Cristiano firma el noveno scudetto consecutivo de la Juve
La Vecchia Signora sumó su noveno título consecutivo, un récord en las ligas top de Europa, batiendo 2-0 a la Sampdoria con un gol del exmadridista (que lleva 31).
Mirko Calemme
As
La Juventus ha conquistado su noveno scudetto consecutivo, el número 36, una racha sin iguales en las cinco ligas top de Europa. Fue el más triste, tanto por la terrible situación que hemos vivido en estos meses, como por la manera con la que llegó. El conjunto de Sarri triunfó gracias a la falta de continuidad de sus rivales: en el segundo puesto se alternaron Inter, Lazio y Atalanta, que despertó demasiado tarde. Tras haber cosechado solo cinco puntos en cinco jornadas, consiguió el triunfo que necesitaba ante una Sampdoria sin objetivos, que como todos sus últimos contrincantes le hizo sufrir durante varios tramos del partido.
Los de Ranieri, que crearon varios peligros con Ramirez y Quagliarella, acabaron la primera parte con más remates a puerta de los bianconeri, que además perdieron por lesión a Danilo y, sobre todo, a Dybala, que sufrió molestias musculares. La Vecchia Signora se aferró al hambre de Cristiano, que buscaba goles para acercarse a los 34 del capocannoniere Immobile y de Lewandowski, líder de la Bota de Oro. El luso cumplió a instantes del descanso, con un potente derechazo en el corazón del área recibiendo una falta de Pjanic. Fue su diana número 31 en esta liga (solo Borel, entre los juventini, lo hizo mejor: 32 goles en la temporada 1933/34), el décimo desde que se reanudó el fútbol (más que nadie en las ligas top de Europa).
La Samp empujó en el comienzo de la reanudación, sumando cuatro ocasiones claras, pero en el peor momento de los suyos, Ronaldo volvió a salir al rescate. Audero neutralizó un potente disparo del exmadridista y, en el rechace, Bernardeschi realizó su primer tanto liguero después de casi dos años. Antes del pitido final llegaron otra lesión, la de De Ligt, la segunda amarilla a Thorsby y un penalti que Cristiano lanzó al larguero, único lunar de su noche. Luego, se desató la fiesta bianconera: Sarri ya tiene su primer título italiano, pero decidió no celebrarlo en el césped con los jugadores. Conociéndole, se habrá ido a fumar el pitillo más deseado de su carrera.
Mirko Calemme
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La Juventus ha conquistado su noveno scudetto consecutivo, el número 36, una racha sin iguales en las cinco ligas top de Europa. Fue el más triste, tanto por la terrible situación que hemos vivido en estos meses, como por la manera con la que llegó. El conjunto de Sarri triunfó gracias a la falta de continuidad de sus rivales: en el segundo puesto se alternaron Inter, Lazio y Atalanta, que despertó demasiado tarde. Tras haber cosechado solo cinco puntos en cinco jornadas, consiguió el triunfo que necesitaba ante una Sampdoria sin objetivos, que como todos sus últimos contrincantes le hizo sufrir durante varios tramos del partido.
Los de Ranieri, que crearon varios peligros con Ramirez y Quagliarella, acabaron la primera parte con más remates a puerta de los bianconeri, que además perdieron por lesión a Danilo y, sobre todo, a Dybala, que sufrió molestias musculares. La Vecchia Signora se aferró al hambre de Cristiano, que buscaba goles para acercarse a los 34 del capocannoniere Immobile y de Lewandowski, líder de la Bota de Oro. El luso cumplió a instantes del descanso, con un potente derechazo en el corazón del área recibiendo una falta de Pjanic. Fue su diana número 31 en esta liga (solo Borel, entre los juventini, lo hizo mejor: 32 goles en la temporada 1933/34), el décimo desde que se reanudó el fútbol (más que nadie en las ligas top de Europa).
La Samp empujó en el comienzo de la reanudación, sumando cuatro ocasiones claras, pero en el peor momento de los suyos, Ronaldo volvió a salir al rescate. Audero neutralizó un potente disparo del exmadridista y, en el rechace, Bernardeschi realizó su primer tanto liguero después de casi dos años. Antes del pitido final llegaron otra lesión, la de De Ligt, la segunda amarilla a Thorsby y un penalti que Cristiano lanzó al larguero, único lunar de su noche. Luego, se desató la fiesta bianconera: Sarri ya tiene su primer título italiano, pero decidió no celebrarlo en el césped con los jugadores. Conociéndole, se habrá ido a fumar el pitillo más deseado de su carrera.