAR anuló por considerar la influencia de varios verdiblancos en fuera de juego, pero el equipo de Calleja maneja los partidos con la tranquilidad de otros tiempos de oro. Se marchó a casa en marzo con tres derrotas seguidas y suma cinco en seis partidos gracias sobre todo a una versatilidad atacante que le permitió esta vez jugar con Ontiveros y Bacca en punta. Los dos, junto a Gerard, volvieron loca a una defensa, la del Betis, que no necesita demasiado para desesperarse. Anguissa, a pesar de ese gazapo sin consecuencias, construyó un partido más que decente ante la inesperada baja por lumbalgia de Iborra. El Villarreal tiene puntos, motivos y fondo de armario para seguir soñando con la máxima competición continental a pesar de un calendario en japonés, con Real Madrid, Barcelona, Getafe y Real Sociedad como próximos cuatro oponentes.
La impotencia de Bartra contra Bacca, primero haciéndole un penalti y luego incapaz de detener sus galopadas; la de Sidnei contra Gerard, que después de anotar la pena máxima se fabricó un gol de lo que es, el mejor 9 español de la actualidad; Fekir dejando algunos toques de calidad y muchos más de ira en dos protestas absurdas que le valieron una justa expulsión antes de llegar al descanso; el poco tino de Borja Iglesias ya no en el remate sino en su búsqueda... No hacía falta que el Betis no le pusiera mucho empeño a la victoria (ni el empate) para así molestar a su eterno rival. El partido de los verdiblancos fue una metáfora, un pequeño resumen de una temporada que acabará entre los más goleados de Primera ya seguro y en la que no lo ha pasado peor por la incapacidad de los equipos de abajo, incluidos el Espanyol y Wu Lei, cuyo fallo increíble hace unos días en este mismo escenario permitió al ahora equipo de Alexis alcanzar unos 37 puntos que a día de hoy le deben bastar para quedarse en la máxima categoría.