¿Cómo le fue a Bianchi en la Roma?

De Rossi habló del Virrey (lo elogió), pero el DT no tuvo un buen paso por la Loba. Duró 31 partidos y tuvo cruces con Totti, nada menos.

Olé
Carlos Bianchi ganó todo con Vélez y con Boca, sumando estrellas a nivel nacional, continental y mundial. Inolvidables tanto para él como para los hinchas de los dos clubes. Entre sus pasos como entrenador del Fortín y Boca, festejó siete títulos locales y ocho internacionales. Una verdadera leyenda. Sin embargo, en el medio hubo un trago no tan dulce en la cerrera del Virrey: la Roma.


¿A qué viene el recuerdo? A una frase que tiró Daniele De Rossi, en la que elogió a Carlos, pero dejó una palabra que hizo ruido. "Bianchi en Boca es un dios y en Roma es medio boludo, la gente lo considera medio boludo y eso es increíble", soltó el romano, ex Xeneize, en una entrevista con La Nación. Y luego aclaró: "Es un entrenador que ganó todo, ganó todo en Sudamérica, ganó todo en el mundo, ganó tres veces la Intercontinental, fue campeón del mundo con Vélez y dos veces con Boca, ¿entonces de qué estamos hablando? Bianchi puede tener la misma jerarquía que un Lippi o un Capello, hablamos de un fenómeno absoluto".

Daniele habla de lo que vio desde afuera, porque Bianchi fue a dirigir a la Roma en la temporada 1996/1997, cuando De Rossi tenía 13 años y era parte de las Inferiores del equipo de la capital. El que sí estaba en el club era Francesco Totti,​ con el que el DT tuvo idas y vueltas, que a la larga le costaron el puesto.

En resumen, Bianchi dirigió 31 partidos en la Loba, sumando 12 triunfos, 9 empates y 10 derrotas. Irregularidad. Es más, debutó perdiendo en la Coppa Italia ante Cesena, es decir, un torneo menos por disputar. Luego metió un buen lapso de 5 victorias, 1 parda y 1 caída. Pero eso fue todo. El equipo y la relación se empezó a desmoronar con la eliminación en la Copa UEFA (vs. Karlsruher de Alemania).

"Bianchi es un argentino que, tras una larga carrera de jugador en su patria y en Francia, ha ganado todo lo que se puede ganar como entrenador de Vélez. Llega para sustituir a un entrenador romano considerado demasiado indulgente con los jugadores, y desde el primer momento queda muy claro que alberga muchos prejuicios contra los romanos del equipo. Creo que pidió una serie de jugadores 'suyos', elegidos por él, y que el club se los prometió a medio plazo, porque antes quería comprobar que las facultades de Bianchi marcaran la diferencia también en Europa", detalló Totti en su libro (Un Capitano), en donde no ahorró palabras para contar la mala relación que tenía con el DT.

"A los jugadores no le gustaban algunas costumbres que Bianchi trae a Trigoria, como por ejemplo los partidos entre romanos contra el resto del mundo en los que aflora su antipatía hacia nosotros. Apoya abiertamente a los demás y se divierte cuando nos derrotan. No tardo mucho en caer en la cuenta de que la tiene especialmente tomada conmigo porque me considera un holgazán. No hay manera de hacerlo cambiar de idea, ni siquiera trabajando el triple", siguió Totti. Todo mal.

El equipo no levantó y lo que pasaba afuera no ayudaba. Francesco todavía no llevaba la 10 (usaba la 17) ni era capitán. Pero era el romano del equipo, la esperanza de una ciudad. "Al principio no fue sencillo entender el puzzle que Bianchi estaba componiendo", dijo Totti, quien jugó 22 de los 31 partidos en los cuales estuvo el Virrey, de los cuales 17 fueron en el equipo titular y en otros 5 ingresó. Sus números se completan con cuatro goles (a Milan, Fiorentina, Reggiana y Hellas Verona), cuatro amarillas y una roja. Justamente, la expulsión vs. Bologna hizo que Totti no juega el último partido de Bianchi, la derrota en Cagliari...

"Cada vez que un periodista le pregunta qué opina de mí, Bianchi responde molesto que los hinchas exageran con lo del 'dichoso Totti', que no es fácil gestionarme sin tener en cuenta la presión popular, que soy un jugador muy joven y que está por ver cómo evolucionaré. En resumidas cuentas, da a entender que soy un futbolista 'normal' y que las expectativas que se han depositado en mí son desproporcionadas. Le gustaría ver jugar en mi lugar a Jary Litmanen, del Ajax. Si se incorporara al equipo (se habla de él como primer refuerzo de la temporada siguiente), yo debería irme. En efecto, a Bianchi le gustaría enviarme cedido a la Sampdoria", sentenció Totti, contando que lo que pasaba afuera de la cancha también lo molestaba. Y tiró: "Si me obligan a dejar la Roma, no volveré nunca más". Finalmente la historia fue otra para quien hoy es agente de jugadores y ya representa a Mateo Retegui, delantero de Boca, justamente.

Roberto Trotta fue uno de los jugadores que Bianchi llevó desde Vélez a Roma. Es más, el equipo italiano pagó una suma importante (15 millones de liras, más de 22 millones de dólares) y el central jugó 6 partidos. "Creo que a Carlos le fue mal por cabeza dura o por su forma de ser. No te imponía cosas, pero quería que hagas lo que él realmente quería y el futbol italiano en ese momento era muy complicado. No aceptaban un juego distinto al que ellos estaban acostumbrados. Uno de los grandes errores que cometió Carlos fue sacar al ídolo de ese momento, Giuseppe Gianinni. Eso nadie se lo perdonó", soltó Trotta. También contó que Julio Santella los exigía demasiado: "Nos mataba. Yo estaba acostumbrado, pero un día estábamos los 30 del plantel corriendo y terminamos cuatro. Se iban, no les importaba nada. Lo miraban al profe y le decían 'yo me voy'. El italiano nunca había corrido 12 kilómetros, y el profe quería que corrieran 14".

"Los resultados empiezan a escasear, pues el equipo tiene poco aguante y el enamoramiento del presidente po Bianchi empieza a esfumarse", sigue Totti en su biografía. Es que el equipo, además de quedar afuera de la Coppa Italia, también se despidió de la Copa UEFA, y se alejó de la pelea por la Serie A. Es más, cuando Bianchi se fue, la Roma estaba séptima. Lo sucedieron Sella y Nils Liedholm

​"No creo que en un momento determinado le diera el ultimátum 'o Totti o yo', como se rumoreó, porque semejante dilema no habría tenido sentido. Antes de irse, nos saluda brevemente. A mí me dice 'que tengas suerte', y cuando lo miro a los ojos veo un hombre triste. Ganará otros trofeos en Sudamérica con Boca, y muchos años después afirmará en una entrevista que fui uno de los mejores jugadores que entrenó, comparable con el gran Riquelme​. Pero son ideas que debe haber madurado a toro pasado siguiendo la trayectoria de mi carrera. Cuando trabajamos juntos, no me tenía en mucha consideración", detalló Francesco.

Antes de terminar su libro, recurre otra vez a Bianchi, comparando con el alejamiento de otro Spaletti: "Es una despedida impresionante. Durante mi carrera he visto muchas y siempre la he pasado mal (incluso en el caso de enemigos como Carlos Bianchi), pues la tristeza me desarma. Pero Spaletti nos desmorona sin pronunciar una sola palabra". Sí, "enemigos". Su poco feeling con Il Capitano de la ciudad fue el quiebre.

Luego de eso, a Boca: gloria y copas.

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