F1 | GP DE ESTIRIA | Pole brutal de Hamilton
Locura en Red Bull Ring, pole brutal de Hamilton seguido de Verstappen y tercer puesto increíble de Carlos Sainz con el McLaren.
Jesús Balseiro
As
El algodón no engaña y el agua, en la Fórmula 1, tiende a poner a cada uno en su sitio. Qué cosas, en el deporte de la precisión extrema, acostumbrados a la vuelta perfecta en las circunstancias ideales, sin una gota de combustible adicional y con neumáticos que aguantan apenas una vuelta a fondo, la pista inundada de Red Bull Ring dejó una clasificación espectacular en la que se exprimió cada minuto, con 20 héroes rodando constantemente bajo unas condiciones complicadísimas, porque no dejaba de jarrear, sin agarre en el asfalto y evacuando, los Pirelli, 85 litros por segundo para que los coches más rápidos del planeta pudieran volar, o incluso navegar. Sólo una pega: que no hubo público para vibrar con esta locura en el GP de Estiria.
La pole se la adjudicó el Lewis Hamilton más brutal de siempre, asestó 1.2 segundos al segundo, bailando sobre una pista impracticable y mejorando en los últimos compases cuando nadie más podía, siquiera, pensar en ello. Son diferencias de tiempo más propias de la leyenda de Ayrton Senna, y eso que el duelo lo mantuvo frente a Max Verstappen hasta el final. Mercedes contra Red Bull alternándose en lo más alto de la trabla de tiempos, vuelta tras vuelta, hasta que el seis veces campeón sacó lo mejor de su talento y forzó, literalmente, la rendición de Mad Max, quien acabó el sábado cruzado en las últimas dos curvas, bloqueadísimo, sin control, caído en combate. Empezará detrás de Lewis la carrera, volverán a encontrarse en las primeras frenadas.
El otro extraterrestre de una clasificación increíble es Carlos Sainz, con un último intento que corta la respiración al volante de su McLaren para fijar el tercer mejor registro de la sesión definitiva por delante de un Mercedes, un Red Bull y dos Ferrari. Sólo él y Hamilton rebajaron sus sectores en ese momento crítico. "¡Olé, olé, olé!", gritaba a su ingeniero, Tom Stallard, después de jugarse el tipo para ganarse su mejor posición de parrilla de siempre, una que le permite pensar en el podio ante la carrera de este domingo. El madrileño estuvo durante las tres sesiones luchando con los grandes, disputando la pole con todas las de la ley y en la Q3 supo sufrir, porque las vueltas no salían y se acababa el tiempo. Qué piloto se lleva Ferrari...
Y qué dudas levanta la fábrica de Maranello... Porque brillaron también Esteban Ocon con el Renault y Pierre Gasly con el Alpha Tauri, cualquiera de los dos podía haberse colado en puestos de honor, y por eso terminaron delante de tipos duros como Daniel Ricciardo o Sebastian Vettel. Pero no hubo síntomas de recuperación del SF1000 de Seb y Charles Leclerc, que no subieron un peldaño con el elemento equiparador de la lluvia, más bien todo lo contrario. El alemán, por cierto, fue más rápido que su compañero, Charles, eliminado en la Q2 con un undécimo puesto. Tras él, un triunfante George Russell, 12º, llevando al Williams a cotas inimaginables en seco. Lance Stroll (Racing Point), Daniil Kvyat (Alpha Tauri) y Kevin Magnussen (Haas) completaron esa criba intermedia.
Fue una hora y media intensísima, sin descansos, con alternativas constantes y sobre un firme que mejoraba por momentos y se arruinaba sin avisar. No dejó de llover, no se secó el carril habitual, y no mejoraron las condiciones, pero sí los tiempos, conforme los pilotos adquirían confianza. De hecho, es justo reconocer el talento de los 20: apenas un accidente, el de Antonio Giovinazzi que coronó con bandera roja la Q1. En ese primer corte se quedó Checo Pérez y es extraño verle tan lejos con una maquinaria tan poderosa como es el Mercedes de 2019. También Raikkonen, Latifi o Grosjean, más el italiano. La F1 más espectacular está de vuelta. Qué pena que la grada no estalle para celebrarlo.
Jesús Balseiro
As
El algodón no engaña y el agua, en la Fórmula 1, tiende a poner a cada uno en su sitio. Qué cosas, en el deporte de la precisión extrema, acostumbrados a la vuelta perfecta en las circunstancias ideales, sin una gota de combustible adicional y con neumáticos que aguantan apenas una vuelta a fondo, la pista inundada de Red Bull Ring dejó una clasificación espectacular en la que se exprimió cada minuto, con 20 héroes rodando constantemente bajo unas condiciones complicadísimas, porque no dejaba de jarrear, sin agarre en el asfalto y evacuando, los Pirelli, 85 litros por segundo para que los coches más rápidos del planeta pudieran volar, o incluso navegar. Sólo una pega: que no hubo público para vibrar con esta locura en el GP de Estiria.
La pole se la adjudicó el Lewis Hamilton más brutal de siempre, asestó 1.2 segundos al segundo, bailando sobre una pista impracticable y mejorando en los últimos compases cuando nadie más podía, siquiera, pensar en ello. Son diferencias de tiempo más propias de la leyenda de Ayrton Senna, y eso que el duelo lo mantuvo frente a Max Verstappen hasta el final. Mercedes contra Red Bull alternándose en lo más alto de la trabla de tiempos, vuelta tras vuelta, hasta que el seis veces campeón sacó lo mejor de su talento y forzó, literalmente, la rendición de Mad Max, quien acabó el sábado cruzado en las últimas dos curvas, bloqueadísimo, sin control, caído en combate. Empezará detrás de Lewis la carrera, volverán a encontrarse en las primeras frenadas.
El otro extraterrestre de una clasificación increíble es Carlos Sainz, con un último intento que corta la respiración al volante de su McLaren para fijar el tercer mejor registro de la sesión definitiva por delante de un Mercedes, un Red Bull y dos Ferrari. Sólo él y Hamilton rebajaron sus sectores en ese momento crítico. "¡Olé, olé, olé!", gritaba a su ingeniero, Tom Stallard, después de jugarse el tipo para ganarse su mejor posición de parrilla de siempre, una que le permite pensar en el podio ante la carrera de este domingo. El madrileño estuvo durante las tres sesiones luchando con los grandes, disputando la pole con todas las de la ley y en la Q3 supo sufrir, porque las vueltas no salían y se acababa el tiempo. Qué piloto se lleva Ferrari...
Y qué dudas levanta la fábrica de Maranello... Porque brillaron también Esteban Ocon con el Renault y Pierre Gasly con el Alpha Tauri, cualquiera de los dos podía haberse colado en puestos de honor, y por eso terminaron delante de tipos duros como Daniel Ricciardo o Sebastian Vettel. Pero no hubo síntomas de recuperación del SF1000 de Seb y Charles Leclerc, que no subieron un peldaño con el elemento equiparador de la lluvia, más bien todo lo contrario. El alemán, por cierto, fue más rápido que su compañero, Charles, eliminado en la Q2 con un undécimo puesto. Tras él, un triunfante George Russell, 12º, llevando al Williams a cotas inimaginables en seco. Lance Stroll (Racing Point), Daniil Kvyat (Alpha Tauri) y Kevin Magnussen (Haas) completaron esa criba intermedia.
Fue una hora y media intensísima, sin descansos, con alternativas constantes y sobre un firme que mejoraba por momentos y se arruinaba sin avisar. No dejó de llover, no se secó el carril habitual, y no mejoraron las condiciones, pero sí los tiempos, conforme los pilotos adquirían confianza. De hecho, es justo reconocer el talento de los 20: apenas un accidente, el de Antonio Giovinazzi que coronó con bandera roja la Q1. En ese primer corte se quedó Checo Pérez y es extraño verle tan lejos con una maquinaria tan poderosa como es el Mercedes de 2019. También Raikkonen, Latifi o Grosjean, más el italiano. La F1 más espectacular está de vuelta. Qué pena que la grada no estalle para celebrarlo.