El PSG, campeón de la Copa de Francia; Mbappé acabó lesionado
El conjunto parisino venció al Saint-Étienne y se proclamó campeón por 13º vez en su historia de la Copa de Francia. Mbappé no pudo acabar el encuentro por lesión.
Andrés Onrubia
As
El PSG se proclamó campeón de la Copa de Francia tras vencer por la mínima al Saint-Étienne. El campeón de la Ligue 1 ganó su 13º entorchado en una final espesa y que dejó como imagen destacada la lesión de Mbappé en las botas de Perrin, que acabó expulsado. El solitario gol de Neymar fue suficiente para decantar la balanza a París.
El partido de este viernes se presentaba como una revancha para el Saint-Étienne. El conjunto del Ródano, único que supera en ligas al PSG (10 contra 9), llevaba 38 años sin jugar una final de Copa. De hecho, la última había sido contra los parisinos y en el que fue el último partido de Michel Platini en su país natal. La de este viernes no era una final cualquiera y por ello Claude Puel quería repetir la gesta que consiguió ante el Real Madrid con el Lyon hace diez años en los octavos de final de la Champions League.
Tuchel sorprendió antes del partido. El alemán, acostumbrado a variar bastante sus onces en las citas importantes, dejó de forma sorprendente a Verratti en el banquillo para alinear a Paredes junto a Gueye en la medular. El ex de la Roma no fue la única novedad en la alineación, ya que el joven Bakker, un lateral izquierdo juvenil fichado procedente del Ajax hace un año, arrancó de inicio ante las bajas de Diallo y Bernat. En ataque, Neymar, Di María, Mbappé e Icardi volvieron a juntarse contra un equipo más defensivo de lo habitual, ya que Puel sacó cinco defensas para intentar protegerse lo máximo posible.
El partido comenzó de forma inesperada. El once del Saint-Étienne anticipaba un equipo replegado y muy defensivo, pero sucedió todo lo contrario. El equipo del Ródano salió al terreno de juego con una intensidad desmedida, presionando en campo rival y forzando al PSG a salir en largo. De hecho, Bouanga tuvo en sus botas una ocasión muy clara tras deshacerse de Thiago Silva y disparar con la izquierda al poste.
El PSG, como de costumbre, no necesita hacer grandes partidos para marcar las diferencias. El conjunto parisino tiene en su haber a varios de los mejores jugadores del mundo y así se evidenció en el minuto 14. Mbappé entró como un cuchillo afilado en el área del Saint-Étienne y, aunque el ex del Mónaco no marcó al repeler Moulin su disparo, en el rechace estaba Neymar para marcar a placer. Fue un jarro de agua fría para el Saint-Étienne, que estaba siendo muy superior.
Fiel a su filosofía, el Saint-Étienne no se rindió y obligó a intervenir a Keylor Navas dos veces, aunque en el minuto 33 se desató la locura. El día que se retiraba, Loïc Perrin perdió los nervios y realizó sobre Mbappé una entrada terrorífica. El capitán de Les Verts clavó su rodilla en el tobillo del internacional francés, que tuvo que retirarse y entró Sarabia en su lugar. Fue el punto final a una carrera brillante, pero que quedará recordada por una expulsión que no se corresponde con su grandeza como capitán. Sin embargo, la expulsión no desmoralizó al Saint-Étienne y Les Verts llegaron al descanso perdiendo únicamente por un gol.
La segunda mitad comenzó con un ritmo similar al que terminó la primera. El PSG buscaba dormir el encuentro con posesiones muy largas y el Saint-Étienne, que metió a Khazri para intentar ser más ofensivo, esperaba algún error de su rival para salir al contragolpe. Moulin, criticado en el primer gol, mantuvo a los de Puel en el partido con varias paradas de mérito.
Andrés Onrubia
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El PSG se proclamó campeón de la Copa de Francia tras vencer por la mínima al Saint-Étienne. El campeón de la Ligue 1 ganó su 13º entorchado en una final espesa y que dejó como imagen destacada la lesión de Mbappé en las botas de Perrin, que acabó expulsado. El solitario gol de Neymar fue suficiente para decantar la balanza a París.
El partido de este viernes se presentaba como una revancha para el Saint-Étienne. El conjunto del Ródano, único que supera en ligas al PSG (10 contra 9), llevaba 38 años sin jugar una final de Copa. De hecho, la última había sido contra los parisinos y en el que fue el último partido de Michel Platini en su país natal. La de este viernes no era una final cualquiera y por ello Claude Puel quería repetir la gesta que consiguió ante el Real Madrid con el Lyon hace diez años en los octavos de final de la Champions League.
Tuchel sorprendió antes del partido. El alemán, acostumbrado a variar bastante sus onces en las citas importantes, dejó de forma sorprendente a Verratti en el banquillo para alinear a Paredes junto a Gueye en la medular. El ex de la Roma no fue la única novedad en la alineación, ya que el joven Bakker, un lateral izquierdo juvenil fichado procedente del Ajax hace un año, arrancó de inicio ante las bajas de Diallo y Bernat. En ataque, Neymar, Di María, Mbappé e Icardi volvieron a juntarse contra un equipo más defensivo de lo habitual, ya que Puel sacó cinco defensas para intentar protegerse lo máximo posible.
El partido comenzó de forma inesperada. El once del Saint-Étienne anticipaba un equipo replegado y muy defensivo, pero sucedió todo lo contrario. El equipo del Ródano salió al terreno de juego con una intensidad desmedida, presionando en campo rival y forzando al PSG a salir en largo. De hecho, Bouanga tuvo en sus botas una ocasión muy clara tras deshacerse de Thiago Silva y disparar con la izquierda al poste.
El PSG, como de costumbre, no necesita hacer grandes partidos para marcar las diferencias. El conjunto parisino tiene en su haber a varios de los mejores jugadores del mundo y así se evidenció en el minuto 14. Mbappé entró como un cuchillo afilado en el área del Saint-Étienne y, aunque el ex del Mónaco no marcó al repeler Moulin su disparo, en el rechace estaba Neymar para marcar a placer. Fue un jarro de agua fría para el Saint-Étienne, que estaba siendo muy superior.
Fiel a su filosofía, el Saint-Étienne no se rindió y obligó a intervenir a Keylor Navas dos veces, aunque en el minuto 33 se desató la locura. El día que se retiraba, Loïc Perrin perdió los nervios y realizó sobre Mbappé una entrada terrorífica. El capitán de Les Verts clavó su rodilla en el tobillo del internacional francés, que tuvo que retirarse y entró Sarabia en su lugar. Fue el punto final a una carrera brillante, pero que quedará recordada por una expulsión que no se corresponde con su grandeza como capitán. Sin embargo, la expulsión no desmoralizó al Saint-Étienne y Les Verts llegaron al descanso perdiendo únicamente por un gol.
La segunda mitad comenzó con un ritmo similar al que terminó la primera. El PSG buscaba dormir el encuentro con posesiones muy largas y el Saint-Étienne, que metió a Khazri para intentar ser más ofensivo, esperaba algún error de su rival para salir al contragolpe. Moulin, criticado en el primer gol, mantuvo a los de Puel en el partido con varias paradas de mérito.